En estos momentos estamos asistiendo a una “recuperación asimétrica”, que según parece significa que nos recuperamos estadísticamente porque se recupera el sistema financiero, mientras el empleo, las familias, el consumo, la inversión y las empresas lo están pasando cada vez peor. Como estos últimos no acabamos de ver las ventajas de esta recuperación estadística, pues el malestar es completamente lógico y comprensible.
Este malestar, que se incrementa por determinadas actitudes desde los sistemas financieros, pues a veces supone la aparición en comentarios de determinadas frases que quizás puedan ser exageradas. En lo que son los medios, la cosa no pasa de ciertas criticas Light en el sentido de que están compitiendo de forma desleal con las promotoras o que las PYMES necesitan financiación, (en esto se puede entender hasta cierto punto una critica al sistema financiero, aunque es más que evidente que es una critica Light).
Pero más allá de este malestar, tendremos que preguntarnos de forma clara si la banca engaña o no, si miente o no, si extorsiona o no y si roba o no. Todos tenemos claro que hacerse esta pregunta es más difícil que analizar si los hipotecados fueron irresponsables, y desde luego es difícil soñar en que esta discusión se pueda desarrollar con cierta compostura en los medios.
El caso es que lo neguemos o no, el poder de la banca es inmenso y desde luego en los tiempos que corren es difícil, tratar de poner algo en claro sobre el sistema financiero, sobre todo porque en el fondo todos somos conscientes del riesgo que esto supone para el que tenga la osadía de marcar una línea editorial que no sea todo lo apropiada para la situación. Sólo de esta forma se entiende que simplemente tengamos que salir a discutir aspectos que son completas perogrulladas.
En este sentido, tenemos que tener en cuenta que desde el sector de la banca, se transmiten mensajes que no tienen desde luego reflejo en la realidad, así como análisis que no tienen el mínimo sentido. Y desde luego se piden y reclaman medidas con la excusa de unos supuestos beneficios (o menores pérdidas), que luego no han aparecido.
En principio tenemos que entender que las medidas de apoyo al sector financiero se nos han vendido como medidas para reactivar el crédito, pero lo cierto es que no han servido a tal fin, sino que curiosamente, ese dinero se ha invertido en la compra de la deuda pública que se ha generado. ¿Tenía sentido esperar una reactivación del crédito?. Pues no tenía ningún sentido y no era difícil verlo.
En el verano de 2008, desde todos lados se especulaba y se transmitían mensajes que hablaban de inflación y subida de tipos, mientras por otra parte resulta que en esos momentos se llega al apogeo de la comercialización de los swaps, (vendidos en muchos casos como seguros del tipo de interés) y se llenaban las lunas de las entidades bancarias de fondos ligados a la inflación, que no eran más que fondos que invertían en materias primas y commodities. Es más que evidente que el derrumbe de las commodities, (a partir de julio de 2008), y que el derrumbe de los tipos a partir del otoño de 2008, han propiciado que la banca generase unos rendimientos impresionantes. Es obvio, que por tanto, los productos comercializados por la banca fueron los que convenían a la situación que efectivamente se produjo en el entorno, y no a la situación que se intentaba transmitir en todos los medios.
A finales de 2009, y principios de 2010, todos los mensajes vuelven a ser referidos a la aparición de la inflación y a una posible subida de tipos. Sin embargo, analizando las decisiones de la banca, nos encontramos con que esperan lo normal; bajadas de tipos y deflación.
En febrero de 2009, se aprobó la reforma de la ley concursal, para aclarar varios puntos. Entre ellos, cerrar el tema de las refinanciaciones de los bancos. La reforma trataba de eliminar un problema (para las entidades financieras), que era el hecho de que las refinanciaciones, (de menos de dos años) podían ser anuladas por los tribunales, si estos estimaban que la banca había aprovechado el poder de negociación para conseguir ventajas respecto a los demás acreedores. Esto se ha clarificado en la normativa esta, y esto ha supuesto en la práctica que la banca está más tranquila en los procesos de suspensión de pagos, ¿se ha reactivado el crédito?. ¡Pues no!, y el problema son los demás acreedores de las compañías concursadas, que simplemente les queda mirar como lo valioso se lo lleva ¿Quién?.
Se nos dice y se nos repite por todos lados que la ayuda a los bancos no ha costado un euro a nadie, pero lo cierto es que como poco dicha afirmación no es cierta. Está muy claro que nos ha costado y nos está costando cantidades ingentes de dinero, aunque quizás no sea sencillo verlo. De hecho, ya me he preguntado si ¿podemos salvar el sistema financiero?. Claro que nos ha costado y mucho.
