En el país de Econolandia había dos personas, y una decía que el sol sale por el este y se pone por el oeste, y la otra estaba terriblemente en desacuerdo, porque decía que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Así de absurdo funciona el debate ideológico entre capitalismo y socialismo. La gente cree que son opuestos y excluyentes. ¿Sería posible que fueran lo mismo?
Eso sí, para efectos aclaratorios, cuando hable de socialismo no estaré hablando del PSOE, porque el PSOE ha demostrado tener retórica de izquierda, y el PP muestra retórica de derecha, pero sus actos revelan que son ultradestruccionistas.
La visión microeconómica
La gente tiene una visión microeconómica del país, y creen que un país funciona como una familia o como una empresa. Bajo la ideología socialista se ha impuesto el concepto de "lucha de clases" y la defensa de la condición socioeconómica de los de abajo en la izquierda, y en la derecha la defensa ciega de las empresas.
Los derechistas ven las cosas de la siguiente manera. Las empresas tienen ingresos y tienen gastos. Hay que maximizar ingresos y minimizar los gastos para producir utilidades. Los ingresos vienen de las ventas y los gastos vienen de mano de obra, materiales y costos indirectos. Lógicamente si se ha de mejorar las utilidades, se piensa en reducir costos de mano de obra. Se considera que los ingresos y gastos son cosas independientes, y que los trabajadores son una cosa distinta de los clientes. Esto se ve así porque se ve al país como si fuera una empresa (¿Por qué el gobierno no funciona como si fuese una familia o una empresa?) y se considera que las empresas cuentan con una veta infinita de clientes que no se va a ver afectada por lo que le pase a los trabajadores de la empresa.
Por otra parte los izquierdistas ven la parte de los ingresos del trabajador y ven que hay unos muy ricos y otros muy pobres a los que les pagan poco, y de allí surge el tema de la lucha de clases. Es una visión de diferentes partes del mismo modelo.
A simple vista parece que los dos tienen intereses contrapuestos, que o gana el que defiende a las empresas o gana el que defiende a los trabajadores. Esto sucede porque hay una visión microeconómica que genera una ideología que hace parecer que es así. Es como ver al suelo por un microscopio y pensar que el resto del universo es igual que eso.
La visión macroeconomica
La economía de un país ni es una familia ni es una empresa, sino que s un ecosistema. En mi post anterior Entendiendo la economia de un país en forma simple he presentado las bases de cómo funciona el esquema conceptual de una programación macroeconómica financiera de un país.
Para efectos macroeconómicos, lo que hemos descrito de las relaciones empresa-persona en la economía se mira distinto.
Los trabajadores y los clientes son los mismos, se llaman consumidores, y se observa que es precisamente por los costos de las empresas que las empresas tienen ingresos. De esta manera los costos de mano de obra terminan siendo el ingreso del trabajador que a su vez es la fuente de dinero para poder comprar y así generar ingresos para la empresa.
¿Qué ocurre si al consumidor le va mal? Si al consumidor le va mal y no tiene dinero, lo lógico es que la empresa no pueda venderle nada, porque no tiene dinero, y entonces a la empresa le va mal. Todo empresario sabe que sin clientes no hay negocio, sin cacao no hay chocolate.
¿Qué hacen los empresarios cuando les va mal? Bajo la ideología microeconómica, despiden trabajadores/consumidores, y hacen que a más consumidores les vaya mal, y eso a su vez hace que a las empresas les vaya peor, que despidan a más trabajadores y a su vez a los consumidores les vaya peor. Y así continúa el ciclo vicioso, ahsta convertir al país en tercer mundo, o cuarto mundo, o quinto mundo, lo que sea necesario antes de que los ideólogos se den cuenta de que por esa vía no va a funcionar nada.
Las actuaciones del gobierno español
El gobierno sólo ha empeorado la situación. Sabemos que uno de los roles del gobierno es ser un agente redistribuidor de dinero en la economía. En este caso sabemos que los consumidores se han quedado sin empleo y sin dinero, y al dar subsidios lo que hacen es quitarle aún más dinero a los consumidores para dárselo a determinadas empresas, es decir, está empeorando la situación de los consumidores y de todas las empresas españolas (excepto las subsidiadas por el momento), y eso tarde o temprano va a hacer que a todas las empresas españolas les vaya mal.
