Cuando hablamos de soldados, tenemos que entender que el valor se le presupone. Por tanto cualquier análisis, decisión o medida, que tomemos se desmorona en el caso de que el soldado no tenga citado atributo. Esto es muy sencillo verlo.
En el caso del sistema económico, entendemos que estamos ante una organización. Es un supuesto sobre el que nadie habla. Sin embargo, es fácil inferir que ante la falta de la organización, todas las reglas o análisis fallarán estrepitosamente.
Existe un chiste clásico acerca de los economistas que ilustra a veces los errores a la hora de partir de los supuestos, y su importancia a la hora de llegar a absurdos; por razones evidentes, no es que me hagan mucha gracia los chistes de economistas, pero allá va:
“están un físico, un químico y un economista en una isla desierta tras un naufragio; agotados y hambrientos encuentran una lata de conserva cerrada; se enfrentan al reto de abrir la lata para comer y entonces se inicia la discusión del mejor procedimiento para conseguirlo; el químico se pone como un loco a buscar determinados productos por la isla, para lograr una determinada reacción que permita lograr que la tapa se disuelva o abra; mientras el físico, comienza a hacer complicados cálculos sobre como lograr ejercer la presión suficiente en la lata, para que la tapa de las conservas salte. El economista, viendo como los otros dos se complican y complican da rápidamente con la solución, y comienza a explicársela: “supongamos que tenemos un abrelatas…”.”
Pues esta es la realidad, en función de los supuestos, saldrá todo lo demás; y si no acertamos en los supuestos de partida todo será un auténtico despropósito. Sin embargo, absolutamente nadie se plantea nunca los supuestos, lo cual nos lleva a un callejón sin salida. ¿Podemos plantear opciones con un mínimo de sentido sin replantearnos los supuestos?. ¡Pues estamos empeñados en que sí!.
El primer supuesto sobre el que partimos es el diagnostico de la crisis, calificándola como una crisis financiera que está afectando de forma más o menos grave a la economía real. Por supuesto, ante una crisis del sector financiero, las soluciones son sencillas y cuando nos damos cuenta estamos discutiendo la mejor forma de solucionar el problema al sector financiero. ¡Que si tal o cual medida es apropiada o no para apoyar al sector financiero!. Respecto a una posible crisis sistémica, lo poco que se habla es para negarla implícitamente: “hay que recuperar el sistema financiero para evitar una crisis sistémica”, “hemos evitado una crisis sistémica”, y declaraciones por el estilo, nos llevan a un entorno en el que el consenso considera que no estamos en una crisis sistémica, (y que de hecho hemos evitado el riesgo de que tal cosa ocurra).
Pues volviendo al chiste, está claro lo que haríamos para abrir la lata, “si tuviésemos un abrelatas”. Pero ¿y si no tenemos abrelatas?. Está es la cuestión.
Y ¿sí esto SÍ es una crisis sistémica?; hombre, yo creo que cuando los trabajadores, (y los que no lo pueden ser), las PYMES, (Y las que han desaparecido), las grandes empresas, los bancos y los estados de casi todo el mundo están en una profunda crisis de la que nadie parece saber muy bien como salir, tenemos que empezar a pensar por lo menos en la posibilidad de que esto sea una crisis del sistema y no una crisis financiera.
En medicina, cuando vamos a arreglar un coche o en economía, el diagnóstico es clave para determinar la solución; y por tanto determinar si esto es una crisis financiera o es una crisis económica es desde luego capital. Sí esto es una crisis financiera, tendremos que arreglar el sistema financiero; en caso de que sea una crisis del sistema, pues tendremos que arreglar el sistema.
El tema no es baladí, si esto es una crisis financiera, podemos poner a toda la sociedad a rescatar al sistema financiero y será la solución perfecta. Sin embargo si esto al final es una crisis sistémica, poner a todo el sistema a los pies del sistema financiero, no servirá para otra cosa que dar tiempo al sistema financiero, a costa de hundirnos a todos. Como quiera que en este barco también va el sistema financiero, ni tan siquiera a estos se le solucionaría nada.
Y el caso que para arreglar el sistema primero tendremos que mirar un poquito de que va esto. Es así de sencillo. Al final, volvemos a lo de siempre, un sistema económico se basa en organizarnos, de alguna forma, para convertir unos recursos limitados en bienes para su consumo.
Entendiendo que es un sistema, el siguiente paso lógico nos lleva a la palabra organización, y en cualquier sentido nos encontramos con la importancia de organizarnos.
