Hace 3 años, 3 meses y 13 días que no veo a mi madre y a mi abuela.
1200 días exactos sin sus abrazos.
Sé que era el precio a pagar, cuando hace 12 años decidí salir de esa isla, que nunca salió de mi. Siempre lo supe, pero nunca sentí tanto el peso de la distancia y la nostalgia.
Mientras tanto, el cobrador implacable del reloj de arena, se ríe de mí y de mis ganas de recordar cómo fue esa despedida.
Ha pasado tanto desde entonces: una pandemia, una boda y aquí estoy yo pensando que fue lo último que escuche de ellas.
La imaginación rellena esas lagunas que deja el tiempo.
A mi abuela con sus 82 años la veo en su sillón, mirando mientras me subo al coche en el que me voy. Lanzándome una bendición, como hace 12 años y pidiendo a Dios que me proteja.
No lo recuerdo, pero prefiero imaginarla sin lágrimas.
Fuerte como es ella y como han sido sus hijas y nietas. "Las Serrate", las apodamos en la familia, haciendo honor al apellido de mi abuela.
Yo nada que ver.
Me imagino contando los segundos para sostener esa sonrisa falsa para no preocuparla. Me imagino sonriendo e intentando captar la imagen de su rostro.
Sé cómo va este juego de las despedidas.
12 años despidiéndome o perdiéndome despedidas de gente que quería, son un doctorado, del que ya saqué cum laude.
El sonido del motor y el echar andar son un alivio, para poder llorar como buen "Bernia" que soy.
Memorias de una abuela
De mi abuela que contaros.
Nacida en 1936 en un pueblo de Cuba, en una familia acomodada, con cuatro hermanos. Una rebelde para su época cuentan.
Tan rebelde como su hermano mayor Pepe, quien no dudó un segundo en fugarse de casa e irse a esa Sierra Maestra a unirse a unos barbudos y luego formar parte de la tropa liderada por alguien llamado Ernesto Guevara de la Serna (o como la historia lo recuerda Che Guevara).
Ella también se ilusionó con esa Revolución.
Se cuenta que recaudaba dinero y ayudaba en la clandestinidad a financiar al M-26 de Julio.
Esa Revolución que terminó dividendo a su familia y repartiendo a sus hermanos, hijos y nietos por ciudades de España y Estados Unidos
Sus hermanos menores cruzarían a la otra orilla y desde allí durante más de 64 años han estado separados. Esa Revolución que también le obligaría a bautizar con recelo o escondidos a sus hijos y nietos.
Se ve que Marx y Cristo eran incompatibles y uno de los dos sobraba en la isla.
Una foto en su habitación nos recuerda que de joven fue reina del carnaval. Esas fiestas populares donde conocería a mi abuelo, un marinero que encontraría el amor en un puerto y con el que juntos crearían una familia en Cienfuegos.
Ese Cienfuegos donde me despedí de ella sin saber si la volvería a ver.
Desde entonces mira desde su sillón el tiempo pasar, por esa ventana desde dónde vigila toda la calle y la entrada de la catedral, todo lo que sucede en la ciudad.
Cada vez pasa menos gente, cada vez menos feligreses entran los domingos a misa, incluso aquel cura español que la saludaba ya no está. Todos se van
A mi madre la imagino con los ojos llenos de lágrimas. Tan "Bernia" como su hijo.
Aunque el proceso de verme partir se repite cada dos o tres años, nunca una madre está lista para despedirse de su hijo, sin saber cuando volverá a verlo. Tampoco un hijo lo está.
No podía imaginar mi madre que meses después le tocaría ver la boda de su hijo pequeño por un móvil.
No podía imaginar que un virus de China y la burocracia le impedirían llevar al altar de la mano a su hijo.
Ninguna madre debería ver la boda de su hijo por un móvil. Ninguna ley o trámite burocrático debería impedirlo. Pero son tiempos raros estos que nos ha tocado vivir.
Ese día, mientras subía al avión, con ese gorrión que se te queda cuando dejas atrás una parte importante de ti y solo la racionalidad te hace seguir adelante; no podía imaginar que comenzaría mi particular odisea para volverlas a ver.
