Buenos días, Encristiano; mi alusión a Gordillo y a Cañamero como activos y valientes defensores de las víctimas de ésta estafa, se inscribía en la reflexión de la nula empatía que nuestro caso despertaba en la sociedad, particularmente en la izquierda. Éramos tenidos como gente de perras, codiciosa, a la que salió mal la jugada. No dábamos lástima, ni suscitábamos afección, sino al contrario. Creo que es un hecho objetivo que Sánchez Gordillo y Cañamero han contribuido a debilitar esa imagen falsa. El sábado pasado, sin ir más lejos, Cañamero volvió a exigir públicamente en La Noria (Tele 5) la devolución inmediata de los ahorros secuestrados. No se trata, pues, de elevarles a los altares, sino de reconocer su ayuda cuando tantos, pudiendo hacer mucho más, nos la han negado.
Por lo demás, la situación es tan deplorable que creo innecesario añadir nuestro pesimismo a ella. La fe, ya que hablamos de santos y altares, mueve montañas, y, hablando de montañas, si la montaña no viene a Mahoma, a Mahoma no le queda otra que ir a la montaña.
Ánimo, pues, Encristiano y todos, que saldremos de ésta. Y de nosotros depende, sólo de nosotros, que razonablemente bien.