En un
artículo anterior, calculábamos la
"rentabilidad de la inversión"
en la Seguridad Social para un español con salario medio y 25 años de cotización (4,2% para un hombre y 5,5% para una mujer).
Ahora, toca calcular de igual manera dicha rentabilidad, solo que en esta ocasión vamos a utilizar
diversos supuestos. No en vano, los aportes (cotizaciones) y retiradas (pensiones) del sistema de Seguridad Social no son iguales para una persona que cotiza 15 años (mínimo para acceder a pensión contributiva) que para alguien que cotiza 37 (los necesarios para cobrar una pensión máxima); tampoco es lo mismo cotizar por la base máxima (1.151€/mes) que por la mínima (297€/mes); y tampoco es lo mismo ser un hombre que una mujer, ya que la mujer espera recibir pensión durante más tiempo que el hombre (la esperanza de vida al cumplir 67 años es mayor para mujeres que para hombres).
Vamos a ir modificando estos tres parámetros para
calcular las aportaciones y retiradas del sistema que se hacen durante una vida laboral bajo diferentes parámetros. A modo comparativo, calcularemos la tasa de rentabilidad de los diferentes supuestos.
Rentabilidad de la Seguridad Social
Se han elaborado
seis supuestos de cotización:
- Cotización máxima: para 2019, la cotización máxima corresponde a un salario igual a 4.070€/mes. El salario que queda por encima de esa cifra no está sujeto al pago de Seguridad Social.
- Percentil 75: el salario que deja por debajo el 75% de los salarios españoles y 25% por encima.
- Salario medio.
- Salario mediano.
- Percentil 25: el salario que deja por debajo el 25% de los salarios españoles y 75% por encima.
- Salario mínimo: la cuantía mínima a pagar es en base a 1.050€/mes correspondiente al salario mínimo distribuido en 12 pagas.
Hemos introducido también diferentes supuestos de cotización:
- Cotización mínima: 15 años.
- Cotización para obtener el máximo de base reguladora: 25 años.
- Cotización para obtener máximo porcentaje: 37 años.
Por último, y debido a la diferente esperanza de vida de hombres y mujeres, hemos calculado la
rentabilidad en función del sexo. En la siguiente tabla, podemos encontrar la rentabilidad bajo los diferentes supuestos mencionados.
Nota: todos los supuestos asumen un 2,1% de inflación en el periodo temporal considerado (inflación últimos 20 años en España). También se asume que todos los salarios crecen al 2,5% de forma nominal, con excepción del salario mediano, que crece al 2,3%, y la cotización máxima, que crece al 2,7% al año. Para la pensión mínima se asume que la persona está casada y tiene un dependiente a cargo. También se asume que una vez se accede a la pensión, la misma no pierde poder adquisitivo.
De las rentabilidades calculadas se pueden sacar interesantes conclusiones, pero para ello debemos ordenar los datos calculados.
Más cotización, menos rentabilidad
La Seguridad Social es un sistema que pretende ser contributivo, no distributivo. Es decir, a mayor aportación, mayor es la pensión final a disfrutar. Sin embargo, con datos de rentabilidad en la mano, existe un importante efecto distributivo.
Los que más aportan a la Seguridad Social tienden a ser los que menos rentabilidad disfrutan.
Si cruzamos los aportes hechos y la rentabilidad esperada, vemos que existe una relación negativa entre dichas variables. En otras palabras, cuanto más se aporta a la Seguridad Social, menor es la rentabilidad que se obtiene.
La forma de leer el gráfico es la siguiente. Cada punto azul en el mapa es la rentabilidad esperada de cada uno de los supuestos expuestos en el anterior epígrafe. Así, si nos fijamos en el punto azul que se encuentra en el extremo inferior derecho, vemos que es la rentabilidad de un hombre que ha cotizado el máximo (4.070€/mes) durante 37 años. Este hombre tendría una
rentabilidad de apenas el 0,82%, habiendo aportado más de 560.000€ a lo largo de su vida laboral.
