Las arenas bituminosas canadienses y los yacimientos ultraprofundos, como el tristemente famoso del Golfo de México, se llevan explotando masivamente desde que la cotización del petróleo pasó de $30... pero apenas alcanzan a cubrir el declive de grandes zonas productoras como el Mar del Norte (hoy Reino Unido es importador neto) o México.
Para que nos hagamos una idea de la magnitud del problema: Cuando se descubre un yacimiento de los grandes, de los que salen en las noticias, hablamos de yacimientos de 100.000 barriles/día, si son 200.000, ya entraría entre los mayores del mundo... pues bien, el supergigante Cantarell (México), el segundo mayor del mundo entonces, estaba produciendo en su pico (2004) 2,2 millones de barriles/día; su pico natural se hubiera producido antes, pero empleando técnicas de extracción agresivas (inyecciones de nitrógeno) consiguieron forzarlo... provocando, como es lógico, un declive mucho más abrupto, puesto que en vez de irse acabando poco a poco, se acaba casi de golpe (entendiendo "de golpe" dentro de lo que es una escala geológica), y a fecha de hoy estará produciendo del orden de 0,5 millones de barriles/día. Con estos datos, no es difícil de entender la subida del petróleo del último quinquenio: ¡Hace falta descubrir 15 yacimientos de los grandes sólo para cubrir el hueco que deja Cantarell!! Como esto es imposible, lo único que se puede hacer es dejar que el precio suba a unos niveles que haga rentable el refino de las arenas bituminosas canadienses, o la explotación de yacimientos ultraprofundos que nunca serían rentables con precios inferiores a $60/barril...
Pero el sistema energético mundial vive con una espada de Damocles sobre su cabeza; esa espada se llama Ghawar, el mayor supergigante del mundo, en Arabia Saudita. Este campo produce del orden de 5 millones de barriles diarios, más de la mitad de la producción de toda Arabia Saudita; y aunque los saudís no se caracterizan por su transparencia informativa, es un hecho cierto que algún día el campo entrará en declive, y se sospecha que de hecho el declive ya ha comenzado (aunque mucho menos abrupto que en Cantarell). Cierto que se podría forzar un repunte en su producción empleando técnicas de extracción agresivas, al estilo de Cantarell, pero eso sería pan para hoy y hambre para mañana (al menos en términos energéticos; en términos económicos, con los precios actuales no, pero con precios de $200/barril sí que podría estar justificado hacerlo). ¿Cómo puede el sistema energético mundial enfrentarse al declive de este coloso? No son muchas las alternativas...
- Una, mediante una subida de precios suficiente como para convencer a los saudís de la conveniencia de exprimir Ghawar al máximo. Pero tendrían que ser precios realmente elevados, pues ellos saben que no tienen más que esperar para que el precio siga subiendo de forma natural... y sin los costes adicionales de emplear inyecciones de nitrógeno.
- Dos, mediante una subida de precios suficiente como para convencer a los occidentales de la conveniencia de dejar el coche aparcado y usar el transporte público, lo que reduciría la demanda hasta equilibrarla con la reducida oferta. De nuevo hablamos de precios realmente elevados...
- O tres, preparando fuentes de energía alternativas, para poder incrementar la oferta de las alternativas cuando se reduzca la oferta del petróleo...
Cierto que hay otras medidas alternativas, que además ya se están llevando a cabo, como mejorar la eficiencia energética de los vehículos o ponerse duros con los límites de velocidad; pero el efecto de estas medidas no es suficiente para equilibrar el incremento de la demanda debido a la "motorización" de los países emergentes (principalmente China, pero también otros como India o Brasil), y sólo la reducción del comercio mundial (menos camiones, menos barcos, menos aviones y menos todo) nos ha dado un poco de tregua en lo que al incremento de demanda se refiere. Pero como salgamos un poco de la crisis...
Próximamente trataré de escribir la segunda parte de este artículo, pero viendo las tres opciones que se nos ofrecen para afrontar el declive de la producción mundial de petróleo, no es difícil adivinar que la más deseable es la tercera.
s2