En la primavera de 2012, se aprobaron dos medidas referidas a los medicamentos; por un lado se introducía el copago en los pensionistas, incrementándose para el resto de personas y por otro lado se eliminaban la mayoría de los documentos prescritos de la financiación pública. En ambos casos, teníamos dos efectos claros; por un lado un ahorro para el sector público, pero en ambos casos un incremento del coste para los ciudadanos, superior al ahorro en el sector público, de tal forma que tendríamos un empobrecimiento que iba a impactar directamente en las capas más bajas de la población, unido a un incremento del beneficio derivado de los incrementos de precio en los medicamentos que eran más que previsibles.
Por esto me gustaría recordar que en julio de 2012, había tratado este tema, centrándome sobre todo en la más grave, que era la retirada de los medicamentos de la lista de financiados, entregando a las farmacéuticas todo el poder en el caso de bienes absolutamente básicos como pueden ser los medicamentos; en aquellos momentos trataba de explicar:
“Tras la medida de los genéricos, las farmacéuticas tuvieron que bajar los precios para adaptarse a la nueva circunstancia en lo que es un ejercicio de competencia. Al desaparecer estos medicamentos de esta lista, pueden volver a subirlos, y en palabras del familiar, (con cierta ironía y un gran cabreo): “Por mi cojonudo, ahora volveremos a los viejos tiempos donde las farmacéuticas pagaban vacaciones vestidas de congresos para que recetemos los fármacos que cobrarán a un precio mucho más alto a los pacientes que pagarán lo que sea por lo que recetemos”. De hecho, esto explica la frase que Mato pronunció cuando presentaron dicha medida, y que venía a decir que el ministerio vigilará que no existan excesivas subidas de precio. ¿Cómo hará esto?, ¿no entraremos después en aquello de “mercado liberalizado”?. Claro que se olvidan que primero se ponen todas las trampas y se definen unas reglas de juego en la que las empresas ganan y luego competimos. Por tanto el ahorro del estado va a ser muy inferior a lo que van a costar las medicinas, lo cual implica que el coste para la sociedad crece, a la vez que crece el beneficio de las empresas. Este incremento de costes no afectará al déficit público pero sí a la economía, ya que lo que se va a destinar a esto, impactará sobre las economías domésticas y en consecuencia sobre el resto de negocios”
Sin embargo ahora mismo se ha publicado el dato del IPC y lo que tenemos es una subida espectacular de los precios de la rúbrica de medicinas, de tal forma que de una tacada se comprueba lo que era muy previsible, y por supuesto que lo de Ana Mato no era más que un brindis al sol, ya que o es demasiado tonta, (posibilidad siempre a tener en cuenta) o bien la medida de cambiar la financiación de los medicamentos era precisamente para generar un beneficio para las farmacéuticas.
Pero claro, la tontería de la medida, y la tontería de la ministra de sanidad diciendo que no se iban a permitir subidas excesivas de precio, se ve compensada por la tontería del ministerio de economía, (que por cierto ha sido recogido en muchos medios, en algunos de los cuales hasta se sacan conclusiones positivas, absurdas desde el punto en que se basan en premisas falsas), que publica una nota en la que aclara (tres veces):
“El Índice de Precios al Consumo baja en julio en dos décimas respecto al mes anterior, si bien en tasa interanual se registra un alza de tres décimas, hasta el 2,2%, debido sobre todo al aumento de los medicamentos y otros productos farmaceúticos como consecuencia de los cambios en las normas de copago de estos productos y no por subidas de sus precios”.
Es muy difícil describir una situación en la que el ministerio de economía dice que sube el índice de PRECIOS al consumo, pero que no sube por las subidas de los precios. De hecho es una absoluta tontería, que se justifica con la aplastante lógica de que el Índice de Precios al Consumo, recoge la evolución de Precios, por lo que las variaciones son siempre VARIACIONES de PRECIOS. Tan difícil es que, lo vuelvo a decir, que el ministerio tiene que repetir tres veces que esto no tiene que ver con la subida de precios de los medicamentos, (que se entiende por tanto inexistente).
Como anticipaba, existen dos efectos que afectan al poder adquisitivo de los ciudadanos, por un lado tener que pagar íntegramente la mayoría de los medicamentos y un porcentaje mayor de los demás, y por otro lado que el precio de los medicamentos se incrementa. Dado que el primer efecto es evidente, el ministerio de economía ha tratado de esconder el segundo efecto, mediante el sutil truco de negarlo directamente sin más.
Lo realmente triste es que el Instituto Nacional de Estadística, que es el organismo encargado de confeccionar el Índice de Precios al Consumo, también publica en su web un resumen de los datos del IPC, de tal forma que nos explica los resultados obtenidos, hasta que en la página 3 del documento, (lo cual explicaría porque dicha conclusión no ha aparecido en los medios), hace constar lo siguiente:
“Por su parte, los grupos con mayor repercusión mensual positiva en el índice general son los siguientes:
• Medicina, que presenta una tasa mensual del 9,7% y una repercusión de 0,303, debidas principalmente a la subida de precios de los medicamentos y otros productos farmacéuticos, como consecuencia de los cambios en las normas de copago.”.
Si repasamos las frases que constan en el ministerio de economía y competitividad y en el del INE, podemos comprobar que son casi exactamente iguales, salvo que en el ministerio de economía se ha eliminado la subida de precios de las medicinas, negándolas, de forma que directamente están intentando engañar a todo el mundo, con una sutil nueva redacción en la que se niega lo que el INE dice muy claramente, en lo que no deja de ser otro ejemplo curioso de buscar la confianza en el engaño. Por supuesto el hecho de que consten 3 veces en una breve nota de prensa que no suben los precios de los medicamentos, nos debería hacer sospechar; ¿Por qué tanta repetición?.
Pd. Me aclaran, (no sin razón) que ha sido San Pedro el de las negaciones; y es verdad; siendo Judas el de la traición.. Pues independientemente de la metedura de pata, (sirva como excusa), lo curioso es que no tengo tan claro que al final haya ido muy desencaminado. Por cierto... no soy demasiado religioso, como creo que ha quedado muy claro.