El inversor suele mantener las mismas posiciones y le cuesta hacer rotación en su cartera por miedo a equivocarse. Los Unit Linked nacieron para poder cambiar de inversión y fueron un fracaso porque esos traspasos no se hacían nunca, al igual que ocurre con los planes de pensiones que suelen tener poca rotación cuando hay una gran facilidad para ello en muchas gestoras y sin ningún coste.
La concesion del premio Nobel de Economia a Daniel Kahneman, facilitó mucho el analisis de la toma de decisiones desde el punto de vista de las finnzas conductuales y demostró situaciones en que el inversor muestra en muchos casos una racionalidad defectuosa.
El inversor X es propietario de acciones de una sociedad por valor de 100.000 euros y proceden de una herencia y las tiene desde hace mucho tiempo. En alguna ocasión le asalta la duda entre mantenerlas o venderlas. Examina la cartera, comprueba que han mantenido un crecimiento a lo largo de los años y finalmente decide no hacer nada y conservarlas. Un año después de forma inesperada la sociedad va mal y la sociedad pierde el 50 % de su valor; el inversor X se encuentra que sus acciones han perdido 50.000 euros.
El inversor Y se encuentra en una situación similar, también ha heredado acciones de una sociedad por valor de 100.000 euros. La diferencia está en que el inversor Y decide venderlas y comprar otros valores que según varios analistas son más rentables. Pasado un año resulta que las acciones compradas nuevas no han sido tan rentables y valen igual que hace una año; en cambio, una operación espectacular de las acciones que tenía anteriormente hace que su valor se haya incrementado en un 50 % por lo que el inversor Y tiene el mismo valor que hace un año pero considera que tiene 50.000 euros menos de los que tendría si no hubiese vendido las acciones que había conservado durante años. Los dos inversores están igual en una situación similar, su decisión ha provocado tener 50.000 euros menos, pero anímicamente no están igual, suele estar más afectado el inversor Y porque ha actuado y ha alterado un modelo que en principio funcionaba; en cambio el inversor X puede achacarlo a circunstancias ajenas a él, a los gestores de la empresa, al sistema político, al sistema económico o a cualquier otro motivo, lo importante es que su conducta queda justificada.
El juego del siete y medio consiste en un reparto de cartas entre los jugadores e ir solicitando más cartas hasta intentar sumar siete puntos y medio; en caso de no llegar a tener siete y medio el juego lo gana el jugador que se acerca más al objetivo sin pasarse. La práctica de este juego dice que el jugador medio suele pecar en exceso de prudencia y se planta muy pronto esperando que el resto de los jugadores se pasen. El motivo de esta actitud es que nos resulta más incómodo perder como consecuencia de una acción propia que por una acción ajena, o sea, porque alguno de los jugadores saque mejores cartas. Don Mendo lo expresaba así: juego vil, que no hay que jugar a ciegas. Pues juegas cien veces, mil, y de las mil ves febril que o te pasas o no llegas. Y él no llegar da dolor, pues indica que mal tasas y eres del otro deudor. Mas ay de ti si te pasas ¡Si te pasas es peor!
La doble vara de medición que empleamos para ejecutar u omitir una acción puede ser un obstáculo en la gestión de carteras.
Consideramos que los errores en las decisiones requieren más justificaciones en el caso de alterar algo que si lo dejamos igual, sobretodo sin son cosas que llevan mucho tiempo igual.
Es importante poner por escrito las ideas, explicar claramente porque se han hecho los cambios para en una posterior lectura tener una buen base para la toma de decisiones en futuras operaciones.