Nacida en 1936 en un pueblo de Cuba, en una familia acomodada, con cuatro hermanos. Una rebelde para su época cuentan.
Tan rebelde como su hermano mayor Pepe, quien no dudó un segundo en fugarse de casa e irse a esa Sierra Maestra a unirse a unos barbudos y luego formar parte de la tropa liderada por alguien llamado Ernesto Guevara de la Serna (o como la historia lo recuerda Che Guevara).
Ella también se ilusionó con esa Revolución.
Se cuenta que recaudaba dinero y ayudaba en la clandestinidad a financiar al M-26 de Julio.
Esa Revolución que terminó dividendo a su familia y repartiendo a sus hermanos, hijos y nietos por ciudades de España y Estados Unidos
Sus hermanos menores cruzarían a la otra orilla y desde allí durante más de 64 años han estado separados. Esa Revolución que también le obligaría a bautizar con recelo o escondidos a sus hijos y nietos.
Se ve que Marx y Cristo eran incompatibles y uno de los dos sobraba en la isla.
Una foto en su habitación nos recuerda que de joven fue reina del carnaval. Esas fiestas populares donde conocería a mi abuelo, un marinero que encontraría el amor en un puerto y con el que juntos crearían una familia en Cienfuegos.
Ese Cienfuegos donde me despedí de ella sin saber si la volvería a ver.
Desde entonces mira desde su sillón el tiempo pasar, por esa ventana desde dónde vigila toda la calle y la entrada de la catedral, todo lo que sucede en la ciudad.
Cada vez pasa menos gente, cada vez menos feligreses entran los domingos a misa, incluso aquel cura español que la saludaba ya no está. Todos se van
A mi madre la imagino con los ojos llenos de lágrimas. Tan "Bernia" como su hijo.
Aunque el proceso de verme partir se repite cada dos o tres años, nunca una madre está lista para despedirse de su hijo, sin saber cuando volverá a verlo. Tampoco un hijo lo está.
No podía imaginar mi madre que meses después le tocaría ver la boda de su hijo pequeño por un móvil.
No podía imaginar que un virus de China y la burocracia le impedirían llevar al altar de la mano a su hijo.
Ninguna madre debería ver la boda de su hijo por un móvil. Ninguna ley o trámite burocrático debería impedirlo. Pero son tiempos raros estos que nos ha tocado vivir.
Ese día, mientras subía al avión, con ese gorrión que se te queda cuando dejas atrás una parte importante de ti y solo la racionalidad te hace seguir adelante; no podía imaginar que comenzaría mi particular odisea para volverlas a ver.
Muros y Puertas
Cuando salí de Cuba, sabía que renunciaba a muchas cosas.
El sello en mi pasaporte quitaba espacio a la familia, amigos, cumpleaños, navidades acompañado, etc.
No necesitaba estudiar economía para entender claramente el concepto de coste de oportunidad.
Si algo me movía es saber que con mi nueva vida, podía regalarles una nueva vida a la gente que quería. Pero en ese entonces solo tenía un pasaporte, unas monedas en el bolsillo y mucho miedo en la cabeza.
Me tomó años darme cuenta de que irme fue la decisión más egoísta que quizás tomaré nunca pero también la más generosa, con la gente que quería y me querían.
He mirado de frente durante 12 años a la soledad, a la depresión, a la nostalgia, a las estrecheces económicas, pero curiosamente eso me ha permitido conseguir mucho más de lo que soñé alguna vez.
También irme y toda la travesía por el desierto de los primeros años me permitió conocer a la persona ideal para compartir mi vida.
Era abril de 2021 cuando dijo si quiero.
Ya la pandemia daba sus últimos coletazos y el diciembre parecía un buen mes para organizar la celebración, tiempo suficiente para conseguir que sentado en el banquete mirase a mi izquierda y viese esas caras que me vieron crecer y me lo dieron todo.
Sería mi agradecimiento por tanto y mi manera de que 10 años de ausencia se borrasen en una tarde mágica.
Pero no lo iba a tener fácil.
