Una de las preguntas recurrentes, (hoy y siempre), es si es posible un cambio en la situación, tanto en la puramente económica, como en la social. El enunciado de la pregunta, puede formularse también mediante la pregunta contraria, de tal forma que sería: ¿va a seguir todo igual?.
Cuando hacemos este tipo de pregunta, nos referimos no solo a cambios en la situación de cada una de las personas, sino que abarca un espectro más amplio que incluye las reglas de juego e incluso el poder, la mentalidad, los objetivos y el esquema de pensamiento y los parámetros que nos guían.
Haciendo un ejercicio, podemos dividir a la sociedad en dos grandes grupos; los que esperan que cambie, y los que esperan que no cambie. Por supuesto, en esta situación los que esperan que cambie son aquellas personas perjudicadas por el conjunto de reglas que ahora nos encontramos. Tan simple como entender que en esta situación los que esperan que el entorno se mantenga, son aquellos beneficiados en este sistema.
Llevados al extremo, podríamos colocar en un punto a los directivos de las entidades financieras, (los de los famosos “bonus”), y en el otro punto a una persona de 50 años que ha perdido su empleo y que realmente tiene ahora unas perspectivas cuando menos poco optimistas para el resto de su vida. Está claro que poniéndonos en un entorno de blanco o negro, estas dos personas pueden ser representativas de los colores más claro y más oscuro, aunque no sean desde luego los únicos que se encuentren en los extremos, y por supuesto, sin olvidar que una gran parte de la sociedad estará en una gama de grises, tan grande como podamos imaginar.
Si hoy preguntamos a estas personas si su situación va a cambiar profundamente, lo más probable es que su respuesta sea en todo caso “No”. Es posible que la persona que cobra el bonus, espere algún año cobrar un bonus un poco menor, o un poco mayor y eso determinará la confianza en el futuro. Por supuesto, el parado puede aspirar a encontrar algún trabajo mejor o peor, de forma que este será el aspecto que determinará las expectativas.
El del bonus, confía en que los esfuerzos por mantener el sistema siempre serán suficientes, para que el grupo en que está sea siempre el predominante. Al fin y al cabo el talento es el que ha determinado la posición en la que está cada uno y si una persona está en la cumbre es gracias a unas características que la hacen mejor que las personas que no están en dicha situación. De acuerdo a este razonamiento, es improbable que estas personas piensen que su posición varíe significativamente. Pueden existir desde luego crisis o ajustes, en el sentido de que un año sea mejor o peor, pero desde luego, todas las personas que hoy dirigen el sistema financiero, tienen la confianza de que el sector financiero va a ser la referencia en el futuro, de que el status se va a mantener y que desde luego nunca se van a encontrar en problemas económicos serios.
El parado por otra parte culpará al sistema que nos encontramos, en el sentido de que las posibilidades de mejora son claramente reducidas, y asumiendo este razonamiento, es desde luego improbable que la situación cambie radicalmente. Estas personas asumen que hay dos mundos que se comportan como el agua y el aceite, y que al final salvo excepciones contadas, de la urbanización exclusiva jamás se pasa al gueto y del gueto no se pasa a la urbanización. Al final, estaríamos siempre en la lucha de clases, que sin embargo, en determinados momentos parece que no es tal lucha, sino que en realidad son simplemente clases diferentes.
Curiosamente en esta situación, los unos por confianza, los otros por desesperación asumen que la situación no va a cambiar. Y lo curioso de esta pregunta, es que sea el momento que sea, la respuesta sea la misma, En definitiva, al final el resultado a una encuesta sería una acumulación de “No”, o por lo menos un “es muy improbable”. Pero lo cierto es que si ampliamos nuestra perspectiva, nos encontraremos con que esta pregunta es un absurdo completo. ¿Es posible el cambio?. Lo cierto es que no sólo es posible, sino que el cambio es desde luego la opción más probable, quedando solo un resquicio ínfimo para el no.
Realmente creemos que siempre han existido “bonus”, que los bancos siempre han dominado el mundo, que las leyes de defensa de los consumidores nunca han defendido a los consumidores y que jamás los estados se han preocupado por las “bases”. Asumimos que el mundo siempre ha sido igual, de la misma forma que asumimos que siempre seguirá igual. Sin embargo, la historia se encarga de desmentir tales afirmaciones, tanto a nivel micro como a nivel macro.
Si a una persona le preguntan en 1990 si su situación va a cambiar, dirá que lo más probable es que no, si le volvemos a preguntar en el 2000, repetirá la respuesta al igual que en 2010. Curioso es que si le preguntamos ¿Ha cambiado su vida?, la respuesta es un sonoro “sí”.
Pensemos que si preguntamos a uno de los que se tiraron por la ventana en la depresión del 29 si existía la posibilidad de que eso ocurriese, diría que no. De tal forma que si preguntasen a cualquiera de los que se consumían en la miseria en el mismo momento, si iban a mejorar, lo cierto es que hubiesen negado toda la posibilidad de cambio.
