La semana pasada desde el FMI se lanza el mensaje de que España (y otros) países están o casi están ya en la situación anterior a la crisis. A veces es increíble como una frase logra transmitir tanta carga tanto por lo que se afirma como por lo que se olvida.
A poco que se conozca nuestra situación, el mensaje puede ser considerado incluso de forma insultante. Estoy completamente seguro que el objetivo de Lagarde no era insultar; tan sólo estamos hablando de cosas distintas; Todos vemos una crisis distinta, en función de cómo nos afecte; para unos la crisis es perder su trabajo, otros su casa, otros su nivel de vida, otros su negocio… La crisis es única pero sus manifestaciones y por tanto el momento y la forma en la que se manifiesta y se soluciona para cada uno de nosotros es distinta; y el FMI, lejos de comportarse como un organismo internacional con una visión amplia, lo que está haciendo es comportarse como una persona más, que ve que su crisis comienza cuando se da cuenta de que existe la posibilidad de que los países no puedan pagar sus deudas y que la da por solucionada cuando existe la posibilidad de que estos países sí puedan pagar.
La crisis para el FMI, como un fondo para el rescate de países, por tanto se limita única y exclusivamente al caso de la deuda pública. Y sus declaraciones se refieren única y exclusivamente a lo que perciben y no a la realidad. Por tanto, lo que han dicho en realidad es que las rentabilidades de las deudas públicas han alcanzado los niveles previos a que estallase lo que se denomina crisis de deuda. Y absolutamente nada más quieren decir, porque para ellos España es sólo eso.
En la solución a esta crisis, el FMI otorga un papel estelar al BCE; lo cual es perfectamente coherente con esta solución. De hecho, la bajada de las primas de riesgo y la mejora de las capacidades de financiación de la deuda pública es, indudablemente, cortesía de esta entidad.
Pero claro, una vez aclarado esto y no negado el argumento del FMI; ¿se debe entender que está la crisis solucionada?. Pues es evidente que no y por varios motivos. El primero es que la crisis que ve el FMI no es la crisis de España, sino que tan sólo habla de una de las manifestaciones de esta crisis. El tema no es baladí; La crisis de deuda, (al igual que la crisis financiera o la de empleo o todo lo que se nos ocurre), se nos explica como algo que surge de repente y completamente ajeno al mundo con una especie de entidad propia. Un buen día se llega a la conclusión de que los países pueden no pagar la deuda, y estamos en crisis; otro buen día, se llega a la conclusión de que sí, y se soluciona. Esto se adereza con una sucesión de slogans rápidos y fáciles de entender y de repente se olvida que las situaciones (tanto las buenas como las malas, tanto las normales como las anómalas), se han de explicar dentro de una sucesión de acontecimientos e interrelaciones. Es decir, la crisis de deuda fue una consecuencia de múltiples factores, cada uno de los cuales son consecuencia a su vez de otros; y por supuesto en el sentido contrario, todo tiene sus efectos que genera reacciones que a su vez genera efectos nuevos.
Entendiendo esto, podemos aceptar que los bancos americanos ya están como antes de su crisis; los estados están como antes de su crisis, los mercados de commodities y el resto de mercados financieros están como antes de sus respectivas crisis. ¿Esto significa que todo esté solucionado?. Pues parece evidente que la situación de antes de “cada una de las crisis” ha degenerado en “cada una de las crisis”, y parece evidente que todo lo que es situación económica que no se vea ha profundizado en los desequilibrios. El sector financiero era muy grande cuando se vino abajo; hoy estamos igual con un sistema financiero mayor; las deudas públicas eran elevadas, y hoy son mayores; las posibilidades de recaudación eran limitadas y hoy se recauda más importe de menos rentas; el reparto de la renta era desigual y ha empeorado. Podemos mirar la situación desde multitud de puntos de vista, y llegaremos siempre a lo mismo; se llega a crisis en diversos mercados financieros, (subprime, seguros de crédito, commodities, deuda…), porque la realidad económica no puede soportarlos en unas condiciones determinadas; se alteran las condiciones para que los mercados financieros se recuperen a costa de la economía subyacente, que a su vez se deteriora de forma invisible hasta que de repente salte la sorpresa; En definitiva, que por no mirar, se acaba confundiendo lo que son patadas hacía adelante con soluciones.