Otra de las críticas a los anteriores test de estrés, (a todos), la expuse en un post que había titulado: ¿no se olvidan de algo antes de hacer los test de estrés?. Vamos a ver si lo explico un poco mejor, porque parece que no se ha entendido.
Pongamos que queremos saber la situación de la banca, o de cualquier empresa. Lo que tenemos que hacer es, en principio, coger los datos, comprobarlos y luego analizarlos. Es cierto que cada cual tiene sus propias metodologías, tanto para una cosa como para la otra, y esto implica que cada cual puede sacar distintas conclusiones, pero al final lo cierto es que las diferencias tendrían que ser cuestiones de matices si estamos hablando de personas con un mínimo de capacidad, (de las de curso de CEAC).
En la pura teoría, cualquier persona tiene acceso a los datos relevantes de las entidades de crédito. No tiene más que entrar en la página de la CNMV o bien en las páginas de las entidades, o en muchos otros lugares y obtendrá toda la información relevante de las entidades. Hágase notar que la definición de información relevante es toda aquella que permita conocer la realidad de las entidades. A partir de esta información todo el mundo podría llegar a conclusiones claras.
Por supuesto esto es la pura teoría, ya que evidentemente existe un claro problema de confianza y realmente nadie sabe ¡aún! la realidad de la banca. Se puede entender que nadie se atreve a dar una valoración, (con ánimo de acertar, claro), porque no hay personas capaces de leer información contable; pero esto no sería más que una enorme gilipollez. Absolutamente todo el mundo sabe que el problema no está en la metodología de cálculo y ni tan siquiera en las previsiones del futuro. El problema está en los datos, el problema está en la frase: “nadie sabe lo que esconde la banca”, y este es el grave problema de transparencia.
De un simple vistazo se puede comprobar que las cuentas de las entidades financieras son absolutamente increíbles, ya que al final nada está contabilizado al valor real. Resulta que los pisos están contabilizados sabe dios como, las participadas contabilizadas a un valor que resulta de una negociación con el Banco de España en un valor entre el valor de compra de las participadas, (en muchos casos a precios inflados a cambio de la deuda) y unos valores de mercado que con todas las manipulaciones que llevamos son absurdos y desde luego unos derivados que ya es completamente imposible determinar cuánto valen. Y aún por encima, a cuenta de aquello de no estigmatizar y de incrementar la confianza, lo que se ha hecho es permitirles ocultar información relevante, hasta que de repente ocurre algo y tienen que ser intervenida.
Cada una de las entidades intervenidas han seguido el mismo proceso. Daban beneficios en trimestres o ejercicios con cuentas ya formuladas que fueron luego comprobadas y aparecieron desfases , agujeros o basura, da igual como se le quiera llamar. La realidad es que el problema de la confianza es, ha sido y será siempre el hecho de que no nos podemos fiar de los números que aparecen en los balances de las entidades financieras. Por tanto cualquier análisis que parte de estos datos es simplemente inútil y no se puede tomar de otra forma como un intento de darle cierta apariencia de certificado al engaño.
A pesar de que se ha usado el termino auditoría de la banca, y que se nos ha dicho que iban a mirar todos los préstamos de todas las entidades, nos cuentan que los datos de los que se han partido han sido los balances a 31 de diciembre de 2011. En ninguno de los informes aparece ninguna corrección, ni ninguna comprobación. No las hay porque estas consultoras no han comprobado la realidad de ningún dato.
El colmo del surrealismo nos lo encontramos en que parece que esta vez si que va a haber una auditoría de las carteras de préstamos, (otra vez tan sólo de los préstamos en lugar del total de activos y pasivos), pero que se va a entregar en septiembre, y que va a ser realizada por las mismas auditoras que llevan años auditando a las entidades y dando validez a unos balances que nadie cree.
Todo ello, mientras el Banco de España tiene cierta marejada interna porque los inspectores se quejan amargamente de que llevan alertando de los problemas desde el 2006, sin que absolutamente nadie les haga ni caso, porque directamente los directivos se han plegado a otros intereses, (supuestamente políticos, pero en realidad no es complicado entender que los bancos tienen un gran poder, tanto sobre el Banco de España directamente como de los políticos).
Era tan sencillo solucionar el problema de credibilidad, como dejar actuar a los inspectores del Banco de España, (sí, esos funcionarios tan denostados), con total libertad para sacar sus conclusiones, o bien llamarlos a declarar al parlamento sobre sus opiniones y no las de sus jefes; en defecto de algo que pueda parecer revolucionario, (por muy normal que sea), la otra opción hubiese sido hacer primero auditoria (de las de verdad y no de las acostumbradas) y luego hacer los cálculos con los datos.
Pero no, se ha optado por un churro de consultoras, basado en unos escenarios irreales, con olvidos increíbles, para después hacer una auditoria, de las mismas entidades que ya auditan ahora, mientras se lanzan mensajes y se calla a todo el que tiene algo que decir como los inspectores del Banco de España.
Y luego se extrañarán de la falta de transparencia.