Financiación Autonómica – IV
En lo que llevamos de siglo hemos tenido dos modelos de financiación autonómica de las Comunidades Autónomas CC.AA., el primero de 2001 y el segundo de 2009, curiosamente en pleno auge de crisis económicas, financieras, bursátiles, empresariales y sociales. Estamos ahora en una nueva crisis, además sanitaria, y se va a acometer el tercer modelo, nuevamente como respuesta a la crisis y sin duda también de nuevo por presión de las CC.AA para obtener más fondos del Estado.
Para el enfoque y clarificación de la actual reforma de financiación autonómica, que se está juntando con otras muchas, quizás demasiadas y además sin consenso, conviene recordar que el sistema de financiación tiene el siguiente desglose de fuentes de fondos o recursos del sistema:
· Los tributos cedidos o capacidad tributaria de las CC.AA
· La transferencia del Fondo de Garantía de Servicios Públicos Fundamentales, con la siguientes variables: población:30%; superficie: 1,8%; dispersión: 0,6%; insularidad: 0,6%; población protegida equivalente distribuida en siete grupos de edad: 38%; población mayor de 65 años: 8,5%; población entre 0 y 16 años: 20,5%.
· Fondo de Suficiencia Global
· Fondos de Convergencia
· Fondo de Competitividad
· Fondo de Cooperación
· Otros recursos de las CC.AA procedentes del Estado
· Subvenciones y Transferencias
· Gastos Extraordinarios ligados con la pandemia y Fondo Covid 19
Las CC.AA. han aumentado su cuantía de financiación autonómica entre 2018 y 2020 en un 11,5 %, mientras que el PIB ha decrecido un 6,3%. La respuesta del Estado ha sido similar a la de la crisis de 2008 de manera que se ha inmunizado financieramente a las CC.AA de los efectos de la crisis, lo que puede ser interpretado en clave positiva, si bien también podría tener lecturas negativas como, entre otras, un efecto desincentivador para reaccionar más autónoma y rápidamente por parte de las corporaciones públicas.
Luis Ferruz Agudo /Escritor y economista /