Coicido esta vez con Vd. y enlazo para templar y apuntar a donde yo creo que está el quiz del asunto. Entre los extremos de 0 impuestos e impuestos por doquier creo que estamos la mayoría de las personas: impuestos sí, pero no confiscatorios sino productivos. Coincidimos en que el dinero recaudado con los impuestos no es utilizado para el bienestar social (de todos) de manera eficiente. Una parte es inevitable, el Estado, como cualquier gran empresa no es lo más eficiente. Pero además es clientelar, defiende intereses partidistas etc. etc. El grado es lo que diferencia unos países de otros. En el caso de España creo que el problema es cultural, y aquí entra la educación (el objeto de este post). Es difícil educar en una cultura de esfuerzo y ahorro cuando el pelotazo está a la vista de todos, y este es nuestro talón de Aquiles (podríamos hablar de la envidia, mal nacional, etc, pero lo doy por asumido).Siempre se habla de lo brillante o de la m...da, no de lo más corriente, de los grises donde nos movemos casi siempre casi todos ("en el pecado está la penitencia"). Todo esto lo digo porque se habla del día a día (políticos, impuestos), pero SIEMPRE se pasa por alto la Educación. Se habla de religión si o no, concertados, currículos ... pero NUNCA se exige un plan, EDUCAR con mayúsculas. Los políticos, en general, son malos -con muy honrosas excepciones- pero son el reflejo de la sociedad. Si ésta no mejora, se aplica aquello de donde no hay mata, no hay patata.Hasta que la sociedad no exija un Proyecto Educativo consensuado no habrá esperanza. Por mala que sea la clase política, si alcanza un consenso educativo, existe esperanza de eliminar radicalismos y orientar la educación hacia lo elemental: esfuerzo y valores comunes dentro de la sociedad (aquí fundamental potenciar el respeto: me encanta la discrepancia pero, por favor, argumentada). Utópico? Puede ser. A ver quien tiene narices de plantear un cambio en esta estructura clientelar. Pero si aparece un Maquiavelo utópico que pueda llevarlo a cabo, o una crisis más grande aún, se dará. Al tiempo. No creo que lo llegue a ver, pero sembraré mientras tanto.