En cualquier organización, ya sea un equipo de futbol, una empresa, o una economía, nos encontramos con distintas personas en las que cada una tiene un papel, y es importante que cada persona tiene su puesto, sus funciones o en definitiva su trabajo. Si cogemos un equipo de futbol, y ponemos a un delantero de portero, mientras el portero le pedimos que meta goles, mientras el médico dirige el marketing, el chofer del autobús ejerce de presidente, el entrenador es el que carga el autobús, y el utillero hace de entrenador; ¿Cómo funcionará el equipo?.
Supongo que a nadie se le ocurriría, y si por las vicisitudes que sean, nos encontramos en una situación en la que cada cual esté en un puesto distinto, o directamente que estemos instalados en una anarquía en la que cada cual hace lo que le da la gana, está claro que el equipo tiene todos los papeles para llegar al absoluto desastre.
Y ¿en la economía?. ¿Qué tal están actuando los integrantes de nuestro equipo?.
Pues por distintos colectivos, tenemos al sector financiero que por lo menos en la teoría tiene su función de ser en aquello de financiar el proceso este de convertir los recursos en bienes para su consumo. ¡Vamos, lo que viene a ser financiar el sistema!. Claro que últimamente se dedica a financiar al sector público o mediante la especulación que realmente trata de obtener una plusvalía, derivada de la diferencia en el precio de un determinado activo a lo largo del tiempo.
En todo caso, financiar, lo que se dice financiar, poco, y menos a la industria que lo está pasando realmente mal.
Ahora bien, los esfuerzos de la banca, no se están enfocando tanto hacia su función financiera, pero en cambio están haciendo grandes esfuerzos en el campo de la normativa. Por supuesto da la sensación de que los lobbys bancarios son los que dictan las normas políticas en medio mundo. En este sentido, desde luego la dictadura de los mercados está condicionando más que nunca la actuación de los políticos.
Lo cual me lleva al estado, que en teoría es el que debe asumir las funciones de un estado y ocuparse de las normas, las reglas y arbitrar a todos los agentes económicos, garantizando que no existan desequilibrios entre los participantes en los distintos mercados. Por lo menos en teoría, los estados asumen la representación de los ciudadanos y en consecuencia, han de ejercer el poder. Claro que en lugar de gobernar, en la situación actual nos encontramos a todos los gobiernos, dando bandazos de turno, en función de los mercados y curiosamente, dedicando ingentes cantidades de dinero a financiar al sector financiero. O sea que si esperan gobierno, hablen con Botín o Wall Street. ¿Esos de corbata de los períodicos?. Buscando negocios.
Por otro lado los estados han de asumir aquellos gastos en bienes públicos y lograr afrontar de la forma más económica posible aquellos bienes de no mercado. Pero lo triste es que nos encontramos a los analistas económicos afirmando sin rubor que el estado es “la peor empresa”, sin darse cuenta de que realmente es una verdad como un templo, porque el estado es la peor empresa, porque no es una empresa. Sorprende pues al estado generando negocios en todos lados, que por cierto es el papel de la empresa, a la vez que cubre los riesgos, las caídas de facturación o ingresos de las grandes concesionarias y financia, (bien directamente, bien mediante avales, o bien mediante subvenciones), a las grandes empresas.
Lo cual nos lleva a las empresas, que se supone son los instrumentos para coordinar los recursos y convertirlos en bienes, creando por tanto la riqueza o valor añadido que no es otra cosa que conseguir un coche a partir de materias primas y trabajo. La función de las empresas es usar los recursos de la economía, construir los bienes, canalizar las inversiones y vender los bienes para de esta forma con los precios retribuir a todos los eslabones de la cadena para que a su vez estos compren los bienes del sistema. ¿Están las empresas creando?. Pues resulta que todos los esfuerzos están ahora mismo enfocados hacía la reducción de empleo, de stocks. Pero en definitiva, parece que tampoco están realizando lo que se supone se espera de ellas.
Por supuesto, ya que estamos en los recursos, nos toca hablar de los sindicatos, que han de velar por los derechos de los trabajadores, y curiosamente, están impartiendo clases de política económica, pidiendo y ofreciendo responsabilidad y canalizando en lo que va de crisis, (y en los años anteriores), manifestaciones contra la crisis, (aclarando que no es contra nadie), y contra la reforma de la seguridad social, (tema importante, pero no del ámbito laboral). Total, que los sindicatos, estarán haciendo lo que sea menos su trabajo, que no es otro que defender los derechos de los trabajadores.
