En toda la manipulación que nos estamos encontrando, los niveles de absurdo alcanzan proporciones bíblicas con la noticia de que la unión europea está preparando un “new deal para Europa”, basado en la inyección de 60.000 millones, que pedirá el banco europeo de inversiones para dárselos a las empresas (es decir, en la contratación de personas en prácticas y similares).
Nos cuentan también que esta medida está inspirada en el New Deal con el que Roosevelt comenzó a dar la vuelta a la situación generada en la gran depresión. Esto es en definitiva la consumación de la imbecilidad, la mediocridad y sobre todo la mentira más descarada en la unión europea, (y en los países que la componen), lo cual por cierto es otro gran lastre para cualquier economía.
¿Qué significa “New Deal”?. Soy consciente de que los políticos españoles andan justitos de inglés, pero creía que los europeos iban mejor; parece ser que no. “New Deal” se traduce por “Nuevo Trato”, y el new deal fue un conjunto de medidas tomadas para acabar con la depresión tratando de consolidar y crear una clase media. Es cierto que hubo algunas medidas de apoyo a las empresas, (algunas que hoy se han desarrollado hasta el límite como por ejemplo las tendentes a evitar las competencias insanas, que hoy se han pasado de frenada hasta el punto de que se evita toda competencia), y que hubo programas de gasto público para expandir la economía, (aunque no al nivel del Plan Marshall de recuperación, que parece que es lo que se pretende ahora).
Pero el New Deal fue en conjunto una serie de medidas que trataba de recuperar a la sociedad, ofreciendo un nuevo marco en el que se desarrollaban las relaciones. Ayudas sociales, las relaciones laborales, la legalización de los sindicatos y el otorgarles poder, el establecimiento del salario mínimo, los programas de sanidad, la ley de la seguridad social introduciendo un sistema en el que las empresas y los trabajadores financiasen con cuotas un sistema de pensiones para evitar la caída de los ingresos, los programas sociales, los contratos directamente por el estado para vigilar los bosques y montes, subvenciones directas a los agricultores, la aparición de reguladores en los mercados financieros, la aparición del concepto consumidor, (con sus derechos), la ley Glass- Steagall, (que separaba la banca minorista de la de inversión y establecía los limites a la especulación), la SEC, el fondo de seguro de los depósitos bancarios… Todo esto fueron los ejes de un programa que básicamente se trataba de ofrecer a la población toda una serie de normas para evitar su hundimiento, cambiando el enfoque previo que había llevado a toda una serie de medidas deflacionistas y supuestamente liberales, que se basaban en el ejercicio del poder de oferta.
También se cambiaron de forma radical los dogmas sobre política monetaria, previamente basado en el patrón oro, que evolucionó en medio de grandes problemas, (por supuesto), hacía un sistema en el que la política monetaria se basaba en los tipos de cambio y en la flexibilidad.
Todo esto se olvidó unos años más tarde gracias a Keynes, que encajaba perfectamente con una parte de este esquema, (si los consumidores no pueden demandar, alguien tendrá que hacer de demanda por ellos), pero pasaba completamente de los otros aspectos que todo este conjunto de medidas buscaban. No era un programa keynesiano porque en su mayor parte no buscaba que el sector público demandase los bienes que el sector privado no podía demandar, sino que buscaba que las personas pudiesen demandar. La diferencia es fundamental porque de una forma se busca dar oportunidades a los inversores, ante una caída de todo, mientras que en el New Deal se buscaba que la economía no cayese.
El New Deal nacía con la vocación de un cambio revolucionario en las relaciones entre los agentes de la sociedad, que en aquel momento tenía un problema de endeudamiento elevado, derivado de una muy desigual distribución de la renta y la riqueza. O dicho de otra forma, era un programa para intervenir para equilibrar las rentas y ofrecer determinadas garantías mínimas a las personas.
Cualquiera puede hacer un repaso a esta época y descubrir maravillado, como el New Deal fue el germen de lo que posteriormente se conoció como el estado del bienestar, que en realidad no era más que la introducción de un buen número de estabilizadores automáticos y de elementos que equilibraban las relaciones de poder entre los distintos agentes económicos.
