Y para los que no, también os quiero felicitar, o no.
Voy a hacer otra cosa, me voy a sumar a la felicitación que os ha “dedicado” el Señor Francisco Javier Zudaire en el periódico:
Feliz Navidad, ladrones o mangantes, chorizos y tunantes, felices fiestas para los manilargos en particular y los sinvergüenzas en general.
Que lo paséis bien, fugados de la ética y fariseos de la estética, políticos deshonestos, jueces prevaricadores, abogados desahogados, periodistas calumniadores y toda la ralea de corruptos y corruptores. Feliz Navidad, macarras, explotadores, defraudadores y embaucadores, usureros y desahuciadores, obreros abstencionistas y empresarios escapistas; felices días para todos los que reniegan de la buena voluntad, de los que hacen de sus capas sayos y los que tiran piedras y esconden la mano.
Feliz Navidad para ventajistas, tahúres y truhanes, banqueros y exprimidores, para los dictadores reconocidos y los déspotas escondidos, los fabricantes de armas, que presumen de alma, los negociantes sin escrúpulos y los que no matan porque mandan matar; para los secuestradores y los justicieros del terror con sus dioses tonantes, los que asesinan a medida y a voleo, los paniaguados fiscales, los del hinchable ego, los que masacran dignidades y los que hacen de la limosna un derecho inalienable.
Felices fiestas, armadores de la guerra, saqueadores de la paz, monstruos de sonrisa charcutera, filósofos de casquería, sed felices esta Navidad mostrando vuestros fiambres a nietas y nietos. Abuelos, tíos y padres sin más conciencia que la pólvora encapsulada y la cartera a reventar, inflada. Feliz Navidad a todos los insolidarios creadores de la pobreza y a los diseñadores de la miseria, a quienes reparten desigualdades, a los falsos curas y a los golpistas militares.
Feliz Navidad para la gente que nos quejamos y no hacemos nada por remediar el daño, a los conformistas de la actividad pasiva, a los que se sientan a la puerta para ver pasar los cadáveres y ni se quitan el sombrero de los buenos modales. A los que toleramos las injusticias porque no podemos hacer nada, o eso creemos, y luego nos escandalizamos con la tinta de los titulares mientras tomamos un vermú con calamares.
Felices fiestas, mundo turbio, oscuro y traidor, solo por ver si reaccionas --si reaccionamos--, y te conviertes en algo mejor. Amén.
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