El proceso para conseguir que viniesen mi abuela y mi madre no era difícil supuestamente si tenía el dinero. O eso al menos parecía.
- Solicitar carta de invitación a la polícia
- Solicitar visado Schengen al Consulado de España en La Habana
Detrás de esos dos sencillos pasos se escondía el monstruo de la burocracia más grande al que me he enfrentado y que durante 1200 días me ha tenido alejado de mi familia.
(Cómo curiosidad casi todas las nacionalidades latinoamericanas pueden venir a España 90 días solo con un billete de avión, un itinerario o justificación del viaje y demostrar solvencia económica). En el caso de Cuba por la elevada emigración no es así.
El 19 de Junio envié el email para solicitar la cita para tramitar la carta de invitación en la comisaría de Valencia. El 26 de Junio recibiría el primer jarro de agua fría
Si no lo sabes, Cuba desarrolló sus vacunas para el COVID 19 y hasta día de hoy no las ha certificado ante la OMS. Con ellas vacunó a toda la población de Cuba.
España y la Unión Europea no permitían entrar a viajeros cubanos ni con PCR negativa.
Una orden ministerial que se prorrogaba mes a mes, incluía los países de los cuales se podía admitir visitantes con esa prueba PCR y vacunados. Cuba nunca fue uno de ellos a pesar de tener una tasa de incidencia mucho menor que cualquier país.
No estaba dispuesto a rendirme.
El problema era que las vacunas cubanas no estaban en la OMS, pero justo leí esta noticia y un halo de esperanza se me cruzó.
Rápidamente conseguí que mi abuela y mi madre se vacunarán con Sinopharm, una vacuna China que si estaba entre las reconocidas por la OMS.
Poco me duro la alegría.
Un nuevo email de la policía me recalcaría que a cubanos no se les emitiría cartas de invitación.
Intenté desesperado de enviar un email al Consulado de España para tramitar un visado humanitario por 7 días, pero nada hizo efecto.
Esta vez las puertas se cerraban y tenía que sacar fuerzas para explicarle a mi madre que no estaría el día de mi boda, al menos de forma presencial.
Fueron días duros.
Con cada persona que me encontraba te hacían la pregunta de ¿y tú familia de Cuba viene? y tocaba pasar por el quirófano que suponía sentimentalmente dar la respuesta.
El día de la boda llegó y unas fotos en el álbum me recuerdan la llamada con mi madre, mientras me vestía o cómo un móvil en videollamada la hacía partícipe de la ceremonia.
No me sentí solo, pero si sentí su ausencia.
Me prometí por un día ser un Serrate y no llorar y mira si lo conseguí a pesar de tanta emoción. Hasta que un vídeo inesperado en medio del banquete, donde los "que faltaban" se hacían presentes, me recordó que nunca dejaré de ser un "Bernia".
(Cómo curiosidad casi todas las nacionalidades latinoamericanas pueden venir a España 90 días solo con un billete de avión, un itinerario o justificación del viaje y demostrar solvencia económica). En el caso de Cuba por la elevada emigración no es así.
El 19 de Junio envié el email para solicitar la cita para tramitar la carta de invitación en la comisaría de Valencia. El 26 de Junio recibiría el primer jarro de agua fría
Si no lo sabes, Cuba desarrolló sus vacunas para el COVID 19 y hasta día de hoy no las ha certificado ante la OMS. Con ellas vacunó a toda la población de Cuba.
España y la Unión Europea no permitían entrar a viajeros cubanos ni con PCR negativa.
Una orden ministerial que se prorrogaba mes a mes, incluía los países de los cuales se podía admitir visitantes con esa prueba PCR y vacunados. Cuba nunca fue uno de ellos a pesar de tener una tasa de incidencia mucho menor que cualquier país.
No estaba dispuesto a rendirme.
El problema era que las vacunas cubanas no estaban en la OMS, pero justo leí esta noticia y un halo de esperanza se me cruzó.
Rápidamente conseguí que mi abuela y mi madre se vacunarán con Sinopharm, una vacuna China que si estaba entre las reconocidas por la OMS.
Poco me duro la alegría.
