Estos días, y la verdad es que muy convenientemente para la situación, nos hemos encontrado con un video de una intervención de Beatriz Talegón, que es algo de las juventudes socialistas. En este video, se la observa pronunciar un discurso en una especie de convención de los socialistas, de varios países, creo. Lo cierto es que no me quedé con los detalles accesorios de la noticia, y sí con el discursito en sí:
Desde luego, es difícil no asumir todas y cada una de las palabras; pues tengo que reconocer que yo me alegré de la aparición de este video, y debo decir que hasta tuve cierta simpatía por la chica esta, a la que por cierto no conocía de nada. Hoy por la mañana, cuando me comentaron el caso de la chica, (yo ya había visto el video), lo que contesté textualmente es que a los jerifaltes del lugar les iba a dar igual. Bronca, luego unos cuantos aplausos y buenas intenciones, hasta que llegasen al bar, donde las bebidas espirituosas, otras sustancias espirituosas y señoritas/os de moral distraída les hiciesen olvidar esto y seguir a lo suyo. Quizás las palabras no sean las exactas, y desde luego tampoco respondan a la realidad exacta de lo que ocurre en estas reuniones. Pero en determinados momentos la veracidad tampoco es lo más importante.
Sin embargo, ayer, me toco que me explicasen un poco la realidad de la situación. En definitiva, me he encontrado de frente con la primera opinión de que era una campaña de marketing para trasladar una imagen. Es de las pocas veces que tengo que reconocer que me la han colado de lleno, y en los primeros momentos traté de resistirme un poco y rebatir; Es más me he encontrado defendiendo que probablemente la chica haya sido elegida por tener cierta facilidad de palabra y que probablemente haya sido usado. El caso es que tragué el discurso sin tener en cuenta ni tan siquiera la posibilidad de que haya sido algo prefabricado en una campaña de marketing.
Es algo increíble, ya que soy perfectamente consciente de que a los socialistas se le da mejor el marketing que a los del PP, (¡aún me cuesta no reír cuando pienso en el genio que lanzó el hasta “#yocreoenrajoy mientras le ponían un plasma a los periodistas para decir que es todo falso!). También soy consciente, ahora, de que realmente el momento de un discurso tan bueno en el sentido de la regeneración no puede ser mejor, y desde luego el texto es perfecto, muy bien elaborado, perfectamente diseñado y mejor elaborado. Es decir, ¡perfecto!. Demasiado para ser bien elaborado. De hecho, ahora mi opinión ha cambiado bastante y ha vuelto al estado normal cada vez que aparece algo nuevo: no tengo nada claro de qué va esto y necesito más datos, pero mi estado de opinión camina y mucho hacía lo prefabricado.
En fin, todos estos argumentos son los que me han soltado hoy por la tarde, y lo jodido es que son ciertos, los conocía de antes pero de repente los he olvidado. No me gusta equivocarme, pero creo que lo mejor que puedes hacer cuando has llegado a una conclusión rápida, es primero no seguir por ese camino y segundo; y este punto es el más importante. Tratar de determinar la secuencia de hechos y circunstancias que me pudo haber llevado a un error.
En este caso es sencillo entender que hay dos razones principales para haber enganchado con este discurso y esta persona de una forma tan extraña en mí; la primera es, desde luego, la sospecha de que está prefabricado y la segunda es que estoy deseando ver un “brote verde”. Es así de simple; creo que necesito creer que alguien es capaz de decir este discurso, tanto que he desarmado todas las cautelas que normalmente suelo tener con alguien que aparece en la escena pública y no conozco de nada.
Esto es importante, porque este esquema es especialmente peligroso ya que en definitiva es el que nos lleva a agarrarnos a los famosos populismos, definidos como aquellas personas que dicen lo que queremos oír, las verdades como puños aunque luego las actuaciones vayan por otros derroteros. A veces nos preguntamos cómo es posible que se haya votado a Rajoy, (antes a Zapatero) o a otros incluso peores; pues la respuesta es que es sencillo; unos discursos que conectaban con lo que buscábamos, (en la oposición suele ser más sencillo), contrapuestos a una realidad de “responsables, que no líderes”, como esta chica señala con acierto, desastrosos.
Hoy exactamente el mismo mensaje ya lo ha soltado Alfonso Guerra, y supongo que a partir de estos momentos será algo que escuchemos en el socialismo español y en el de otros países, (El PASOK creo que tampoco está para muchas fiestas).
Lo segundo es que si estamos, (y particularmente creo que no hay dudas), ante una estrategia de marketing, estaremos invariablemente asistiendo a un acto que va a provocar que los partidos que lo usen se hundan aún más en la miseria. Los tiempos y las personas han cambiado y ahora mismo, pueden engañar el tiempo suficiente hasta que alguien te saque del error. (por ejemplo, en mi caso día). Sí creen que pueden ganar al partido de la competencia en una lucha dialéctica y de marketing, hay que reconocer que es posible; pero hay que ser muy ciegos para entender que esto es un desastre para todos.
Evidentemente necesitamos incrementar la confianza en los políticos, pero no a costa de engaños, (da igual que sean cutres o imaginativos); la confianza sólo se puede recuperar con hechos y mucho tiempo. No hay atajos y no va a ser nada fácil, (de hecho incluso puede ser imposible).