Hoy existen sistemas de seguridad social, prestaciones de desempleo y ciertos aspectos que desde luego eran completamente inimaginables en el esquema mental de los años 20 del siglo pasado. Los bancos centrales son independientes, (del poder político), lo que era impensable hace 50 años. Podemos seguir poniendo y poniendo ejemplos de forma indefinida. Los sindicatos pasan de ser un elemento necesario para la economía a un elemento molesto, al igual que los lobbys.
La realidad es que analizando la historia, lo que encontramos es una sucesión de cambios y evoluciones que no se ha detenido en ningún momento salvo quizás el período oscuro que no fue otra cosa que un cambio.
Podemos discutir si el cambio va a ser rápido o lento, (esta discusión la tenemos incluso en el pasado donde unos ven un “proceso de industrialización” lo que otros ven como “la revolución industrial”). Podemos discutir desde luego los puntos en los que se va a materializar; por supuesto, podemos tratar de adivinar quien va a ostentar el poder, (en el siglo XX se ha pasado del poder de las empresas, al poder del estado, al poder de las empresas y ahora se comienza a hablar del poder de las ideas, o de las personas, o simplemente de los estados otra vez).
Podemos tratar de resistirnos a él, de provocarlo, de anticiparnos, o de negarlo con todas las fuerzas. Pero tenemos que tener conciencia de la historia y entender que si bien es que el mundo nunca es justo, existen diferencias y desigualdades, al final “las cosas nunca siguen igual”.
Pensemos en las medidas que se han tomado en esta crisis; si nos damos cuenta, podemos entenderlas como la exageración de ciertas medidas previas. Pero en realidad son intentos desesperados por mantener las cosas como están.
Entiendo que para los que hoy han sido muy golpeados por esta crisis, el panorama se vea especialmente gris. Por supuesto, los que parece que han ganado pueden estar hoy muy satisfechos, pero en ambos casos, no es más que la miopía nos produce.
Me gustaría ofrecer algo de esperanza a aquellas personas que hoy lo están pasando mal, y está claro que el presente es el que es. El futuro será distinto. ¿Cuándo?. Pues depende de cuánto luchemos, cuánto puedan aguantar los países, cuánto puedan aguantar los bancos. Y sobre todo dependen de las decisiones que todos tomemos
Es así de triste, el cambio se producirá, y se producirá cuando los países no puedan sostener el sistema financiero que parece ser lo único que importa. El cambio se producirá como se ha producido en todos y cada uno de los momentos de la historia, y en ella serán juzgados todos los responsables de esta situación, (esos que ahora se esconden tras las personas y las estadísticas).
Como todo cambio, tendremos que lucharlo, tendremos que esforzarlo, tendremos que aprender, improvisar, equivocarnos y sobre todo tendremos que evitar víctimas que no son otra cosa que vidas destrozadas.
Nadie es perfecto, todos tenemos defectos, pero estoy completamente seguro que antes de lo que todos podemos imaginar, palabras como esfuerzo, honestidad, trabajo, responsabilidad, sacrificio, recompensas y por supuesto justicia van a dejar de ser palabras bonitas usadas para vender humo y justificar lo que sea, para ser una realidad en el futuro. Al final la historia no es más que un péndulo en el que siempre nos movemos de un lado a otro. Y clarísimamente estamos en uno de los extremos.
Al final el sistema sobrevivirá, cuando cambie, porque el sistema no somos más que nosotros, que nos organizamos. Y la sociedad entenderá un día que todos estos organismos con siglas y dirigentes, no son más que instrumentos para ello. Y como tales, o nos sirven, o hay que repararlos o cambiarlos. Así de sencillo.
A las personas que lo estén pasando mal, lamentablemente sólo puedo decirles que aprieten los dientes, aguanten y traten de empujar lo que puedan. Presente no puedo darles, pero sí me gustaría darles confianza en el futuro.
Me gustaría poner hoy un vídeo de una empresa de supermercados de Galicia. Como en cualquier empresa, podemos decir muchas cosas, algunas buenas, otras no tanto, pero tengo que reconocer que es una empresa que conoce a sus clientes, que somos nosotros y logra transmitirlo perfectamente.
Comparto perfectamente los anuncios de esta empresa, (están en Gallego), pero espero que se entiendan, y dado que a veces no soy capaz de encontrar las palabras, pues prefiero copiar:
Y ya puestos, me gustaría poner otros dos anuncios de esta empresa, este anterior a la famosa crisis. Quizás sea para los gallegos, pero en el fondo estoy convencido de que todos somos muy parecidos y todos buscamos lo mismo. El titulo del anuncio se llama "Vivamos como Gallegos". y representa lo que a mi, (y estoy seguro que a mucha gente), me gustaría:
Esto es lo que debemos recordar.