La parte baja derecha del gráfico es donde nadie querría estar. Son personas que han realizado grandes aportaciones y esperan recibir muy poco más de lo aportado. Por el contrario, la parte superior del gráfico es donde todo el mundo querría estar (recibirían mucho más de lo aportado). A partir de estas aclaraciones podemos sacar algunas conclusiones:
- La parte superior derecha del gráfico está desierta: esto significa que nadie que realiza grandes aportaciones a la Seguridad Social recibe un alto rendimiento.
- La parte inferior izquierda del gráfico está poco poblada: esto significa que
los que realizan pocas aportaciones a la Seguridad Social tienden a recibir mucho más de lo aportado.
- La mayor parte de observaciones se encuentran en una especie de diagonal que va desde la parte superior izquierda a la parte inferior derecha: esto significa que conforme incrementa la aportación a la Seguridad Social se espera tener menor rentabilidad (es decir, recibir menos en comparación con el aporte realizado).
Por tanto, y en base a las observaciones, podríamos concluir que el sistema de Seguridad Social español
premia a aquellos que menos aportan al sistema y castiga a los que más aportan.
Más años cotizados, menor rentabilidad
En línea con el anterior apartado, incrementar el número de años de cotización tiende a disminuir la rentabilidad esperada. Si calculamos la rentabilidad media por años de cotización de las rentabilidades bajo diferentes supuestos de cotización, obtenemos el siguiente gráfico.
Aquí podemos ver que, tanto para hombres como para mujeres,
las rentabilidades esperadas caen en picado cuando incrementan los años de cotización. Así pues, la Seguridad Social premia a los que menos años cotizan al sistema, a la vez que castiga a aquellos que más años aportan.
Diferencia entre hombres y mujeres
A igualdad de circunstancias,
el retorno de las mujeres tiende a ser muy superior al retorno que obtienen los hombres. Esto se debe principalmente a la mayor esperanza de vida de la que gozan las mujeres españolas en comparación con su contraparte masculina.
La
mayor esperanza de vida de las mujeres hace que tiendan a estar más años recibiendo pensiones que los hombres (en concreto 3,6 años más que los hombres para una jubilación a los 37 años). Por tanto, cuando calculamos la rentabilidad esperada para una inversión determinada, vemos que las mujeres siempre obtienen una rentabilidad mucho mayor a la de los hombres.
Los datos de la siguiente tabla atestiguan que, efectivamente,
para el mismo monto aportado a la Seguridad Social, la rentabilidad de las mujeres es muy superior a la de los hombres.
Por último, vamos a ver que, bajo el mismo supuesto de cotización, el retorno esperado de los aportes de la Seguridad Social de las mujeres es muy superior al de los hombres.
La diferencia media entre hombres y mujeres es del 1,8%, pero puede llegar a ser casi del 5% para aquellos que cotizan en base al salario mediano durante 15 años -la razón es que el salario mediano de la mujer es inferior al del hombre y, tal y como hemos visto en el segundo epígrafe, cuanto menos se aporta al sistema, mayor es la rentabilidad-.
Por tanto, parece que
la Seguridad Socia penaliza a los hombres y premia a las mujeres (y eso que no hemos tenido en cuenta la cuantía extra que reciben las mujeres con dos o más hijos).
Conclusión
Estamos en condiciones de contestar al interrogante que planteábamos en el primer artículo de esta serie:
¿son generosas las pensiones españolas? La respuesta es la siguiente:
depende de quién seas.
- Las pensiones son muy generosas para los que menos aportan y muy poco generosas para los que más ayudan a sostener la Seguridad Social.
- Las pensiones son más generosas cuanto menos años se cotizan. La generosidad de las pensiones españolas se "disipa" conforme incrementa el número de años cotizados.
- Las pensiones son más generosas para mujeres que para hombres.
Si usted aspira a una pensión superior a la media y se cree privilegiado, le han engañado, ya que las ingentes cantidades de dinero que aporta al sistema de Seguridad Social van a tener un rendimiento paupérrimo