Entre sus críticas está la crisis de 1937, (la primera recesión desde la gran depresión), pero pocos reconocen que sus grandes éxitos es que a partir de entonces existían una serie de instrumentos y de organismos que equilibraban la economía, de tal forma que aunque existen recesiones y etapas de crecimiento, los efectos nunca volvieron a ser los de antes. El New Deal generó un nuevo tipo en las relaciones, una nueva sociedad, una clase media y desde luego acabó contribuyendo y mucho, a una democracia que acababa incluyendo a todo el mundo.
¿De verdad se cree alguien con un mínimo de formación que dejar 60.000 millones a las empresas para contratar becarios en unas condiciones cada vez peores tiene algo que ver con todo lo que significó el New Deal?. De hecho es justo lo contrario, porque de todas las medidas ya he comentado en su día que la primera fue precisamente el nombre. Para recuperar una sociedad destrozada y sobre todo para recuperar la confianza, (la de los ciudadanos, y no la de los inversores que es la única que importa ahora), era importante un buen nombre (“nuevo trato”) y sobre todo que las medidas fuesen en este sentido. Sin esa combinación se acabarían convirtiendo en “El nuevo engaño”.
Por supuesto que necesitamos un “new deal”, que cambie radicalmente toda la concepción de sistemas financieros, políticas monetarias, papeles de bancos centrales, obras públicas, seguridad social, normas laborales y de defensa de consumidor, papeles de bancos privados, la competencia y sobre todo de los ciudadanos y los poderes; pero lo que es claramente contraproducente es que desde Bruselas se engañe usando este nombre para hacer lo de siempre, que es seguir gastando para beneficiar a unos cuantos.
Y ya de paso, debemos entender algunas cosas: el new deal significó la aparición del concepto defender la clase media, lo cual acabó generando una de las mejores épocas de desarrollo económico, social y político de la historia, (una guerra mundial provocada por estas situaciones dramáticas ayudó también a acabar con las manipulaciones al enfrentarse a una dura realidad); de tal forma que hay tres lecciones que nos deben entrar inmediatamente en la cabeza; La primera es que el estado del bienestar no es un lujo que nos podamos permitir, como nos cuentan día sí, día también. El estado del bienestar o las medidas que en ese concepto se engloban fueron todas creadas en un entorno en el que todo estaba destrozado precisamente para salir de la situación. De la misma forma, es fácil ver como el desmantelamiento en pro de determinados intereses nos está llevando exactamente al punto de partida.
La segunda es que tampoco es cierta la visión dogmática que nos vienen de los sindicatos y determinados personajes del otro lado; el estado de bienestar no son unas medidas que vienen de luchas heroicas en el pasado, (que por supuesto las hubo). Las medidas del estado del bienestar han venido desde los gobiernos para salir de una situación, y estaría bien que se abandonasen ya ciertos discursos rancios, sobre todo porque entre unos y otros estamos convencidos de que estamos en una lucha por unos lujos, lo cual es absolutamente falso.
Y la tercera es la razón para el optimismo, aún a pesar de los impresentables estos que proponen esta medida ahora; el pasado nos enseña lo que se creó a partir de la nada y como se llegó a una situación en la que cuando ya no existía otra posibilidad se cambió radicalmente porque era lo que se necesitaba. Es fácil imaginar que un ciudadano en 1930 no podría ver ningún cambio a la vista, ni jamás podría imaginar la mejoría que iba a tener la sociedad en el futuro. Eso es lo que está pasando a mucha gente ahora, y es importante entender que el cambio no sólo es posible, sino que es lo más probable; pero nos hace falta mirar con amplitud de miras y romper todos los dogmas, para ver si podemos evitar la guerra mundial.
Sólo hace falta recordar cuál fue el mayor éxito del “New Deal”. Aunque algunos no lo recuerden, casi todo el mundo está de acuerdo en que el New Deal, cambió la revolución por la evolución y salvó el capitalismo.