Yo lo de los exámenes tampoco lo veo. ¿A quién despedirías, al que saca un 8 en el examen pero luego se rasca la nariz todo el día, o el que saca un 4 pero trabaja sus 37 horas semanales?
La oposición no es más que un método de selección, apto para evitar enchufes (no siempre). Luego hay que realizar el trabajo para el cual pagamos entre todos, que es para lo que existe esa plaza.
Es mejor evaluar los errores, negligencias, horas efectivas en el día a día que hacer exámenes.
En la empresa privada el examen te lo hacen todos los días, si no haces bien el trabajo el próximo pedido se irá a la competencia. Ojo, que hablo de privada real, con competencia, no las concesiones. En esas lo importante no es hacer bien el trabajo, sino ser amigo del concejal o consejero de turno. Pero ese es otro tema.
Algunos sectores de la Administración sí que hay que optimizarlos, todos hemos visto ejemplos de incompetencia o pasotismo. Pero lo de despedir a los funcionarios no lo veo.
No tanto por los propios funcionarios: si alguien no hace bien su trabajo creo que debe marcharse, ya sea empresa privada o sector público, sino por quién lo decidiría. El político de turno terminaría metiendo a sus amigos.
Al final es lo de siempre. El problema lo tenemos en que con nuestro sistema no hay manera de exigir responsabilidades en la gestión. Y creo que hay que empezar de arriba hacia abajo, no de abajo hacia arriba.