Ya vienen los defensores de José Alfredo Martínez de Hoz, miembro de la dictadura y esbirro del FMI, a venir a decir que hizo un buen trabajo para enaltecerlo, cuando en realidad lo que hizo fue causar una crisis y empujar medidas cuestionables desde una perspectiva económica. El trabajo de Martínez se parece mucho y en cierta medida al pésimo trabajo económico que están haciendo hoy en España.
El 16 de marzo se muere José Alfredo Martínez de Hoz. Su muerte es opacada en titulares por la elección del nuevo Papa. Resulta irónico ver que nadie le atacó tanto estando enfermo o muerto como sucedió con Hugo Chávez. A diferencia de Hugo Chávez, quien muere antes de que se pudiera demostrar como sostenible o insostenible su modelo, los resultados cuestionables de la gestión de Martínez y de su apoyo a la dictadura argentina, así como de sus actos personales, sí se pudieron ver antes de su muerte.
Los defensores de Martínez tratan de resaltar sus "logros", al hablar de reducción de déficit e inflación, al hablar de todo menos de cómo le fue a la gente, y lo tratan como alguien que fue perseguido injustamente.
A poco de asumir, el Ministro fue escalonadamente liberando los controles de precios, el tipo de cambio, las tasas de interés y los precios de los alquileres. Se eliminaron subsidios y privilegios proteccionistas, se quitaron las confiscaciones (retenciones) de exportaciones y aparejadamente se abrió la importación. Uno de los objetivos primordiales era precisamente bajar la inflación, para tal fin se dirigieron políticas tendientes a racionalizar la economía achicando y saneando el aparato burocrático y así, el déficit fiscal se fue reduciendo del 14.35% del Producto Bruto Interno en 1975 al 4.99% en 1980. En moneda constante, el déficit se redujo en un 60% entre 1975 y 1980. Tradicionalmente, el déficit del gasto de gobierno siempre fue financiado con emisión monetaria (en 1975 la emisión representaba el 63% de dicho gasto), y por el contrario, ya por 1978 ese gasto fue abastecido con una emisión del 0%. Se pretendía acabar con el asfixiante karma del “Estado empresario” poniendo en marcha el llamado por Martínez de Hoz “gradualismo privatista”, el cual consistía en que aquellas empresas que habían sido estatizadas en el gobierno anterior y que con motivo del desastre económico heredado estaban al borde del colapso, el Estado las conservaría nombrando interventores hasta recuperarlas a efectos de mantener las fuentes laborales, y seguidamente devolverlas al sector privado por medio de licitaciones (en 1980 sumaban 120 las empresas devueltas al ámbito privado). - Demonizar es gratis: ¿pero alguien sabe quién fue Martínez de Hoz?
Sin embargo, otros cuestionan los resultados de su labor.
Advierte Eduardo Basualdo : “En marzo de 1976, la dictadura militar modificó el régimen social interrumpiendo la industrialización basada en la sustitución de importaciones que en ese momento se encontraba en los albores de su consolidación. El nuevo régimen estuvo en consonancia con el orden neoliberal que acabó con la economía mundial surgida de la posguerra y se sustentó en la valorización financiera, cuyo predominio en el país se prolongó hasta el año 2001”. La desarticulación del régimen industrial sustitutivo y su reemplazo por el de valorización financiera por parte de la última dictadura militar supuso en sus orígenes triplicar los niveles de pobreza e indigencia hasta alcanzar el 20% y el 4,3%, respectivamente, al tiempo que desmoronó a los estratos medios altos y medios plenos que, si en el año 1974 representaban el 78% de la población, en 1980 apenas expresaban el 38% de los residentes en la región metropolitana. En sentido contrario, la clase media baja, en riesgo de empobrecimiento, creció complementariamente 130% en apenas un lustro, pasando de representar el 16% al 37% de la población metropolitana, mostrando el derrotero de empobrecimiento de las franjas medias plenas y medias altas durante la dictadura que en un 52% descendieron al estamento medio bajo. - Martínez de Hoz ha muerto, sepultemos al neoliberalismo
Martínez era amigo de David Rockefeller. Pidió prestado dinero al Chase Manhattan y al FMI. Congeló los salarios, y con una inflación altísima, las ineficiencias económicas las pagó el trabajador por medio de la bajada virtual de salarios, pues los salarios perdieron 40% de su valor. Muchos negocios pequeños y la construcción no pudieron sobrevivir a esto. Lo único que salvó a la Argentina de un descalabro eran los ahorros que la gente tenía (algo que no sucedió en España).
