Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista
Mientras el personal se despista con cortinas de humo y debates maniqueos fáciles y propensos al bizantinismo, a la división y al enfrentamiento, como Monarquía Vs República, izquierdas y derechas, progresistas y conservadores, aspectos fundamentales de fuerte calado de fondo, de análisis y soluciones con rigurosidad, siguen durmiendo en general el sueño de los justos, eso es lo que ocurre por ejemplo con los bajísimos índices de natalidad españoles, de los más bajos del mundo, concretamente 1,2 hijos por mujer. Es una tendencia a la baja imparable y ya llevamos los últimos treinta años por debajo de 1,5, mientras que otros países próximos y similares como Francia prácticamente nos doblan en dicho indicador.
Las tendencias demográficas estructurales, como ésta de los índices de natalidad son un factor clave en la denominada pirámide poblacional, el envejecimiento de la población y el “invierno demográfico” que se nos avecina. Esta ominosa tendencia es una de las fundamentales para entender dicho ritmo de envejecimiento demográfico y paralelamente el resultado neto de futura población activa para el mercado laboral y cotizar a la Seguridad Social dando viabilidad a los equilibrios financieros del sistema. En consecuencia, es una variable sensible para la sostenibilidad del equilibrio financiero entre ingresos y gastos del sistema de pensiones, la previsión social y en último término para la sostenibilidad del Estado de Bienestar.
La solución pasa básicamente por dos actuaciones: a) Mejora sustancial en el mercado de trabajo, con más y mejor empleo, reduciendo precariedad e incertidumbre para que las parejas jóvenes puedan afrontar una planificación familiar adecuada. Abundando sobre el tema, los deseos de las parejas están más en dos hijos que en uno, pero la cruda realidad financiera y laboral crea esa disfunción entre deseos y realidad afrontable. b) Mejora importante en el apoyo institucional a las familias que quieran tener dos o más hijos en cuanto a red de guarderías públicas y de colaboración público-privada, incentivos financieros, apoyo decidido e intenso a la mujer en reducir la desigualdad de género en los ámbitos laborales y familiares.
Luis Ferruz Agudo /Escritor y economista/