Pues yo estoy convencido --o al menos me esfuerzo en estarlo-- de que en ambos partidos mayoritarios hay excelentes políticos, muy preparados y honestos. El problema, en mi opinión, es que nuestra política "crea" un lider sin capacidad de liderazgo alguno, pero nosotros (los ciudadanos) enseguida acabamos aceptándolo como tal. Inconscientemente, inducidos por la propaganda de su partido, le otorgamos una capacidad de liderazgo inexistente.
La consecuencia es que nuestros "sucedáneos de lideres", por falta de preparación, se creen de verdad esa propaganda errónea y la asumen en lo más hondo de su ser, hasta el punto que, con el paso del tiempo en el poder, se endiosan porque todos los que lo rodean le estan bailando el agua permanentemente, cuando la verdad es que la mayoría de los que le rodean lo envidian, lo rechazan e incluso lo odian tan solo por el poder que detenta en sus manos y no por su valor como lider. Pero ya es el lider. Ya no se puede luchar contra su fuerza. Es la cabeza del partido. Que nadie se mueva. Porque ya sabeis el adagio político que dice que "el que se mueve, no sale en la foto".
Considerando así el problema, no tengo más solución que concluir que nuestros partidos deben seleccionar honrada y escrupulosamente a su lider; hacer de él un auténtico lider capaz de atraer la atención, la admiración y el respeto de los ciudadanos; imbuirle unos principios deontológicos que inspiren la filosofía del partido; mostrarle las ventajas de la humildad en política y, finalmente, ayudarle y llevarle en volandas hasta la Presidencia del Gobierno.
Pero eso no creo que sea tarea fácil.
Al final, siempre termino recordando aquellas palabras que los conductores de las cuádrigas romanas le repetian incansablemente al oido del general victorioso: "No olvides que solo eres un hombre"