Es evidente que esta política no tiene nada de izquierdista, porque si fuera izquierdista subsidiaría a los ciudadanos y no a empresas y bancos que han hecho mal su gestión. No se puede alegar que los ciudadanos españoles que reciben algún tipo de caridad sean vagos o pedigüeños, porque serían vagos o pedigüeños si habiendo empleo no lo quisieran, cuando la cosa es que no hay empleo y por ende no pueden trabajar.
Con los recortes de gasto de gobierno, que traen despidos, el gobierno lo que hace es convertir a consumidores de la planilla estatal en personas desempleadas que reciben 0 Euros al mes. Es decir, daña aún más a los consumidores.
Lo mejor sería que el gobierno aplicara alguna de stas tres medidas en este orden:
- Mejorar la recaudación de impuestos, reducir la evasión fiscal
- Aumentar impuestos a los no-consumidores para redistribuir el dinero como debe hacerse.
- Reducir gastos de gobierno que no impliquen despidos masivos, como reducción de gastos de funcionarios que no son pobres, por ejemplo, pensiones de lujo de altos funcionarios, remodelaciones de oficinas, etc.
Un pobre menos es un cliente más
¿Cómo empieza a solucionarse el problema? Sabemos que sin clientes no hay negocio, entonces lo que se ocupa es comenzar a crear clientes. ¿Cómo se crea los clientes? Tomaremos la premisa de que "un pobre menos es un cliente más". Esta idea, aunque intuitiva, simple de comprender, tomó años en descubrirse en la Latinoamérica pobre, y hay algunos países de esa región donde todavía no lo han aprendido.
Entonces en la medida en que logremos convertir a ese pobre en un cliente, entonces es que comenzamos a solucionar el problema. Evidentemente esto significa darle un empleo a los pobres, que es exactamente lo que hicieron los chinos y por eso es que los chinos han pasado de ser extremadamente pobres a ir mejorando cada vez su condición, al punto de que ya hoy se atreven a protestar cuando hay malas conduiciones laborales (algo impensable hace una década), porque conforme más chinos son contratados, quedan menos desempleados para que otras empresas los tomen y eso hace que los salarios suban.
Al final el estado perfecto de la economía es cuando se maximiza la cantidad de pobres que se convirtieron en clientes, y donde esto ocasiona que los salarios hayan subido para que las empresas puedan producir y vender más y ganar más. Es decir, un país con una amplia clase media. Ese es el estado óptimo de un país. Es el estado donde los empresarios maximizan sus ganancias y es el estado en que los consumidores viven mejor. De esta manera, como los empresarios maximizan sus ganancias, este estado es el ideal del capitalismo. Y como a los consumidores les va bien, es el ideal del izquierdismo.
¿Ambos capitalismo y socialismo son lo mismo?
La razón por la que era tan ventajoso para el empresario instalarse y vender a los EUA era porque en el pasado tenía una amplia clase media y los consumidores vivían bien. Sería mucho menos ventajoso para un empresario instalarse y vender en un país pobre como Haití, donde hay muchos pobres que viven mal. La situación de Haití no es el mundo ideal del capitalismo ni del socialismo.
Entonces terminamos viendo una situación muy curiosa, donde el estado ideal de un país es el mismo para el izquierdismo que para el capitalismo. Esto sucede porque se abandona la visión microeconómica y se mira la macroeconómica. Bajo una visión angosta, casarse y hacer que el cónyuge se vuelva un esclavo(a) parece la mejor manera de beneficiarse. Pero bajo una visión macro, la visión amplia, si tratas bien a tu cónyuge, tu cónyuge se sentirá bien y tratará de retribuirte el buen trato, y al final tú te beneficias. Es que la relación empresa-consumidor es como un matrimonio. O le va bien a los dos, o le va mal a los dos.
