He leído un artículo titulado: Las universidades de EEUU promueven un 'juramento hipocrático' para sus MBAs
Copio un fragmento:
En este sentido, la universidad de Harvard ha sido pionera en una iniciativa -a la que ya se han unido otros centros docentes de Estados Unidos- que consiste en la firma de un juramento, al igual del hipocrático de los médicos, al finalizar cualquier MBA para obtener el graduado. Con ello, los estudiantes se comprometen a no anteponer las ambiciones personales sobre los intereses de sus empleados o la sociedad.
A algunos lectores, esto les puede parecer un soplo de aire fresco que oxigena la podredumbre a la que estamos acostumbrados y que todo el mundo acepta, pero no hay nada nuevo bajo el sol.
Los que promueven este juramento no quieren darle significados rebuscados y ambiguos que pueden dar lugar a interpretaciones muy diferentes. Es mucho mejor optar por su interpretación literal: con el juramento hipocrático el individuo jura no dejar de ser hipócrita ningún día de su vida. Podrá robar y estafar sin contemplaciones al primero que pase, pero eso sí, siempre tendrá que tener preparada una buena excusa para que parezca que lo ha hecho por el bien de la humanidad (si cumple bien este juramento, en algunos casos será propuesto para el premio Nobel y en otros se le otorgará).
La noticia dice que la mitad de los alumnos se niegan a jurar. Esto demuestra tres cosas:
1 – Que no les han explicado bien los conceptos.
2 – Que no se han molestado en echar una ojeada al cumplimiento que hacen los médicos del mismo juramento.
3 – Que son todavía muy jóvenes e inocentes y no saben que a veces hay que promover gestos que anestesien las pocas ganas que suele tener la mayoría de la gente de pedir explicaciones a la élite corrupta que detenta el poder sobre las vidas y haciendas de los habitantes del planeta.
RESUMEN
Están tan convencidos de que todos somos tontos del haba, que nunca se han molestado en procurar que este tipo de gestos se cumplan durante seis meses para disimular.
Me remito a unas palabras de Diógenes de Sínope al respecto:
Gloria, capa del crimen
Crimen sin capa, el poder
Unos consejos de buen rollo a la élite que nos aplica por nuestro bien el derecho de pernada al estilo de Sodoma: teniendo en cuenta que en Internet no hay censura y que cualquier día habrá media docena de personas en el mundo que abrirán los ojos, deberíais disimular con los siguientes temas:
1 - Los visitadores médicos que, como su nombre indica, “visitan” a los médicos en los ambulatorios, deberían ir al domicilio particular de cada médico a visitarlo.
Todo el mundo sabe que los visitadores no van allí a vender las medicinas, para eso tendrían que ir a las farmacias. Tampoco van para ofrecer información sobre los últimos productos patentados y sus efectos secundarios, para eso están las revistas científicas. No en vano la medicina oficial presume de que todos sus productos han pasado rigurosos estudios científicos (lástima que este blog no tenga emoticones). Una persona que cobra mucho dinero por meter un producto inútil en el mercado no es una fuente fiable de la que un médico que juega con la vida de la gente deba fiarse.
Es la obligación de la industria captar recetadores a comisión que “coloquen” sus productos en el mercado. Y eso no sería inmoral si esos medicamentos los pagaran de su bolsillo los confiados pacientes (allá cada uno de quién se fía). Pero es obsceno que la diferencia entre productos carísimos a los que les ha caducado la patente y el mismo principio activo contenido en un genérico se paguen aumentando las emisiones de deuda pública y llevando al país a la bancarrota.
2 – Habría que meter en la cárcel a un par de docenas de altos ejecutivos de los grandes bancos de inversión, a media docena de las agencias de calificación, a los presidentes de todos los organismos reguladores del planeta y al conserje que les sube el correo. A este último como muestra de que todas las clases sociales son iguales ante la ley.
Ya sé que eso no se le puede hacer a los compañeros del campo de golf, pero dejarme terminar: se le dice al público a bombo y platillo que van todos a la cárcel, y se les saca en el telediario, esposados y sin afeitar. Inmediatamente se suben a un avión y van a una isla paradisíaca a hospedarse en un hotel privado de lujo. En ese hotel habrá gente muy profesional que sea capaz de complacer cualquier capricho que tengan sin ninguna limitación. Después de unas espléndidas vacaciones de seis meses a cuerpo de rey, ya pueden volver a hacer lo mismo que antes, pero con el doble de sueldo. El público queda contento y vuestros amigos todavía más.
3 – A los políticos corruptos, la Iglesia les debería castigar con la excomunión. El Papa, mirando a la cámara de televisión, debería decir que estos infraseres se pudrirán en el infierno por los siglos, etc. Que ni el arrepentimiento ni la extremaunción podrán salvar nunca su alma.
A la mayoría de la población le parecería un escarmiento durísimo. En cambio, ningún político saldría perjudicado, pues su alma ya la vendieron el día que entraron en política. En un sistema de listas cerradas, cualquier persona que no jure acatar las directrices de un partido político nunca entrará a formar parte de su lista electoral.
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