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Anomalías financieras, jurídicas y de varios tipos más

Estamos viviendo en España "anomalías" financieras, jurídicas y de varios tipos más, producto del inmenso poder al que han dotado algunos por activa y por pasiva a tan sólo 7 diputados de un total de 350, es decir exactamente un 2 por 100 condicionando al 98 por 100 restante.
     Anomalías financieras, jurídicas y de varios tipos más

     Estamos viviendo en España auténticas "anomalías" financieras, jurídicas y de varios tipos más, todo ello producto del inmenso poder al que han dotado algunos por activa y por pasiva a tan sólo 7 diputados de un total de 350, es decir exactamente un 2 por 100 condicionando y creando posibles efectos imitación, en su caso, al 98 por 100 restante. Sin duda un colosal disparate sobre el que tendrán que pronunciarse las más altas instancias jurídicas.  No creo que sea tan difícil enfocar las cosas de otra manera y  solucionarlo desde una perspectiva sosegada, prudente, razonable, de amplio alcance de mayoría social mucho más estable y sólida con una gran coalición al estilo de Alemania, y no es la primera vez que ocurre en el panorama internacional.  

     Lo que está impidiendo un acuerdo entre grandes partidos constitucionalistas es quizás muy probablemente la soberbia, la petulancia, las ínfulas de superioridad y el personalismo, todo ello trufado de fondo con las ansias de poder, unas veces por unos y otras veces por otros. Algunos se creen en la posesión absoluta de la verdad y construyen un relato sesgado de la realidad a partir de unas parece que irremediables pero difícilmente comprensibles para muchos "mayorías de progreso", con múltiples y evidentes contradicciones, así como un relato simplificadamente maniqueísta y de trincheras, al menos esa es la versión de la realidad para algunos quizás ocultando el trasfondo real del  atractivo hipnótico encanto y la erótica del poder en sus peores versiones.  Es imposible alcanzar acuerdos importantes y estables para la mayoría si en gran parte de las negociaciones no se da previamente y con convicción, sino todo lo contrario,  alguna probabilidad a un pacto real de consenso entre los denominados "progresistas" y  "conservadores", como es el caso de un nuevo modelo de financiación autonómica, consensuado multilateralmente, que realmente sea eficaz, eficiente, satisfactorio aunque lógicamente no óptimo, y que no sea discriminatorio entre españoles. Y así con otros temas como el de determinadas transferencias a Comunidades Autónomas, CC.AA.,  como las de inmigración. 
     De lo que se trata o debería tratar, pero ni aparece ni se le espera,  es de algo aparentemente tan sencillo como de tener visión de Estado y de largo plazo, con estabilidad jurídica y financiera de pactos interlegislaturas que sean satisfactorios para la mayoría, tratando de respetar al máximo a las minorías en la medida de lo posible, pero lo que resulta a todas luces un disparate jurídico y  financiero monumental y de todo tipo es que una minoría ponga condiciones, restricciones y limitaciones en las negociaciones y sus resultados a la mayoría, por no decir asimetrías que implican un crecimiento de las desigualdades.  
     Algunos últimos episodios de esta larga saga en cordel de anomalías financieras, jurídicas y de varios tipos más se refieren la  condonación de parte de la deuda de las CC.AA, que enmascara y enturbia el auténtico problema de fondo de la financiación autonómica. Es un modelo y un problema complejo que está prácticamente sin avances desde 2014, incluso podríamos remontarnos casi mejor a Ley 22/2009, de 18 de diciembre, con diversas administraciones y gobiernos de diverso color político.  Ahora se quiere resolver con la urgencia y el calendario  de presión que en el fondo imponen pactos políticos para que aguante la legislatura. 
     Para muchos territorios, como es el caso de Aragón la condonación de la deuda podría tener consecuencias negativas a nivel comparativo con otros territorios, dificultando todavía más la problemática de la despoblación y la vertebración del territorio, problemas que tienen varias CC.AA., así como fuertes dudas sobre la finalidad del ahorro en el pago de intereres.           Por cierto, en un escenario hipotético en el que algunos territorios consiguieran la independencia, que se proclama en ocasiones como el objetivo final por parte de algunos dirigentes, ¿qué ocurriría con las deudas condonadas a dichos territorios, pero asumidas y por lo tanto transferidas y absorbidas por el Gobierno de España, que en consecuencia asumiría el pago de principal e intereses de las deudas? 

        Luis Ferruz Agudo / Escritor, economista y naturalista/ 


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