Alguna vez se han criticado mis post bajo la premisa de que me gustaría tener mucha audiencia y por tanto escribo lo que todo el mundo quiero oír. Es posible que sea cierto. Por un lado resulta que es cierto que el tema de audiencias es importante. Creo que es totalmente obvio; Uno de los objetivos de este post es meramente egoísta ya que de vez en cuando sirve para desahogarse. Pero desde luego, más allá de los desahogos, lo que me interesa fundamentalmente es tratar de ir poniendo cierto contrapunto a la cantidad de burradas que se leen. El esfuerzo que pueda costarme escribir un post es el mismo si lo leen dos personas, diez mil o dos millones; sin embargo la recompensa no es la misma. Por tanto, desde luego sí que es la audiencia algo que me importa.
De hecho, lo curioso de esta crítica es la idea contraria; ¿Qué pretenden los que escriben que España necesita una “devaluación competitiva de salarios”?. Para los que no lo hayan entendido una devaluación competitiva de salarios es la forma elegante de decir bajar los sueldos y los ingresos de la gente. ¿no pretenden tener audiencia?, ¿nos cuentan lo que no quiere oír la gente?.
Respecto a la primera pregunta, la realidad es que para no pretender tener audiencia, lo cierto es que consiguen mucha más audiencia que un humilde servidor. Por lo tanto, la primera contradicción está en que si la audiencia fuese el principal objetivo, trataría de imitar a aquellos que tienen más audiencia. Y supongo que no hace falta ser demasiado espabilado para comprobar que si estamos hablando de un consenso unánime por determinadas medidas, es que aquellos que defienden estas medidas son los más distribuidos y por tanto leídos.
Siendo claros, todo el mundo sabe que según el mensaje de un determinado escrito, va a ser distribuido de una forma u otra. Y todo el mundo sabe que aquellos post que vayan a favor de unos intereses determinados van a ser distribuidos por los cuidadores de redes sociales y medios de comunicación afines a lo que digas. Por tanto, es más que evidente que si la audiencia fuese el valor que motivase fundamentalmente en lugar de algo que simplemente importase, tenga claro el supuesto crítico que el enfoque sería completamente diferente. Me apuntaría sin reservas a las soluciones definitivas, (por lo menos a las primeras), me apuntaría a las bajadas de sueldos, a rescatar bancos, a proteger oligopolios o a que generar negocios con el presupuesto público es algo bueno. De esta forma, tendría mucho más sencillo entrar en el circuito de los leídos; porque no nos engañemos, los que nos salimos de todos estos dogmas de esta pseudoreligión de perogrulladas que nos domina, tenemos por sistema una difusión mucho menor, aunque lo curioso es que es posible que seamos más.
Además hay otro pequeño detalle que limita un poco la audiencia y son los límites propios que me he impuesto. Existen determinados temas sobre los que simplemente no puedo escribir, por razones que no vienen a cuento. Y a veces es una pena, porque en alguna ocasión sí es posible que pudiese conseguir una cierta audiencia.
Por lo tanto, a pesar de que por supuesto que agradezco una audiencia importante, creo que estoy en condiciones de demostrar que la importancia está más en el aspecto cualitativo que en el cuantitativo.
Respecto al argumento de “lo que la gente quiere oír”, es otro argumento que no acabo de entender. Por un lado nos encontramos con una crítica a la sociedad que nos cuenta que prefiere estar entretenida con otros temas menos frívolos y que no quiere oír problemas y luego van y me critican por decir que escribo lo que la gente quiere oír. Al igual que respecto al importe de lectores, estamos ante una grave contradicción. La explico; escribo post que en ocasiones son bastante densos, y desde luego sobre los puntos que van mal. ¿Encaja esto con lo que la gente quiere oír?.
La información que busca cada una de las personas, (en este sentido potenciales lectores), depende de multitud de factores, y una gran mayoría de las personas no quiere oír sobre los problemas porque en el fondo mucha gente asume que son inevitables. Pero tengamos claro que son minoría las personas que buscan conocer los problemas que existen desde puntos de vistas que no coinciden con los expuestos en la mayoría de los medios.
Por tanto, a pesar de que no pretenda tener poca audiencia, ni decir cosas que no gusten, la realidad es que si estos fuesen los parámetros buscados a la hora de escribir un tema, lo estaría haciendo realmente mal enfocándome a una audiencia muy minoritaria y en sentido contrario al que está haciendo todo el mundo.
Alguien puede decir que he optado por una estrategia de diferenciación. Es decir, mientras todos los analistas y los economistas reconocidos no paran de decir que hay que bajar los sueldos, yo llevo muchísimo tiempo diciendo que la única solución pasa por subirlos. Puede decir alguien que por tanto busco el reconocimiento diferenciándome de la mayoría. Sin embargo este argumento cae por un razonamiento muy simple.
Diciendo lo que dice la mayoría los errores no son graves, porque todos hemos escuchado mil veces la frase: “nadie lo vio venir”. Por tanto equivocarse diciendo lo que todo el mundo dice apenas está penalizado. De hecho está más penalizado acertar cuando no se acierta.
Por descontado, la única posibilidad de obtener reconocimiento, audiencia o lo que sea, mediante la táctica de decir lo contrario a lo que dice todo el mundo es acertar. Aunque se acierte, los ataques serán brutales; pero el caso es que no hay reconocimiento ninguno en decir que una pared es blanca cuando todo el mundo dice que es negra, a menos que en realidad sea blanca.
En definitiva todo es más sencillo que esto. Sólo trato de ser sincero, trato de exponer lo obvio, (que cada vez es más evidente), y la suerte es que no dependo de esto. Esto quiere decir que puedo decir lo que sea, sin tener en cuenta líneas editoriales, criticas de otros analistas o facturaciones por publicidad. Tan simple como esto.