Claro que luego estamos las familias, que básicamente tenemos como funciones, las de trabajar y consumir con los recursos de esto. Pues resulta que tampoco. Pero si bien hemos dejado de trabajar y consumir, lo que nos cae es la culpa por no haber tomado malas decisiones, lo cual nos lleva a la información que hemos tenido.
Y para analizar la información, el papel fundamental recae en la prensa, sector que en teoría ha de ser el que facilita la información real y que sirva de contrapeso a los mensajes interesados que desde los grupos se lanzan. Sin embargo, curiosamente en la situación actual parece casi impensable que la prensa informe correctamente, sino que llegado un punto se ha apuntado a convertirse en un mero tablón de anuncio de todo lobby que aparece por la calle.
Y podemos seguir con los tribunales, que en lugar de impartir justicia, están tratando de simplificar, los órganos reguladores, que funcionan como una extensión del lobby de turno…
El caso es que en definitiva tenemos trabajadores que no trabajan, consumidores que no consumen, juzgadores que no juzgan, gobiernos que no gobiernan, sindicatos que no luchan, bancos que no prestan y empresas que hace tiempo que renunciaron a crear.
¿Esto es una crisis sistémica?. Piensen en el equipo de futbol y piensen en el caso de un equipo en el que nadie hace lo que se supone tiene que hacer, mi opinión es que esto es una crisis sistémica, más allá de que todo el mundo lo está pasando mal. Esto es una crisis sistémica porque hace años que nadie está haciendo lo que se supone que debe hacer que es el origen de toda esta historia.
Lo digo porque, cada vez que veo el anuncio este de la campaña “estosololoarreglamosentretodos.org”, en el que Angels Barceló, nos dice, (y supongo que con toda la buena fe del mundo, aunque la campaña sea un despropósito total y absoluto, para crear, en mi opinión siempre la opinión favorable a un pacto contra la crisis que viene a ser la forma de que hagan lo que les de la gana sin que nadie pague los efectos), que realmente todos remamos en la misma dirección, me entran unas ganas locas de recordarle que ¡NO!. De esta salimos, cuando todos hagamos lo que tengamos que hacer. Y eso más que remar en la misma dirección, significa que todos hagamos lo que tenemos que hacer y que normalmente es competir, y las empresas deben competir, los sindicatos luchar, los gobiernos dejarse de buscar negocios, acordarse de que representa a los ciudadanos y equilibrar las condiciones para que sindicatos, bancos, empresas, consumidores y trabajadores, luchen por lo que les corresponde, pero con unas reglas claras y sin que nadie se salga de su papel.
En una empresa desde la persona de la limpieza, hasta el director general tienen una función que han de cumplir, y a cambio unas contraprestaciones a percibir. Cada uno ha de tener su papel. En la sociedad también; todos hemos de ofrecer y todos hemos de recibir. Cada uno en su función o esto no funcionará. Y creo que todos debemos empezar a pensar seriamente en que demonios es lo que hacemos, que es lo que se supone que deberíamos hacer y entre todos lograr que las diferencias sean lo menor posible.
En definitiva, quizás deberíamos comenzar a pensar que no tenemos abrelatas, que el soldado puede no ser valiente y que quizás a lo mejor este caos en el que el más fuerte hace lo que le da la gana, sin que exista ningún tipo de arbitro ni reglas que se cumplan, dista bastante de ser algo organizado.
Y ayer es tarde para esto, porque yo cada vez temo más dos escenarios en los que no me quisiese ver; o la anarquía, que se está instaurando en la sociedad y entre los expertos que sin pudor, ni vergüenza arrasan con todo, sin el mínimo freno de las autoridades, (que además echan una mano todos los días), se instaure en la sociedad. ¡y a ver como se para una sociedad desbocada y harta de las instituciones que en teoría nos representan y de los sindicatos que dicen defender los derechos de los trabajadores!.
La otra opción es un iluminado que ponga orden en plan salvaje. Lo malo es que normalmente estos iluminados ponen cierto orden en los grupos que deberían pero luego se pasan de frenada.
Pero lo que está claro es que tarde o temprano la sociedad estallará o buscará un líder entre los iluminados que aparezcan, porque en el fondo parece que somos los únicos que nos preguntamos si un sistema sin orden…¿podrá funcionar?.