No en vano los agentes y corredores son llamados "mediadores".
No trabajamos en la Franja de Gaza, gracias a los dioses, pero nuestra labor consiste en conocer a una y otra parte, conocer los acuerdos existentes entre ambas (la póliza) y hacer que reine la concordia y la justicia en esa relación.
A veces, incluso, la lógica y el sentido común deben imperar sobre la póliza y atender a lo que en seguros llamamos "el espíritu del contrato"; es decir, lo que este pretende conseguir para el asegurado y a cambio de lo que ha pagado la prima. Teniendo claro que el contrato lo redacta el asegurador es obvio que ese espíritu puede llegar a ser un punto de consenso y solo hace falta presentarlo en el momento oportuno y con toda la inteligencia y tacto necesarios para que todos asistan a la "revelación" que supone la solución perfecta. Es un momento mágico, si me permitís la expresión.
A mí me gusta ese papel y, si bien he de reconocer que es complicado, es altamente gratificante acostarse sabiendo que alguien dormirá con una preocupación menos gracias a esa labor de mediación.
Es algo que nunca beneficiará a los asegurados que contratan sin mediador, con comisionistas no profesionales o con estructuras de venta o colocación masiva de pólizas sin servicio profesional.
Tengo un amigo que no para de enviar burofax, requerimientos notariales y presentar demandas. Para mí es algo incomprensible pues es incapaz de resolver nada negociando; siempre hay conflicto en sus relaciones. Ese es un escenario en el que yo me sentiría muy mal, más aún teniendo en cuenta que mañana, probablemente, tendrás que relacionarte de nuevo con las mismas personas. Lo mejor es contar con herramientas de mediación.
A partir de ahí, cada cual debe asumir los costes de su elección de modelo.
Saludos,