Un nuevo email de la policía me recalcaría que a cubanos no se les emitiría cartas de invitación.
Intenté desesperado de enviar un email al Consulado de España para tramitar un visado humanitario por 7 días, pero nada hizo efecto.
Esta vez las puertas se cerraban y tenía que sacar fuerzas para explicarle a mi madre que no estaría el día de mi boda, al menos de forma presencial.
Fueron días duros.
Con cada persona que me encontraba te hacían la pregunta de ¿y tú familia de Cuba viene? y tocaba pasar por el quirófano que suponía sentimentalmente dar la respuesta.
El día de la boda llegó y unas fotos en el álbum me recuerdan la llamada con mi madre, mientras me vestía o cómo un móvil en videollamada la hacía partícipe de la ceremonia.
No me sentí solo, pero si sentí su ausencia.
Me prometí por un día ser un Serrate y no llorar y mira si lo conseguí a pesar de tanta emoción. Hasta que un vídeo inesperado en medio del banquete, donde los "que faltaban" se hacían presentes, me recordó que nunca dejaré de ser un "Bernia".
Regreso a Ítaca
No sabía Ulises, cuando partió de Ítaca en un viaje de un mes, que tardaría años en regresar.
Para mi desde hace unos años Cuba dejo de ser Ítaca y solo lo que quedaba allí era lo que me importaba.
Si ya había decidido no volver toda mi energía y dinero lo iba a focalizar en intentar volver a vernos aquí.
La famosa orden ministerial dejaría de estar en vigor en mayo de 2022 y la oportunidad se presentaba ante mi.
Si recordamos el proceso necesario era el siguiente:
- Conseguir la aprobación de la carta de invitación en la policía
- Conseguir una cita en el consulado de España en La Habana
- la aprobación de ambos visados.
Parecía sencillo, pero en el camino de aprobación de un visado se parece mucho al Purgatorio de Dante. Tan cerca del cielo como del infierno.
1) Carta de Invitación
Para quien no esté familiarizado, os cuento que es un trámite dónde un ciudadano o residente en España tiene que solicitar una autorización para que una o varias personas puedan visitar el país.
Se tramita en la policía nacional de cada municipio y debes presentar los siguientes documentos:
- Contrato de alquiler o propiedad y últimos 3 recibos
- Nota simple de la vivienda
- Certificado de empadronamiento colectivo
- Se mira que tengas espacio en casa y condiciones para que la persona invitada pueda estar el periodo solicitado
- Tasa 790
- Pasaporte de los invitados
- Formularios de solicitud
Aquí el mayor problema fue encontrar una cita. No sé en otras regiones de España, pero cualquier cita previa en Valencia en la administración es un auténtico calvario.
En mayo conseguí una cita para el 11 de Julio, que casualidad, me dije en su momento.
Tenía la cita un año después de aquel domingo en que mi Cuba pareció decir basta y que marcó el inicio de uno de los mayores éxodos en tiempos de paz que se recuerdan.
En el trámite tenían más de 3 meses para responder pero una llamada dos días me avisaría que ya tenía el primer paso.
Ya están aquí me dije. Bendita inocencia.
2) Cita de visado en el Consulado de España en La Habana
España es uno de los países del mundo con mayor % de población con nacionalidad fuera de sus fronteras. Luego de la ley de Memoria Histórica de Zapatero, cientos de miles de nietos de españoles que emigraron a Latinoamérica lograron la nacionalidad.
Argentina, Venezuela, México y Cuba cuentan con una gran cantidad de personas con doble nacionalidad.
A pesar de esto históricamente el funcionamiento del mismo ha sido un desastre y un nido de corrupción sobre todo por los trabajadores locales que son parte del personal administrativo de la institución.
El de Cuba no iba a ser la excepción.
El 25 de Mayo de 2022 el Consulado avisaba la eliminación del requisito de vacunas de la OMS para que cubanos pudieran entrar a España
El 20 de Julio lanzaban un nuevo comunicado
¿Cómo era posible que las citas se hubiesen agotado hasta Septiembre?
