En sus reacciones, la Bolsa se comporta con frecuencia como el borracho: llora con las buenas noticias y se ríe de las malas.
André Kostolany
Seguimiento de Kike Junior
Unificamos en una entrega las observaciones de septiembre octubre y noviembre
Decimoctava observación mensual correspondiente a septiembre 2020
Decimonovena observación mensual correspondiente a octubre 2020
Vigésima observación mensual correspondiente a noviembre 2020
Al cierre de noviembre la rentabilidad neta de impuestos del plan en conjunto (inversión en bolsa más liquidez y renta fija) es de 1.708,33 euros, un 5,49% anualizado, por encima del objetivo del 3,37%.
En estos tres meses no ha habido ninguna señal de venta, aunque en la observación de noviembre se ha quedado en puertas no saltando por centésimas (197,34 vs 197,79 de la referencia de venta). Es probable que en diciembre salte la señal de venta ya que el mercado ha seguido subiendo tras la observación.
Evolución del plan de inversión en el periodo Covid
Contemplando en perspectiva la evolución de las rentabilidades, tenemos una situación de partida en febrero con una revalorización acumulada del 23% en menos de un año (recordemos que el plan arranca en abril de 2019), una caída brutal en marzo y desde entonces una subida continuada. Todos los meses han tenido rentabilidades positivas a pesar del hándicap que supone la subida del Euro Dólar que ha pasado de moverse en torno al 1,10 en marzo a hacerlo en las proximidades del 1,20 en noviembre.
Esta subida contrasta llamativamente con el entorno macroeconómico en la que se produce.
Como vemos, la evolución estimada para el 2020 es de una caída del PIB mundial en torno al 4% (parte descendente de la línea punteada), sin precedentes desde la II Guerra Mundial. Desde 1945, el único año con crecimiento real negativo fue 2009, pero con una caída mucho más moderada.
El comportamiento paradójico de los mercados frente a la economía
El sentido común nos dice que en un período de prosperidad los precios de un índice representativo del conjunto de grandes y medianas empresas cotizadas deberían subir y en un entorno de recesión deberían caer.
Pero no es así, alimentando con ello las tesis sobre el “divorcio entre la economía real y la financiera”. Algo de eso hay, pero se trata de un factor secundario y centrado en momentos concretos, mientras que la divergencia entre la economía y el comportamiento de los mercados es muy frecuente. De ahí la paradoja bastante contraintuitiva enunciada en el aforismo de Kostolany que encabeza este artículo.
¿Cuál es la explicación? Según Kostolany, los mercados vistos con perspectiva de largo plazo se ajustan a la lógica económica. En la práctica, el ajuste se concreta en unas rentabilidades que incorporan la suma de crecimiento económico y rentabilidad por dividendo, como podemos apreciar en el cuadro de rentabilidad del MSCI World incluido al final del artículo de esta serie dedicado a los índices.
Pero en el corto y medio plazo, Kostolany señala muy atinadamente que los mercados ignoran dicha lógica y se mueven por la conjunción de dos factores: liquidez y psicología. En efecto, estos factores proporcionan una explicación coherente a los movimientos de los últimos meses.
Hay tres períodos distintos en la evolución de los mercados desde el inicio de la pandemia hasta el momento en que se escribe este artículo. Los vamos a mostrar utilizando como referencia las cotizaciones de un ETF indexado al “mundo” (emergentes incluidos) denominado en dólares.
El primero abarca el periodo entre el 19 de febrero y el 23 de marzo, en donde los precios recogen el impacto de la noticia.
Desde los máximos de febrero, 88,66, el día 19 comienza una fuerte caída reflejando la creciente preocupación del mercado. Esta preocupación se torna en pánico el día 12 de marzo tras la declaración oficial del Covid como pandemia provocando una caída del 10% en un solo día. La caída continúa hasta el día 24 alternando días de fuertes bajadas con otros de estabilidad.
En ese momento tanto la psicología como la liquidez eran muy negativas.
El segundo período transcurre entre el 24 de marzo y el 30 de octubre. Comienza por todo lo alto con una subida del 8,80% el día 24. A lo largo del período se produce una recuperación hasta niveles precovid sustentada en días de fuertes subidas alternados con períodos de consolidación y algunas caídas puntuales.