Se nos dice y se nos repite que no se ha ayudado al sector financiero en España, de tal forma que incomprensiblemente parece que todos los apoyos que hemos tenido, ¡no han beneficiado a nadie!, a la vez que por cierto, los mercados financieros se han duplicado. A ver si entendemos un poco que resulta que claro que ha habido beneficiados con todas las inyecciones públicas y no hace falta buscar mucho para analizar quien está presentando mayores beneficios, ¿no?. Es completamente demencial, que se niegue la mayor.
Por supuesto se han lanzado campañas de opinión sobre aspectos como los de las sicav, defendiendo ¡que realmente no tienen ventajas fiscales!, y que incluyen como todas las campañas de opinión, la negación de la realidad, el uso de un caso irreal y por último la amenaza de siempre: ¡se va el dinero!. Todo ello completamente absurdo, pero que realmente sirve para defender sus intereses particulares.
En lo que respecta al país, las recomendaciones, han sido subir los impuestos que no le afectan, (IVA), y reducir o no tocar los que les interesan, a la vez que reducir el gasto pero no en aquello que le importa, (nadie se quejó de las ayudas a la banca), y por supuesto pedir una reforma de la seguridad social que realmente lo que hace es “animar a la gente a contratar planes de pensiones privados”. Curiosamente, proliferan los estudios que nos dicen que los sistemas de seguridad social públicos son inconsistentes y nadie habla ni una sola palabra de los sistemas de pensiones privados que parece que son completamente viables, sin discusión alguna, a pesar de que basan sus rentabilidades en la evolución de los mercados financieros, (esos que ya se han derrumbado y que nos ha costado un riñón y parte del otro recuperar a costa de burbujas).
No hablamos tampoco del papel de las tasadoras inmobiliarias en el mercado inmobiliario español, ni por supuesto de las implicaciones que esto ha tenido en esta crisis. Por supuesto, parece ser que aquí todo el mundo tenía que entender que lo de que “los pisos nunca bajan”, es una frase que todo el mundo tenía que entender como errónea, salvo los bancos y las tasadoras, (propiedad de los anteriores), que en definitiva parece que no tenían ninguna responsabilidad en esto de fijar precios irreales de los activos. Por supuesto, cuando desde las entidades financieras se valoran activos como las acciones de zinkia, teniendo en cuenta que la entidad colocadora y que garantiza la liquidez de la acción, estima de forma totalmente irreal un potencial increíble y no pasa nada por que bajen.
Por supuesto, entendemos que existen algunos casos más particulares que están ya en los tribunales, como puede ser el famoso caso del Banif inmobiliario, en el que desde luego no faltan indicios de alguna actuación irregular, y que amenaza con mostrar todas las miserias de la prensa, (con un apagón informativo casi impecable), y de la justicia, con la audiencia nacional y el juzgado de Madrid jugando al tenis con la patata caliente.
Por supuesto, nos encontramos también con los análisis generales sobre la necesidad de apoyar al sistema financiero, so pena de volver a la edad media, lo cual es absurdo hasta el extremo y que sólo sirve para crear la necesidad de acciones de rescate de determinados grupos.
Es curioso como desde la Asociación Española de Banca se niega la existencia de Megabancos en España, ¿Necesita comentarios?.
Y podemos seguir y seguir, con ejemplos de mensajes, sentencias y argumentos que desde el sector financiero se han transmitido y calado entre los medios, políticos y la sociedad, pero que realmente no se corresponden con la sociedad.
Por supuesto, el hecho de que las ideas que se lanzan y se prometan no pasen la criba de la realidad, desde luego no supone automáticamente que todos los del sistema financiero sean “estafadores”, (Que recordemos se trata de provocar con ánimo de lucro engaño suficiente para provocar un acto de disposición). Y es aquí cuando nos encontramos con la famosa presunción de inocencia.
Dicho de otra forma, nosotros hemos sido engañados repetidamente y ha habido beneficiados de las medidas que bajo engaños y presiones han sido llevadas a cabo. Esto no es diferente a las actuaciones de cualquier lobby que realmente tienen como función la de defender los intereses del grupo representado, de tal forma que si hay que modificar la visión y la opinión pública para crear unas condiciones adecuadas, ¡se hace!.
