En varios post he manifestado que es un grave error en la situación actual seguir profundizando en todas las políticas de oferta. Han sido varios los comentarios que he tenido manifestando que en parte es cierto que necesitamos algunas políticas para incrementar la demanda. Sin embargo, me comentan que existe un grave problema que no es otro que el hecho de que sí la demanda se recupera, lo que vamos a hacer los españoles es comprar productos de fuera, de forma que al final lo que estamos es desarrollando las empresas extranjeras.
Tal crítica en la situación actual es bastante acertada, pero esconde algunas cuestiones que deben ser tratadas. La primera es que trasluce una visión de la economía desde el punto de vista de la oferta. Otra vez estamos anteponiendo el resultado sobre una parte de la economía al resultado final.
Lo realmente grave de este argumento es que de ser cierto, resulta que nada podríamos hacer. Es decir; si la mejora de la demanda, supone un problema para las empresas españolas, la realidad es que hay absolutamente nada que hacer, sobre todo porque su caída supone otro problema, (y mucho mayor), para las mismas empresas.
En principio tenemos que tener claro que este argumento no es del todo cierto, ya que si bien la mejora de la demanda puede traer beneficios a empresas extranjeras, también tenemos que entender que la mayor parte del gasto de los consumidores será siempre en empresas nacionales o radicadas en España. Es cierto que ante mejoras de la renta es posible que se incrementen las importaciones de coches, ropa , electrónica y demás. Pero sin embargo, el comercio local, los concesionarios nacionales y demás serán un beneficio. Además nos encontraremos con la inmensa mayoría de la economía que nunca va a ser importación. Podemos pensar en taxistas, supermercados, los productos que en estos supermercados se encuentran, podemos pensar en los bares, en los teatros y en general en todo lo que consumimos. En este sentido tenemos una cierta tendencia a valorar de forma incorrecta.
Sí ahora mismo todos nos preguntamos cuanto es lo que importamos y cuanto es lo que exportamos seguro que nos pondremos a pensar y recordaremos que tenemos un televisor LG, un iphone, un ordenador HP… Todo ello nos lleva a pensar que efectivamente todo nuestro gasto es en productos extranjeros o importaciones. Sin embargo, en realidad lo que estamos haciendo es importar bienes de una cierta duración. No estamos considerando todo el dinero que gastamos, sino que estamos haciendo un repaso a lo que tenemos. Si bien lo que tenemos es normalmente importado, lo que gastamos es muy diferente.
En consecuencia, la primera conclusión que podemos sacar es que una recuperación de la renta, tendría beneficios ingentes sobre la demanda nacional, sobre todo en un entorno en el que estamos hablando de productos básicos.
La segunda conclusión es que si nos damos cuenta, tenemos que pensar en las razones por las que teniendo renta compraríamos determinados productos en el exterior. En este punto tenemos que volver a pensar en términos de grandes empresas. En todos los países existen grandes empresas y pequeñas empresas, de forma que normalmente el comercio internacional está monopolizado por las grandes empresas. Es cierto que estas grandes empresas suelen tener cierto efecto de arrastre, pero al final la realidad es esta. Si compramos productos de grandes empresas extranjeras, estamos hablando de que cuando podemos elegir compramos productos de grandes empresas extranjeras. ¿Cómo es posible esto después de tantos años tratando de apoyar a las empresas mediante todo tipo de trucos?. Pues es sencillo; porque básicamente las políticas de oferta lo que han llevado es a que se haya apoyado a las empresas en aquellos sectores en los que más fácil era, y esto no es otro lugar que aquel donde los consumidores no hayan podido elegir.
Es decir, si repasamos las grandes empresas españolas, y en particular el IBEX, tenemos todo un rosario de sectores en los que nunca elegimos. Entre eléctricas, banca y empresas dedicadas al negocio concesional o de infraestructuras pagadas por todos los contribuyentes, se explica la mayor parte de las grandes empresas españolas.
La realidad es que tras esto tenemos la sacrosanta competitividad de las empresas españolas. Desde luego no tiene el menor sentido tratar de tomar cualquier medida, mientras los beneficios de las empresas salgan de no competir; no tiene el menor sentido tratar de pensar en cualquier medida, mientras lo que se propone sea construir autopistas que no va a usar nadie, almacenes como el CASTOR que tendremos que pagar todos en la factura del GAS y que tan solo tiene la utilidad de servir de pelotazo a ACS.
Normalmente se habla del problema de competitividad de las empresas españolas, pero en realidad lo que estamos es ante el resultado de un entorno en el que para buscar los mayores beneficios de estas empresas se ha permitido todo tipo de abusos, todo tipo de concertaciones de mercado y se busca que los sueldos, (ingresos de los consumidores), sean lo más reducido posible.
El hecho de que las grandes empresas no puedan competir con las grandes empresas de otro país es simple y llanamente porque no han necesitado competir, y a que de hecho han conseguido todo tipo de ventajas precisamente para no tener que competir. Este hecho se comprueba día a día en muchísimas decisiones (la limitación de los tipos de depósitos, los impuestos sobre volumen en hidrocarburos y más recientemente en tabaco, que literalmente según el gobierno: “blindan la posibilidad de una guerra de precios”…)
En definitiva, volvemos a lo que he tratado de explicar ya hace muchísimo tiempo en el post de los modelos económicos; Si hoy cualquier persona o fondo quiere montar algo en España, lo que hará será buscar en un despacho un negocio cualquiera, buscando además que los políticos apoyen la oferta aprobando todo lo que le interese a las empresas, y ya de paso tirando de mercados cautivos y condiciones laborales imposibles de soñar en un país civilizado.
Cuesta imaginar que hoy en día una persona o grupos de personas, traten de promover un negocio para construir cualquier cosa que genere valor añadido al gran público; es decir, que sea elegido por cualquier consumidor ante la competencia. En este sentido las únicas exportaciones, serán el turismo de sol y playa, o construir las piezas de coches que las empresas de otros países quieren deslocalizar, (precisamente porque son aquellas fases que no generan demasiado valor añadido).
En consecuencia, es cierto que las políticas para recuperar la demanda, pueden llevar a la existencia de beneficios a grandes empresas extranjeras, en lugar de a las nacionales, pero esto es otro problema que debemos solucionar, y tan sólo se soluciona creando empresas de verdad. Para esto tan sólo es necesario una demanda, (porque cualquier empresa de verdad empieza con un estudio de mercado, o lo que es lo mismo, fabricará lo que los clientes quieran), y personas que se arriesguen para crear lo que la gente necesita, en lugar de personas que tenemos que rescatar continuamente mientras le dicen a los políticos lo que necesitamos, que no elegimos pero que acabamos pagando.