Hace un par de meses comentaba una carta que Roberto Centeno publicaba en Cotizalia, explicando el ejemplo típico de un personaje que a golpe de mentira, manipulación y falsedades, trataba de crear una opinión favorable para cargarse la democracia. Ese post no gustó mucho, (y de verdad que lo siento). Más allá de argumentaciones varias, en algún comentario a los post aparece lo que creo que es la razón fundamental de lo que no gustó: “muchos creemos que tiene razón”.
Si nos damos cuenta, este personaje, suele dar muchos datos, en muchas ocasiones muy concretos, (muchos números y no redondos), lo cual suele conferir a sus escritos una sensación de exactitud. Sin embargo no suele decir más que generalidades a la hora de explicar las fuentes donde obtiene la información, o en la mayor parte de las ocasiones directamente no lo cuenta. El propio Roberto Centeno, en el siguiente artículo que puso, dejó caer su tecnología de investigación, contando cómo se había puesto en contacto con un jerifalte del FMI y a través de google había sacado unos cuantos datos que habían sorprendido al de la institución esta, (esto ya lo comenté en otro post, porque resulta que tirando de google y sin contrastar nada, resultaba que las conclusiones salen totalmente cambiadas).
Tenemos que tener en cuenta, por tanto, que esta es la razón por la que directamente mucha gente cree que personas como Roberto Centeno realiza un correcto diagnóstico de la situación. Esto también lo traté de explicar en el pasado, (en un post en el que trataba de explicar que internet es un sitio donde encontrar información, pero a la vez es un arma de desinformación acojonante). El proceso es muy sencillo; en internet, existen numerosos grupos de interés emitiendo todo tipo de opiniones y datos, en muchos casos sin contrastar, que se repiten tantas veces que acaban siendo verdad. Por tanto, es fácil entender que si se dan por buenos estos datos, es porque directamente están sacando del mismo punto de donde todo el mundo saca sus conclusiones, por lo que realmente estamos en un proceso en el que la mentira se reafirma.
Cuando metemos a medios de comunicación serios, que recogen estos aspectos, resulta que el proceso se acelera, ya que a toda la sensación de exactitud, y a todas las repeticiones que acaban convirtiéndolo en verdad, añadimos la certificación de que alguien en un medio serio lo ha publicado. Es esta la razón por la que realmente me enfada la calaña o la ineptitud, (como siempre al no conocer a estos personajes, no puedo distinguir si son terriblemente incapaces o terriblemente dolosos), ya que se están cargando un sistema en el que la prensa debería ser el ojo de la sociedad y la encargada de transmitir información veraz a la sociedad, corrigiendo todos los bulos que circulan por la red, en lugar de darles validez. Es cierto que en todos los medios ocurre esto, pero extremos como los de Roberto Centeno, (en estas series), o el caso de Miguel Roig a cuenta del mail acerca de Grecia, son directamente inadmisibles. De hecho, puede que aburra, o puede que no haga demasiados amigos, pero de ninguna forma se puede permitir dejar que esto quede así. Por cierto, lo de ignorarlo y no darles publicidad no es una opción, ya que significaría la impunidad, además del absurdo de que poca publicidad podría darles yo, (los lectores de estos post serán una parte ridícula de los lectores a los que les llegan los escritos de estos).
De hecho estos días está en lo más leído de Cotizalia, otro artículo de Roberto Centeno en el que suelta varias perlas en este sentido tocando unos cuantos palos otra vez, y siempre a través del mismo esquema. Trata de inventarse una realidad, a partir de datos que directamente son falsos, (tiene la santa manía de coger los datos más llamativos que suelen ser los más exagerados), y sacar conclusiones llamativas a partir de ellos. En este caso trata de relacionar el hecho de que en Cataluña impongan un precio para que los alumnos que lleven la comida de su casa paguen por comerla en los institutos con toda una serie de datos en una sucesión de consecuencia-efecto diabólica que se cae en cuanto se desmienten los datos.
Los datos que pone en el post son especialmente llamativos, Por un lado, nos anuncia para el próximo 27 un post en el que dará los datos de los 445.567 políticos en España, según un informe elaborado por tres asesores del presidente. Para desmentir este post que va a publicar, pasa una cosa que debería llamar la atención. Estoy desmintiendo el dato que supuestamente va a publicar, pero lo triste del caso es que ya lo he hecho hace unas fechas. En resumen, esto viene de una noticia en un diario que no conocía que tiene todos los argumentos para ser considerada falsa. Como ya lo he tratado, pues no le voy a dar más vueltas.
Pero no contento con esto, resulta que el próximo 27 justificará que estos 450.000 políticos, que incluyen de todo, más los 30.000 coches oficiales, (en los que entran los coches oficiales de los políticos y además las ambulancias, coches de bomberos, guardia civil…), más sus tarjetas visa, teléfonos y demás suponen 50.000 millones de euros, que podrán ser recortados según el en la tercera parte. Es fácil entender que nos dirá que 50.000 millones entre los 450.000 políticos nos dará 110.000 euros anuales por “político”. Evidentemente puede haber políticos que entre coche, tarjetas, viajes y sueldo lleguen a gastar los 110.000 euros anuales, pero no es desde luego la mayoría de los casos, (por ejemplo el 90% de los concejales no cobran, los liberados sindicados de Cocacola no cobran del estado…). Por tanto ni de lejos se puede ir por ahí. Y sigue…