El Visado Schengen que utilizamos los ciudadanos españoles que tenemos familiares no comunitarios para que puedan venir de visita es el mismo que se utiliza para los viajes de turismo.
¿Pero hacen turismo los cubanos en España?
Es una de las preguntas que te habrás hecho y más si sabes que el salario medio en Cuba no supera al cambio real los 30 euros por mes y que 2022 fue uno de los países con mayor inflación del planeta.
La realidad es que es una vía que se popularizó para escapar de la isla por las personas que tenían familiares en otros países o que vendían todo para ingresar aquí. Mejor quedarse en situación irregular en España que sobrevivir en la isla decían.
Enseguida que el consulado abrió la citas, personas y agencias que se dedican a acaparar todas las disponibles y venderlas por precios astronómicas, dejaron a muchas familias sin poder reunirse.
El día 20 de julio envío un email al consulado. Antes no me habían respondido pero al menos yo sentía que tenía que desahogarme.
Mi sorpresa es que responderían a los días
Tocaba esperar a ese nuevo sistema mágico.
El 17 de agosto llegó el nuevo sistema que puedes consultar aquí.
En resumen introducían un paso previo por el cual debías enviar un email con los siguientes documentos
- Una foto sosteniendo el pasaporte de forma legible
- El formulario de solicitud rellenado
- El seguro médico privado pagado
- Preboleto de viaje con las fechas previstas
* Todos los documentos en su suma no podían pesar más de 1MB porque sino el sistema te devolvía el email y no podías enviar el email de nuevo hasta luego de 10 días hábiles.
El 19 de agosto envíe mi primer email tanto para mi madre como abuela. Recibí una respuesta automática confirmando la recepción de todos los documentos bien.
Todo parecía sencillo, incluso habían aparecido citas para todo el mes de septiembre, casi 200. Con lo que ya me veía celebrando el cumple de mi madre en octubre o el mío en noviembre junto a mi abuela.
Pero no iba a ser tan fácil.
Unos mensajes en grupos de telegram y whatsapp alertaban que desde el día 18 de agosto por la tarde no se recibía ninguna respuesta.
Empezaron los días y cientos de personas veían con dureza como se vencían sus papeles (tienen validez de 3 meses) porque el consulado no enviaba los usuarios y contraseña necesarios para solicitar su cita.
Uno de ellos era yo.
Con esperanza, cumplí y en el plazo que habían marcado envíe de nuevo la documentación los días 25 de agosto, 10 de septiembre, 25 de septiembre, 10 de octubre y 23 de octubre.
Delante de mis narices, vi como cada martes y jueves se perdían decenas de citas, sin que nadie pudiera presentar sus documentos.
La desesperación en los grupos era total. Los que vivían en la isla se acercaban y la respuesta era que todo funcionaba con normalidad y la prueba era de que una o dos personas si les llegaban las credenciales.
Mientras viajaba por Chile y México y organizaba eventos por trabajo, no dormía por la angustia e impotencia. Aprendí en esos viajes la dureza de triunfar en algo pero no poder disfrutarlo por tener la mente en otra cosa.
El día 4 de octubre volví a escribir al consulado.
Esta vez no respondieron.
Decidí ponerme manos a la obra y presenté una reclamación ante el Defensor del Pueblo contando la situación.
Además solicité al Portal de Transparencia un requerimiento para saber el número de citas que se habían quedado vacías en septiembre y octubre mientras miles esperabamos las credenciales y también la cantidad de recursos que se habían destinado por parte del Consulado a enviar las mismas.
El 25 de octubre decidí ir más allá y busqué cuanto email había en el Ministerio de Exteriores y envíe el mismo email comentando los procedimientos que había iniciado.
El día siguiente a las 8 de la mañana hora de Cuba por arte de magia llegarían las credenciales de mi madre y mi abuela.
Ya estaba me dije.
Rápidamente les escribí a amigos que también estaban en mi proceso, pero fui un afortunado. Meses después de aquello aún no han recibido sus claves para poder ir a la cita.
Deje lo que estaba haciendo esa tarde y entré a la plataforma de las citas. Y si hasta hace unos días había para cualquier hora de pronto habían desaparecido.
