A lo largo del día de hoy hemos asistido a una brutal caída de los precios de los metales en general. Oro, plata y cobre se están despeñando.
No le encuentro sentido a este movimiento en un mundo que cada vez imprime más dinero o crea más bits, que es lo mismo, mientras la economía de los países occidentales no se está saliendo del pellejo precisamente. Al menos estamos razonablemente seguros de que EE.UU. y Japón han puesto a funcionar la máquina de imprimir a lo bestia. Y sin embargo los metales, tradicionales valores refugio, caen. Hasta a Llinares, gran entendido de la plata, le cuesta entender lo que está pasando.
Me dicen que el mundo está cambiando (¿dónde habré oído esto antes...?) que ya no es el mismo y los banco centrales pueden preferir vender valores refugio como el oro de forma coordinada en lugar de imprimir billetes. Yo no lo creo. Pero si hay algo en lo que el mundo nunca cambia es que los que mueven los hilos, que son pocos pero capaces de orquestar un movimiento como este de forma coordinada a nivel mundial, nunca pierden.
Esto me huele a brutal barrido de stops, a perforación adrede de las resistencias, para tirar de nuevo arriba con los metales. Por tanto, pongo en mis cortos en el cobre un stop-profit en poco más de 325. Si sigue bajando el cobre bien, si sube me salgo con cuantiosos beneficios. Y estoy bien pendiente de las opciones sobre plata (SI) y compra de puts del ZSL por si se cumple lo que espero y que Llinares cuenta en su blog cuando habla de las expectativas sobre la plata.
Llinares dice que cobre, plata y oro han entrado en tendencia primaria bajista, puede ser. Pero no sería la primera vez que las manos que nunca tiemblan se toman el AT a pitorreo para quedarnos todos con caras de gilipuertas. Sobre todo en un mercado tan manipulado como los metales preciosos y justo cuando Las rebajas de previsiones por parte de firmas como Deutsche Bank, Société Générale y Goldman Sachs se han sucedido en apenas una semana.
Qué casualidad ¿no?