Pero el caso es que en esta historia, hay personas que transmiten estos y otros mensajes que me haya podido olvidar sabiéndolo y hay otras personas que simplemente se fían de lo que les cuentan y lo transmiten. Por supuesto, existe una gran diferencia entre los dos tipos de personas; y entiendo que desde luego que la diferencia es brutal; Por decirlo claramente, hay personas que lanzan recomendaciones a sabiendas que van a ser un desastre, pero confiando en ganar algo por el camino, sin importarles un pimiento lo que ocurra en el resto del mundo. Y por otro lado hay personas que simplemente tienen buena fe.
Este desde luego es el problema que nos encontramos a la hora de individualizar las responsabilidades de informaciones erróneas. Las recomendaciones de la mayoría de las personas que tienen un micrófono en la boca y que salen a los medios económicos suelen ser un absurdo completo, pero persona a persona, no podemos determinar si existe buena o mala fe. ¿Esa persona en particular nos está engañando o está engañada ella?. En este caso, además el problema está en que los tribunales no pueden actuar debido a que en realidad es casi imposible cuantificar el impacto real sobre cada una de las victimas. Dicho de otra forma, existen muchas personas, (bien empleados, bien empresarios, bien personas que lo han perdido todo…), victimas de una situación que en buena medida se ha alimentado gracias a declaraciones, informes y discursos completamente infames. Pero es completamente inviable la personalización tanto de la victima, como del causante del daño. Por otra parte, resulta que es más que evidente, que la banca no es la mayor culpable de toda esta historia, sino que se han limitado a lanzar mensajes que no se corresponden con la realidad para que los políticos aprueben las medidas. En consecuencia, cada una de las personas que se hayan visto perjudicadas por estas medidas, tendrían que exigir responsabilidades a distintos colectivos.
Por tanto, dado que en esta historia, los afectados y los que han provocado la situación son grupos no definidos, es completamente inviable la actuación de la justicia, lo cual se entiende intentando contestar a la pregunta: ¿A quien se denunciaría?.
Por tanto, dado que no podemos investigar en la mayoría de los casos, (salvo aquellos en los que esté involucrada alguna entidad en particular), la realidad es que sólo la historia y la calle pueden dictar sentencia. Y por tanto, dado el entorno en el que nos movemos yo me apunto a decir:
- El sector financiero es a mi juicio culpable de engaños para conseguir beneficio propio, así como de presionar y coaccionar para conseguir medidas que van en su beneficio.
- Lo que a nivel global creo que es innegable, no lo puedo asegurar a nivel particular, por tanto lo que puedo decir de cada una de las personas que tiene un micrófono, ya sean banqueros, políticos, periodistas, o la vecina del quinto es que lo que dice se adecua a la realidad o no. Y en esto es donde pienso entraría el sistema judicial ya que las diferencias no suponen automáticamente una estafa, sino que es muy posible que se deriven de errores.
Pero lo que sobre todo me gustaría dejar claro, es que la imposibilidad de individualizar o acudir a los tribunales, no puede ser jamás impedimento para decir la obviedad: ¡hemos sido engañados!, y ¡hemos sido coaccionados!. Y en ambos casos, aunque no sepamos quien ha sido, desde el sistema financiero hay responsabilidades.
Y por supuesto, todo lo dicho va para todos los lobby que tienen el legítimo derecho de defender sus intereses, pero que confunden esto con el derecho a manipular todo dato, informe y transformar la realidad como si fuese un chiste, con el ánimo de crear una opinión favorable. Y lo queramos o no, una cosa es “defender lo suyo” y otra muy distinta es mentir y manipular para “defender lo suyo”.
Y ya de nota, sería el que desde estos lobby, se ofreciese algo más de los valores que en todos lados se nos piden a los demás; sacrificio, austeridad, trabajo, una cierta moral y desde luego gratitud. Esto va sobre todo para los bancos, que a veces olvidan que siguen en pie gracias a los esfuerzos de mucha gente, (y no de los gobiernos y bancos centrales, que simplemente han dispuesto de los recursos de todos nosotros). Al contrario que la sinceridad y honestidad, que desde luego son exigibles siempre a todo el mundo, estos valores pueden no ser exigibles, pero desde luego ayudarían a rebajar la tensión. Y si buscamos entre todos arrimar el hombro, estoy seguro que no hará falta entrar a discutir sobre si tal o cual roba. Pero si se arrima el ascua a la sardina de cada uno, con evidentes malas artes; ¿extraña el malestar?. ¡hasta aquí podíamos llegar!.