Vuelta a empezar me dije en mi pesadilla.
En un grupo de Telegram alguien comento que las citas solo estaban saliendo entre la 1 y las 6 de la mañana de España, la madrugada de lunes a martes o de miércoles a jueves.
El primer día me puse la alarma para las 6 de la mañana y que golpe cuando entré al grupo y ví que sobre las 4 habían sacado y ya no quedaban. Eran citas para el 25 de noviembre.
El siguiente lunes me prometí que no se me escaparía, no tenía seguridad de que ese era el sistema o era un rumor de un grupo, pero me dispuse a poner alarmas cada 30 minutos desde la 1 de la madrugada.
Puse el IPAD, el ordenador y el móvil listos y cada 30 minutos abría los ojos, actualizaba por si habían salido las citas.
A las 5.30 estaba casi a punto de apagar la alarma cuando aparecieron esas barras verdes con los horarios de las citas. No se me iba a escapar esta vez, ya tenía guardado los usuarios y fue fácil reservar las dos primeras para el día 29 de noviembre.
Luego de eso, devolví el favor de aquel samaritano que me chivó el sistema del consulado y puse en el grupo que había citas disponibles, 20 minutos después ya no quedaban. Pienso que gracias a eso alguna familia que no conozco pudo pasar juntas las navidades después de tanto tiempo.
Ya estaba me dije.
Rápidamente les escribí a amigos que también estaban en mi proceso, pero fui un afortunado. Meses después de aquello aún no han recibido sus claves para poder ir a la cita.
Deje lo que estaba haciendo esa tarde y entré a la plataforma de las citas. Y si hasta hace unos días había para cualquier hora de pronto habían desaparecido.
Vuelta a empezar me dije en mi pesadilla.
En un grupo de Telegram alguien comento que las citas solo estaban saliendo entre la 1 y las 6 de la mañana de España, la madrugada de lunes a martes o de miércoles a jueves.
El primer día me puse la alarma para las 6 de la mañana y que golpe cuando entré al grupo y ví que sobre las 4 habían sacado y ya no quedaban. Eran citas para el 25 de noviembre.
El siguiente lunes me prometí que no se me escaparía, no tenía seguridad de que ese era el sistema o era un rumor de un grupo, pero me dispuse a poner alarmas cada 30 minutos desde la 1 de la madrugada.
Puse el IPAD, el ordenador y el móvil listos y cada 30 minutos abría los ojos, actualizaba por si habían salido las citas.
A las 5.30 estaba casi a punto de apagar la alarma cuando aparecieron esas barras verdes con los horarios de las citas. No se me iba a escapar esta vez, ya tenía guardado los usuarios y fue fácil reservar las dos primeras para el día 29 de noviembre.
Luego de eso, devolví el favor de aquel samaritano que me chivó el sistema del consulado y puse en el grupo que había citas disponibles, 20 minutos después ya no quedaban. Pienso que gracias a eso alguna familia que no conozco pudo pasar juntas las navidades después de tanto tiempo.
3) Visados Schengen de 90 días
Ya tenía las citas y ahora venía curiosamente lo que más miedo me daba.
El consulado también tiene fama de ser uno de los que mayores tasas de rechazo de visados tienen.
Hace tres años rompieron los sueños de mi amigo "Miguel" y su familia cuando intenté ayudarlos a tener una nueva vida con un visado de estudios por un Máster en España y no le dejaron más salida que lanzarse a la aventura de cruzar las fronteras de Centroamérica para darle un futuro a su familia.
Sobre Miguel y su travesía te hable en El emigrante en busca del sentido
También junto antes de la pandemia habían denegado a mi prima o casi hermana cuando también intentó estudiar en España.
Los requisitos para obtener el visado de 90 días eran los siguientes:
- Formulario de solicitud de visado Schengen
- Fotografía
- Pasaporte válido y en vigor
- Seguro médico de viaje
- Abono de la tasa de visado
- Documentos que acrediten el motivo del viaje y las condiciones de la estancia, la disponibilidad de medios económicos suficientes, y que permitan establecer la intención del solicitante de abandonar el espacio Schengen antes de la caducidad del visado.
