Paul A. Samuelson (Gary, Indiana, Estados Unidos; 1915,2009) es uno de los más influyentes economistas de la Historia y el primero de Estados Unidos en obtener el Premio Nobel, concretamente en 1970, el segundo Premio Nobel en Economía después de los europeos Ragnar Frisch y Jan Tinbergen en 1969.
Los Premios Nobel de Economía se instauran en 1968 siendo el primero de ellos concedido en 1969 al noruego Ragnar Frisch y Jan Tinbergen, de los Países Bajos. El dictamen de la concesión indicaba que el fundamento era, entre otros, por desarrollar modelos dinámicos en el análisis económico
Los Nobel de Economía, prestigiosísimos galardones, son considerados el máximo reconocimiento mundial a la excelencia investigadora en Economía en cuanto a brillante aportación a la Humanidad. Creados en 1968, el primero se otorga en 1969.
Si hay un máximo galardón por excelencia, de gran reconocimiento en el mundo cultural literario y en el de la investigación científica sin duda estamos hablando de los Premios Nobel, que para el caso español está constituido por 7 destacados ilustres en el universo de la Literatura y la Medicina.
A finales de 2021 la Comisión de la Unión Europea, UE, es decir su órgano ejecutivo, remite a sus 27 estados miembros un documento de síntesis de las discusiones durante meses previos en el que se indica de manera enérgica y razonada que la energía nuclear debe ser considerada verde y sostenible
Soñar e imaginar la utopía de las Finanzas Sostenibles y de la Economía Verde del horizonte 2050 con cero emisiones contaminantes es imprescindible. Pero en estos momentos la demanda y la combinación energética requiere más energía nuclear y gas, a incluir en taxonomía verde y sostenible.
Lejos quedan los tiempos, al menos para la Comisión Europea y la innovación tecnológica así como la peligrosa dependencia energética geopolítica, en que las autodenominadas fuerzas progresistas (sic) el ecologismo folclórico y demás familia propugnaban "energía nuclear, no gracias"
En su línea habitual Europa, la Europa de los 27 ya sin la gran potencia del Reino Unido, es normalmente una notable jaula de grillos en casi todos los temas. Con la energía y concretamente la nuclear cambia ahora por fin de criterio y quiere incluirla como verde y sostenible.
Mientras Europa languidece y la tradicional civilización judeo-cristiana que la sustentaba van adquiriendo progresiva borrosidad, Rusia que se ve ahora cada vez más en sintonía con China va adquiriendo cada vez más importancia en el complicado tablero geopolítico y en el mercado del gas.
Europa no está preparada para un consumo sólo dependiente de energías de máxima sostenibilidad como la eólica y la solar. La Comisión Europea sin cejar en objetivos cero contaminación para 2050 propone considerar energías verdes y sostenibles con determinadas condiciones el gas y la nuclear.
La dependencia energética europea, en general, y el peculiar diseño de formación de precios de la electricidad según un enfoque marginalista hacen que el gas y los derechos de emisión de C02 tengan una significativa importancia en los precios finales de la energía
Mientras la clase política se enfrasca en sus maniqueísmos de confrontación simplista, en sus ventas de humo ad calendas graecas, en sus cortinas de humo de marketing político, la veterana Europa languidece. El mercado del gas es un ejemplo de la falta de unidad y de visión geoestrátegica mundial.
Da toda la impresión, por los primeros compases del año que sí, que sigue la venta de humo y cortinas de humo, que es el eterno retorno de lo mismo, nada nuevo bajo el sol. Siguen falsos debates maniqueos sobre pensiones, capitalismo, mercado laboral, izquierda y derecha, prostitución, etc.
2022 va a ser un año caracterizado por una gran volatilidad en todo tipo de magnitudes, no sólo económicas y financieras. Por lo tanto con muchos escenarios de riesgo o incluso de alto riesgo, que pueden evaluarse en su caso con expectativas y probabilidades subjetivas de expertos.
Según datos oficiales de la CNMC, Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en la factura de la electricidad, en promedio, el coste de la energía apenas llega al 30 por 100, el resto son impuestos (20%) y otros componentes.