Considero que los ejecutivos que dirigen las grandes Corporaciones deben estar adecuadamente remunerados y, dado que se les contrata en base a sus conocimientos y capacidad de comunicación, debieran ser expertos tanto en obtener resultados positivos para sus entidades como extremadamente responsables y cautos en la gestión de la imagen pública no solo de la empresa sino también de su propia intervención en la misma.
Por tanto, a la vista de que estos señores han conseguido de una forma notoria desestabilizar los cimientos de la mayor y más necesaria, por comprometedora, entidad aseguradora del mundo entiendo que están incapacitados para considerarse merecedores de cualquier incentivo derivado de su gestión.
Por tanto, a la vista de que estos señores han conseguido que la imagen pública de su empresa y ahora con este asunto de los incentivos la suya propia hayan resultado severamente dañadas, entiendo que quedan inhabilitados como comunicadores y expertos en relaciones institucionales.
A continuación surgen dos preguntas ¿quién les mantiene en sus puestos? ¿a quien beneficia que sigan en sus puestos?
Resulta claro que EEUU ha volcado ingentes fondos en las arcas de AIG a fin de garantizar su supervivencia. A cambio de acciones de las que es titular la Reserva Federal. Por tanto, se dan dos circunstancias, a saber:
- la Reserva Federal tiene opciones por su posición dominante respecto de dichos ejecutivos. Si no actúa es porque no quiere o no puede o no interesa.
- Mantener ese porcentaje significa, de facto, nacionalizar la empresa lo cual colisiona con la cultura liberal norteamericana. Pero si quieren devolver al mercado ese paquete, en cualquier proporción, significará una auténtica inundación de oferta que redundaría en una caida en picado del valor, agravado si no existe demanda. La alternativa lógica es encontrar un comprador. Un fondo soberano.
Planteo una porra ¿China o Arabia Saudí?
Si véis otras opciones o si entendeis que mi comentario está falto de fundamento, espero que me convenzáis.
Saludos.