- Prueba de Demarcación Consular
A simple vista no parece nada complicado pero detrás de eso en el caos de Cuba hasta conseguir una foto es una odisea.
Tenía que demostrar solvencia económica para mantener 100€/persona/día lo que suponía presentar un cheque por 18.000€. Ya podréis imaginar que mi madre y mi abuela en su vida podrían reunir esa cantidad.
Ya solo eso era un limitante, que si estuviera solo en esta vida habría tirado por tierra todo.
Pero una de las lecciones que me ha dado la vida es la importancia de saber con quién decides pasar tus días.
Es muy difícil para alguien que ha nacido en España poder asumir todos los sacrificios que supone ser cubano y tener familia allí y que lo ponga como una de sus prioridades.
Yo he luchado mucho y todo lo que tengo diría que he peleado por ello, pero mis grandes logros se quedarían en nada sin la persona con la que comparto mis días.
En silencio y a veces sin recibir el cariño que he recibido yo le ha cambiado la vida a mucha gente que ni siquiera conocía.
Quizás nunca se lo he dicho lo suficiente, pero si lees estas letras: Gracias
Volviendo a los requisitos, tuvimos que "agilizar" la obtención de certificado de nacimiento de mi madre, mi abuela y míos que probara nuestro parentesco. En estos trámites no valen miles de fotos y recuerdos juntos sino tienen un sello.
También presentamos la propiedad de la casa de mi madre y su contrato de trabajo en la isla, para espantar el fantasma de ser una "posible emigrante".
El día 29 tuvieron la cita. Mi abuela que en 4 años no había caminado más de 100 metros, se subió al coche y recorrió los 250 kilómetros que separaban Cienfuegos de La Habana.
Luego de eso había que esperar entre 15 días y un mes para la respuesta.
Un día después la aplicación marcaba que ya estaba "Resuelto". Un informático o funcionario sin piedad ha decidido que el sistema de visado no ponga si es favorable o no la resolución de un visado, sino que un frío "Resuelto" te hace viajar con incertidumbre de la respuesta.
De más está deciros que los días que transcurrieron desde ver estas imágenes hasta que mi madre pudo ir a buscar el resultado fueron un sinvivir.
El lunes 5 de diciembre sabríamos. Cada minuto que estaba en la cola se me hacía eterno. No quería ilusionarme, ya había vivido varios fracasos, y los tenía demasiado recientes.
La cola era interminable y cada foto contaba las personas que le quedaban para saber el resultado.
Sonó el teléfono y no salían las palabras de la voz de mi madre.
Lo había conseguido!!!!!!!
Lo habíamos conseguido!!!!
Ha pasado mucho, he pasado por mucho, ellas han pasado por mucho, pero ya terminó la espera.
1200 días después terminará esta odisea de un abrazo y tendrá sentido todos esos 12 años dónde no veía sentido a muchas cosas y decisiones.
El Niño, Los Sueños y el Reloj de Arena
Ya no soy ese niño que se fue de Cuba en 2011, mi abuela no tiene la fuerza en las piernas que tenía entonces y alguna arruga en el rostro de mi madre me dice que el tiempo ha pasado.
Pero sigo siendo ese soñador que aún piensa que puede cambiar a mejor la vida de todos los que han marcado la mía. Es mi misión en el mundo.
Fracasé en conseguir que mi mentor y mi ídolo (mi abuelo Rolando) viera con sus ojos lo que estaba construyendo, pero donde quiera que esté, seguro que está orgullo de ver cómo este fin de año, quien besa y abraza a mi abuela Martha, soy yo.
Esta nochebuena y nochevieja ha vuelto a estar junta la familia.
La veo presidir la mesa y dar su discurso mientras mira en una pantalla, con lágrimas en los ojos a su nieta y bisnieto que quedan en Cuba. Siento que estamos todos, los que están en la mesa y los que nos cuidan desde arriba.
No he llorado nada desde que la ví bajar de ese tren que llegó tarde. Ahora me toca disfrutar y crear recuerdos junto con ellas.
Quizás me esté convirtiendo en un "Serrate".