Estaba esperando que pronto surgieran fondos temáticos específicos sobre economía circular y/o del reciclaje para ver si las nuevas tendencias que algunos llaman modas, (pues siempre han estado ahí) cuando Oscar Álvarez que gestiona el fondo Flab pone sobre el tapete un asunto sumamente interesante.
Primero: ¿Es algo novedoso lo de ESG y la disrupción? Segundo: ¿A quién beneficia?
Ahora que hasta Florentino (no da puntada sin hilo) el del Castor se ha hecho verde como la oliva, es interesante intercambiar opiniones para contrastar opiniones.
Esto es lo que dice Oscar y lo más importante a largo plazo como ciudadanos e inversores, nos veremos beneficiados de ello. ¿Vale la pena invertir en las Befesa, Umicore, Reciclyn etc, de turno? ¿Conocéis alguna empresa más? ¿Han batido los fondos ESG a la competencia, además de hacernos un mundo más habitable? ¿Cuánto hay de verdad, y de negocio en estas tendencias?
Los seres humanos somos la leche, primero contaminamos el agua de ríos y mares permitiendo hacer buenos negocios para unos pocos y malos para la mayoría y ahora revertimos la situación gastando del erario público (vía impuestos o tarifas) recursos para que algunos pocos (los mismos que destruyeron el ecosistema vuelvan a enriquecerse-
He aquí la que nos comenta Oscar:
En los últimos años, la industria financiera, siguiendo a otras áreas de conocimiento, ha ido acuñando una serie de conceptos que nos son ofrecidos como la quintaesencia de la eficiencia, pero que tal vez no lo sean. Hay varios de ellos que ya empiezan a provocar urticaria.
En primer lugar quiero señalar a la famosa "disrupción". Para que nos entendamos, algo disruptivo fue la aparición de la rueda, la imprenta e internet. Un fondo temático, a pesar de poder ser la bomba, no lo es. Lo siento. Ni el 99% de todo lo anunciado como tal. De hecho, ni las smart cities, la digitalización, la sostenibilidad, el machine learning, y otras zarandajas tienen nada de disruptivo. Si acaso, y eso se verá tras varias décadas, son evoluciones, mejoras y modificaciones de sistemas y procesos existentes. En sí mismo, el término fue acuñado en 1995 por el profesor de Harvard, Clay Christensen y a partir de ahí, el marketing se ha encargado del resto.
En nuestra industria de la gestión de fondos, las modas nos asaltan muy frecuentemente. Como bien dijo John C. Bogle, fundador de Vanguard, esto ya no es una afición, es un negocio. Y como tal, los profesionales del sector deben ser remunerados. Cualquier fondo al uso cobra comisiones de gestión y performance por su trabajo. Pero también genera comisiones para otros actores de la industria: custodia, administración, coste de auditoría, compliance, regulatorias, monitoring, emir, legal, domiciliación, distribución y bancarias . Algunos aún le añaden de suscripción y reembolso… tan siglo veinte.
Y es entonces, cuando algún sesudo ejecutivo, rizando el rizo y acompañado tal vez por un joven con barba naranja, gafas de pasta y marcado acento británico impostado, se acercan al cubículo donde estás aporreando el Bloomberg y te sueltan: « Contreras, creo que vamos a sustituir este fondo de equity que gestionas por un mega trend var6 thematic ESG»
Porque no lo olvidemos, ahora ha de ser socialmente responsable con criterios ESG, gestionado mediante Inteligencia Artifical y eco friendly con el planeta y la FIFA.
Y esto parece que va a más. La revolución ESG es conducida por consultoras que ofrecen rankings de acciones y bonos basados en una serie de criterios. Algo que en un inicio parece bueno, tiene el riesgo de convertirse en un sinsentido por cierta ineficiencia y subjetividad, además de añadir, eso sin ninguna duda, otra linea adicional en el TER del fondo. Aún quedan, cual Asterix en la Galia, figuras como Warren Buffet y su Berkshire Hathaway, una de las inversiones más rentables en las últimas décadas, pero nada más que un pobre paria bajo criterios ESG.
Y para finalizar al componer una cartera, ¿interesan los fondos temáticos como categoría? ¿En qué porcentaje?