Por eso, el objetivo del capitalismo y del socialismo es a la larga el mismo, auqnue visto desde diferentes puntos de vista. bueno, es el mismo desde una perspectiva macroeconómica, porque microeconómicamente la ideología lo hace ver distinto, y de una forma falsa.
La ideología: Un asunto de creencias
Desafortunadamente los que miran con visión angosta de la ideología creen que el individualismo y el egoísmo, la esclavitud y miseria de los trabajadores, es lo mejor para el bienestar de las empresas. Y por eso es que España va pasando de ser un país desarrollado, a tener indicadores macroeconómicos de tercer mundo. Todo es un problema de ideología de aquellos que no viéndose afectados por la crisis, sostienen las mismas ideas estrechas y microeconómicas que había antes de la crisis.
Y como el PP y el PSOE en la práctica son partidos cuyos miembros tienen ideología de ultradestruccionista, creen que deben ayudar todo lo posible a las empresas y no a los españoles. Y como siempre habrá empresas que ocupen ayuda, posiblemente la ayuda nunca llegue a los españoles.
Para peores, hay ideólogos de la religión de la escuela austriaca, como Jesús Huerta de Soto, que proponen que si se deja a los empresarios en completa y absoluta libertad (aún más de la que causó este lío de la crisis), la actividad empresarial traerá todas las virtudes y bondades de una sociedad perfecta y una economía perfecta. Entonces a la ya excesiva libertad dada a los banqueros para tomar riesgos y generar activos tóxicos que obligan a rescatar bancos a cada rato, y a la libertad de los empresarios que reciben subsidios estatales para que no tengan que vender, hay que agregar más libertad. ¿Libertad para qué? Es que según esa religión liberal, si bailas la danza de la lluvia y dejas a los empresarios hacer y deshacer a su antojo, entonces eso hace llover prosperidad para los españoles y florece el país entero. ¿Le creemos? Es que a la escuela austriaca se le ha criticado que ignoran evidencia empírica, es decir, ignoran los hechos.
Si es que el problema de aplicar las ideas de Huerta es que los empresarios ven a los trabajadores/consumidores como un costo del que hay que deshacerse, y eso ni va a traer el estado ideal del capitalismo, ni tampoco de izquierdismo, porque Huerta olvidó el detalle de explicar cómo es que su sistema hace que un pobre se convierta en cliente para que le vaya bien a todo el mundo. Es decir, olvidó decir cómo es exactamente que su religión explica que la danza de la lluvia liberal afecta a las nubes económicas para que llueva prosperidad al ciudadano español.
La ideología es una mera creencia. Si yo creo que la Tierra es plana, eso no la convierte en plana. No es culpa del mundo que el mundo no funcione de acuerdo a la ideología. El problema de la ideología es que tratan de ajustar la realidad a una creencia, y no la creencia a la realidad.
Claro, tratar de encubrir el problema de una creencia sin sustento con un currículum vitae largo, es una manera de hacerse pasar por el Papa en los tiempos de antaño, cuando ser Papa confería un currículum de que lo sabía todo y era dueño de la verdad. Sin embargo, los hechos de Latinoamérica reflejan que si no hay interés en convertir a un pobre en un cliente, la economía no se va a recuperar nunca.
Claro, en esta crisis de ideología, España tiene dos opciones. O aprende por las buenas, o aprende por las malas. Aprender por las malas significa tocar fondo y empezar a cavar y tener el dudoso honor de ser una economía más pobre que una banana republic, por seguir el modelo de administración de países como Haití.
Al final, capitalismo y socialismo requieren de una amplia clase media para que le vaya bien al consumidor y a la empresa, mientras que la ideología prevaleciente, que yo llamaría la secta destruccionista, que empuja hacia la ruina del país, para que le vaya mal a empresas y a consumidores. Y mientras tanto los de izquierda y de derecha, por estar sumergidos en una visión microeconómica piensan que socialismo y capitalismo son opuestos y entran en contienda. En el país de Econolandia había dos personas, y una capitralista decía que el sol sale por el este y se pone por el oeste, y la otra socialista estaba terriblemente en desacuerdo, porque decía que el sol sale por el este y se pone por el oeste, y aunque decían los mismo a su modo, creían tener posiciones opuestas.