Como esto puso a los argentinos al borde de la insurrección, suavizó la línea salarial y la devaluación del peso. Lo que sucedió fue que se controló la inflación, pero ahora era más barato importar que comprar localmente, porque la moneda argentina estaba sobrevaluada, y a ese poder adquisitivo del peso se le llamó "plata dulce". Las fábricas pequeñas no pudieron soportar y quebraron y empezó a haber un aumento del desempleo.
Martínez desreguló la banca y trasladaba las deudas privadas al gobierno, es decir, rescataba a los bancos y empresas, incluyendo la empresa de acero Acindar, en la cual fungió como CEO y como encargado de lobby de dicha empresa. Nacionalizó empresas quebradas (trasladando así las pérdidas a los contribuyentes). Las tasas de interés se duplicaron. Floreció la especulación con el peso sobrevaluado y la evasión de impuestos era rampante. El dinero de los especuladores pronto se vio envuelto en apuestas riesgosas en Argentina y afuera de ella, y en 1980 un esquema Ponzi de un banco se derrumbó. para responder al pánico, les ofreció bonos con una tasa de 60% pagaderos en USD. Así fue como el peso se volvió objeto de posiciones cortas.
Martínez impuso las tasas de interés variables que se movían con el tipo de cambio. Los que pedían préstamos confiaban en la estabilidad de las minidevaluaciones que ofrecían condiciones favorables y compraban casa. Y empezó una suerte de burbuja inmobiliaria que iba en ascenso. Pero en 1981 anuncia una devaluación profunda. Ello empujó una de las peores crisis financieras de Argentina. Los especuladores vieron sus deudas disminuidas, y los que habían pedido dinero para comprar casa, ya no podían pagar los altísimos intereses, y los pagos mensuales se volvieron hasta 10 veces más altos en 15 meses.
Dicen los defensores de Martínez que él redujo del déficit. ¿Realmente fue así? Al inicio de la dictadura se debía $7000 millones y en 1983 al restaurarse la democracia estaba en $43000 millones. Y los gastos estructurales heredados por la dictadura tras la guerra de Las Malvinas, sumados al castigo financiero por parte del FMI que había perdido a su aliado, desembocaron en la hiperinflación de 1989.
Hubo perdón para los miembros de la dictadura, que fue revertido en 2006 por un juez que declaró esa amnistía como inconstitucional. Martínez fue ligado con abusos en derechos humanos y los relacionados con Acindar. Se le acusó de estar envuelto en el secuestro y asesinato de Federico y Miguel Gutheim en 1976, y el asesinato de Juan Carlos Casariego (uno de sus asistentes). Tiene arresto domiciliario a su avanzada edad en 2010 por el caso Gutheim. En el caso de Martínez de Hoz sí se puede hablar de una labor fallida, de unas medidas algo similares a las que se han tomado en España, que fracasaron miserablemente, no sólo en lo macroeconómico sino también causaron un aumento de la pobreza y el desempleo con sus políticas neoliberales.
Resulta muy curioso que haya quienes hablan de la insostenibilidad del chavismo, o del modelo actual de Argentina, pero defienden como éxito el fracaso del modelo de la ultraderecha neoliberal que sumergió a Argentina en una de sus peores crisis, y el colapso económico empujado por las medidas friedmanianas, como las impuestas por José Alfredo Martínez de Hoz. Lo interesante es que el FMI empujó y apoyo el tormento económico de argentinos y venezolanos con su injerencia ideológica extranjera, económica y monetaria, y gracias a eso surge el chavismo y el kirchnerismo que se vuelven populares como corrientes ideológicas autóctonas. El FMI, las doctrinas friedmanianas y el neoliberalismo tienen el dudoso honor de funcionar tan mal para el bienestar de las personas, que hacen que el socialismo se vea como una opción atractiva.
Al final parece que el mayor promotor del izquierdismo en América Latina, es el FMI, y de eso no parece caber ninguna duda. ¿Irán a promover el izquierdismo futuro en España también con las medidas fracasadas de Rajoy? A los ciudadanos les duele tanto perder su empleo, como a los ricos les duele que les nacionalizen sus empresas y les quiten sus fortunas. Quítale el empleo a la gente, y a futuro nacionalizarán tu empresa y te quitarán tu fortuna. Así es como el FMI promueve los movimientos de izquierda en América Latina.