Vemos un mercado sumamente nervioso y, además, fracturado internamente ya que las subidas se concentran en valores y sectores concretos, aquellos que se considera como beneficiados o menos perjudicados por la situación, lo cual es lógico y coherente. Lo chocante es que suba en términos agregados y lo haga con fuerza.
La única explicación posible está en los bancos centrales y sus masivas inyecciones de liquidez, tema ya abordado con perspectiva histórica en un artículo de esta serie. Si no existieran, las compras de los inversores que apuesten por acciones con perspectivas positivas se compensarían con las ventas de las acciones con malas perspectivas. El agregado sería en el mejor de los casos neutro y en el peor negativo porque parte del importe de las ventas se canalizaría hacia otros activos o se quedaría en liquidez.
En definitiva, podemos caracterizar el segundo período como una situación con liquidez “hiperpositiva” y psicología negativa. El desequilibrio entre el peso de los dos factores hizo que el mercado fuera anormalmente alcista.
El tercer período acaba de comenzar y se extiende de momento a lo largo del mes de noviembre y principios de diciembre. Se diferencia del anterior en que la psicología cambia a positiva.
En circunstancias normales este sería el punto de salida de un ciclo alcista pero la distorsión provocada por los bancos centrales hace que sea una continuación de las subidas anteriores y que en una aproximación superficial no se detecten las diferencias que son sutiles pero muy significativas.
El desencadenante de este cambio es la resolución favorable de dos grandes incertidumbres, la de las elecciones norteamericanas y la posibilidad de encontrar una solución a los problemas de la pandemia a través de las vacunaciones masivas.
El resultado de las elecciones ha sido visto por los mercados financieros como el más favorable de todos los posibles, con la salida de Trump pero con un senado controlado por los republicanos como contrapeso que evite excesos en las políticas implementadas por la mayoría demócrata.
El anuncio de disponibilidad de vacunas hace que la probabilidad de una recuperación generalizada de las economías occidentales a lo largo de 2021-2022 pase de ser un piadoso deseo en las previsiones macroeconómicas de los organismos internacionales a ser algo todavía no seguro, pero sí bastante probable. Es decir, que la línea punteada ascendente del gráfico de arriba que recoge las expectativas de crecimiento en 2021 sea verosímil.
Una parte de la liquidez acumulada se mantenía a la espera y ahora irá entrado al cambiar la psicología, lo que concuerda con la ausencia de tensiones en la renta fija, al menos de momento.
El período comienza no con una subida violenta, sino con seis sesiones cinco de subidas y una plana entre el 2 y al 9 de noviembre. En total, acumulan un 9%, pero repartido entre seis sesiones no en una.
A partir de ahí, la subida continúa, alternando sesiones de subida con otras de caída, pero siendo más numerosas e intensas las subidas y con movimientos suaves que no llegan a superar el 2% y raramente el 1%
En conclusión, tenemos el primer rasgo diferencial respecto al segundo período: la disminución de la volatilidad, un indicio de subida “sana” confirmado además por la superación de los máximos previos a la pandemia.
El segundo rango diferencial es el comienzo del cierre de la fractura previa entre sectores y regiones. En el siguiente gráfico vemos el dato más significativo, el sectorial
En circunstancias normales, a medida que se vaya disipando la incertidumbre pandémica la subida debe continuar con los naturales altibajos del cortísimo plazo y manteniendo el mejor comportamiento relativo de los sectores más afectados considerados en conjunto, aunque habrá empresas afectadas de manera irreversible que no se van a recuperar del todo.
Ahora bien, si las cosas se tuercen por alguna razón, sea que el que la batalla contra la pandemia se alargue o se produzca algún nuevo acontecimiento desfavorable, habrá un fulminante cambio de opinión y una corrección importante que haga volver las cotizaciones a los niveles previos al cierre de octubre, aunque es sumamente improbable en el corto y medio plazo la vuelta a los mínimos de marzo, tendría que pasar algo muy gordo.
En resumen, en los próximos 6-12 meses estaremos en un entorno bastante claro y predecible en sus grandes líneas. Como dice otro de los memorables aforismos de Kostolany “el mercado es capaz de todo, hasta de ser lógico”. Ahora toca ser lógicos tras haber sido paradójicos durante los días más duros de la crisis.
Pero para los que operamos con perspectiva de largo plazo, la gran cuestión es que va a pasar una vez se vuelva más o menos a la normalidad. Cuestión que abordaremos en una futura entrega.
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