Analizo en esta VI entrega del fútbol como negocio y su viabilidad financiera el lamentable caso del Real Zaragoza, S.A.D., con una afición de primera vinculada en gran parte a la gran capital española y europea que es Zaragoza, con una afición europea; pero con unas Finanzas y una gestión deportiva e institucional que lleva ya muchos años transitando por unos senderos que no llevan a ninguna parte.
Ocho años nada menos lleva el Real Zaragoza fuera del lugar que le corresponde por su afición, historia, palmarés y por la importancia de su referencia geográfica e institucional, ocho años consecutivamente en la dura división de plata, en la hostil segunda división. Las funestas conexiones de la política con el deporte y una gestión financiera desastrosa del denominado agapitismo han llevado al Real Zaragoza S.A.D. al borde de la desaparición, algo que se evita en 2014 con los patronos de la Fundación Zaragoza 2032, pero continuando un interminable tránsito por segunda división y una situación financiera asfixiante que algo mejora dentro de su gravedad, pero con posiciones y situaciones de competición deportiva en general más próximas al descenso a segunda B que en soñar con un ascenso y consolidación en primera división.
La Sociedad Deportiva tiene una situación financieramente insostenible con unos déficit de caja, es decir diferencia negativa entre ingresos y gastos, de más de diez millones de euros por temporada. En buena parte es consecuencia de una penosa estructura financiera, que parte en 2014 de una deuda unos 110 millones de euros en números redondos, mientras que en estos momentos es de 71, desglosados en un 40% posterior al concurso de acreedores y un 60% derivado del concurso fundamentalmente por deudas con Hacienda y Bancos. De ese 40% de deuda posterior al concurso de acreedores cerca del 60% es con la Fundación por préstamos y créditos avalados a proveedores, con plazos de vencimiento en 2031. A corto plazo, este próximo junio vencen más de 4 millones de euros, a lo que hay que añadir notables cuantías relacionadas con el concurso y con el convenio con Hacienda, así como otras “pequeñas” cuantías.
La solución pasa por una fuerte y decidida entrada de capital extranjero, que compre el club poco menos que por cero euros, asumiendo pues 70 millones de Deuda, que para eso se hizo el cambio en los Estatutos el pasado diciembre de 2020, lo que será un alivio para el vendedor y la afición, pero un reto de primera magnitud para el comprador. ¿Quién será?
Luis Ferruz Agudo / Economista y escritor /