Le comprendo perfectamente, Sr. Kawesgar. A nadie le gusta tener siquiera la sospecha de estar criando huevos de cuclillo, pero caraduras los hay en todos los estratos sociales, especialmente en el país de la picaresca, aunque a veces tiene uno la impresión de que algunos se fijan en los que se llevan el chocolate del loro.Yo he defendido alguna vez que el nivel de bienestar de un país debería juzgarse por el nivel de vía de los más desfavorecidos, pero cuando me refiero a la necesidad de una cierta redistribución de la riqueza, no lo hago tanto en ese sentido como en el de que el dinero llama a dinero y por ello la riqueza tiende a concentrarse. El problema es que la historia demuestra que la acumulación de riqueza no conoce límites y quienes tienen de su mano a la gallina de los huevos de oro son capaces de exprimirla hasta destriparla, y quizá cuando se pide pan en las calles se ha llevado la codicia demasiado lejos como para que no vengan las tortas.Ya dije en tiempos históricos que, en mi opinión, uno de los reclamos más eficaces que emplean los flautistas políticos para poner de su parte el mayor número posible de ratones es publicitar que alguien le está robando lo que es suyo por derecho y que ellos, cuando estén en el poder, se lo devolverán.Esto básicamente divide las ideologías en 2: La de los ricos le roban y la de los pobres le roban. A Vd., como persona acomodada que es, le han descubierto cuáles son los pobres que le roban. Si no es Vd. nacionalista, serán los pobres de su país. Si fuera Vd. nacionalista, serían las regiones pobres del resto del país. O puede que le hayan seducido los que explotan el nicho de señalar como pobres ladrones a los inmigrantes.Ganas me dan de felicitarle por seguir en la lucha por recuperar lo que es suyo, pues ya se sabe que, si no es por el lugar de nacimiento o por la clase social, Vd. ha conseguido hacer fortuna por ser más inteligente, más trabajador, más estudioso e incluso más guapo, porque los pobres si lo son es porque lo merecen: porque son tontos, vagos y más feos. Felicitarle, digo, porque, por ejemplo, las últimas elecciones andaluzas han demostrado que el 42 % de los andaluces con derecho a voto ha desistido de la esperanza de que un gobierno de cualquier color mejore su vida, al menos lo suficiente para molestarse siquiera en acercarse a echar el papel en la urna.Por último, si me lo permite, aunque no gano nada con ello personalmente y por eso no le voy a prometer devolverle nada, me gustaría hacerle reflexionar sobre la posibilidad de que se le haya escapado un enemigo que puede estar saliéndole más caro. Como la recompensa es más gratificante si se ha conseguido con esfuerzo, sólo le voy a proporcionar un par de indicios: averigüe Vd. qué se necesita para ser policía municipal en Alicante y piense en la posibilidad de que eso fuera la punta de la punta del iceberg. Después, por no fatigarle con muchos otros sectores en los que se hace pandi, averigüe Vd. por qué ha multado la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia a algunas constructoras y piense en la posibilidad de que eso fuera la punta de la punta del iceberg… ¿Del chocolate de cuantos loros estaríamos hablando?