Es difícil encontrar un solo día sin noticias sobre ningún escándalo relacionado con corrupción en España. Por supuesto, va por zonas y por barrios, pero el caso es que no hay partido político, o zona del país que parezca estar limpia de polvo y paja.
Por supuesto, debemos partir que una persona que mete mano en la caja o hace favores o simplemente “pasa” de la ley para beneficiar a otros o a si misma, cuando debería cumplirla, simplemente nos está robando a todos, con el problema añadido de que realmente poco queda de donde robar. Por supuesto, el que una persona robe, (entiéndase coloquialmente la frase), es un problema con la persona. Pero el caso es que cuando el número de personas que roban, el problema pasa a ser un problema de la sociedad.
Es decir. Todos y cada uno de las personas que meten mano en la caja son lo que en la calle se llama “chorizos”; el hecho de que existan numerosos “chorizos”, lo que indica es que la sociedad está fallando.
De hecho por la red circula una receta de cocina que es la siguiente:
POLLO AL AYUNTAMIENTO
Ingredientes:
Un pollo
Un despacho
Varios chorizos
Preparación
1. Se coge el pollo y póngasele una corbata.
2. Colóquesele en el mejor despacho de un ayuntamiento.
3. Rodéesele de unos chorizos frescos.
4. Déjesele a su antojo durante un tiempo.
5. Y el solito se va haciendo rico, rico, rico...
Es difícil distinguir si esta receta es un chiste, una crítica o la simple exposición de una realidad que nos apabulla a todos; pero desde luego no creo necesario explicar el chiste a todos los ciudadanos españoles.
Ahora podemos entender esto como una película de “buenos y malos”, y entender que existen personas buenas, (alguna habrá), y villanos. Pero la triste realidad es que el tema de la corrupción no es más que la punta del iceberg de una situación que, por lo menos en mi opinión, es bastante más grave incluso que los casos que tenemos en los periódicos, que lo queramos o no, por lo menos han sido denunciados.
En esta historia, (como de costumbre), nos hemos olvidado de los matices, las construcciones de los personajes y desde luego la ambientación histórica para explicar que las prisiones y los juzgados sean un lugar idóneo para encontrar profesionales de la política. Los casos de corrupción son muy llamativos pero no debemos olvidar el caos y la absoluta indiferencia por las leyes que nos encontramos en España.
Estamos en un país donde se pasa y mucho de unos cuantos artículos de la constitución, donde se pasa y mucho de todas las normas, y donde hasta es normal el saltarse el cumplimiento de las normas, amparándonos en supuestos beneficios a la sociedad o incluso en el mejor de los casos en un supuesto sentido común.
¿Debe pagar más quien más ingresos tiene?. Eso es lo que está escrito en la constitución, pero sin embargo, luego “pasamos”, para traer a Ronaldo, o para que los inversores no se vayan, o simplemente por que somos guapos.
¿Qué se debe luchar contra la especulación con la vivienda?. Pues también aparece por la constitución, pero por alguna que otra razón, al final resulta que aquí parece que han entendido “contra” en lugar de “por”. ¿Qué es una forma de crear empleo rápidamente y además de arreglar las cuentas públicas y algunas privadas?. Pues hombre, no lo voy a negar, pero va contra lo que hemos aprobado y lo que está en nuestras normas básicas.
¿Qué se engaña a la gente por televisión en programas en los que una empresa obtiene un beneficio derivado de que multitud de personas llaman a teléfonos de tarificación especial, en el que afirman a los oyentes que regalan muchísimos euros a cambio de contestar una pregunta tonta, que según ellos no sabe nadie?. Pues se soluciona con aquello de que realmente pican los incautos, y que no es tan grave porque a cada una de las personas le soplan poquitos euros. ¡y no se hace nada!.
Miremos para donde miremos, la situación degenera de tal forma que al final lo que tenemos es una crisis de valores que se traduce en algo que se ha venido a denominar con una frase tan bonita como “laisser faire”, que no deja de ser un tecnicismo para explicar que “dejamos hacer”. ¿Para que meternos en líos por tonterías?.
El caso es que en la receta que he puesto antes, se dejaba al pollo que se iba cocinando el solito, lo que nos sugiere, tirando de símil, que existe un fuego lento en la sociedad, imprescindible para esta receta. Y es un fuego lento que no vemos, porque ya hemos asumido que una cierta temperatura es normal.
Existe una sensación de impunidad tal que realmente las cosas se van cocinando a fuego lento. Se empieza cargando una comida a este fondo que los ciudadanos ponemos para organizarnos y que técnicamente se llama tesoro público. No pasa nada, aunque desde luego extraña que los funcionarios, trabajadores y pensionistas tengan que pagarse sus comidas.
Como no pasa nada, resulta que comienzas a pasar los cafés y el resto de las comidas. ¡es normal!. Lo hace todo el mundo. ¿Cómo va a estar mal?.
Un día alguno pagará con la VISA las copas en el club, y se montará si alguien se entera, pero si el cargo viene a nombre de “Servicios de hostelería y determinados servicios accesorios S.L.”, simplemente no pasará nada.
Esto se juntará con que los parlamentarios que resulta que comienzan cobrando dietas por ir a su puesto de trabajo, justificándolo como absolutamente normal ya que se tienen que mudar de ciudad y entonces es normal que se paguen los gastos de mudarse a Madrid o a Santiago de Compostela. Nadie piensa que a los funcionarios desplazados a Coruña o Canarias nadie se le ocurre hacer este razonamiento, al igual que a las personas que van a otra empresa, a quienes se les recomienda: “apañese”.
En pocos días, pues las dietas se cobrarán automáticamente e incluso al final se cobrarán aunque los desplazamientos no existan sacando un sobresueldo, como ha ocurrido en Galicia, donde hemos inaugurado el año, con un escándalo de cobro masivo de dietas por un gran número de diputados, que aún por encima no se desplazaban.
Empezamos con regalos, con sobrecitos… y acabamos unos años más tarde en una situación como la de ahora, en la que todo de repente huele por todos lados.
Lo importante es que sólo hay una forma de frenar esta corrupción y no es otra que el respeto obsesivo a las reglas; en el momento en que se empieza a ceder, lo natural es que poco a poco se llegue a grandes tramas.
La única forma de luchar contra este proceso es agarrarse a las leyes, a las normas. Está claro que siempre pueden ser mejorables, y está claro que siempre tendremos motivos, (algunos egoístas y otras altruistas), para saltar las normas, pero debemos exigir que se cumplan siempre, y luchar por cambiarlas.
Sé que puede ser una tontería, saltarse la ley de datos, que cuatro futbolistas paguen más impuestos que los demás, que los engaños de personas o entidades sean considerados “estrategias agresivas de marketing”, y que los reguladores hagan un poco la manga ancha, puede ser considerado “ser proactivo, ágil o eficaz”. Sin embargo es relajar las normas en un proceso a fuego lento.
Si esta relajación, la unimos a que el estado se ha olvidado que está al servicio de los ciudadanos y ha pasado a ser una fuente de negocios y tenemos ministerios completos dedicados a esto, el panorama se completa.
La relajación más el dinero en los despachos es el caldo de cultivo ideal, y de esta forma contratos públicos, urbanismo y los planes E, las primas eólicas, los fondos estructurales, los cursos públicos, subvenciones de todo tipo,… son una fuente increíble de pequeñas corruptelas sobre las que flotan después los grandes temas de los periódicos.
Me gustaría que cada vez que hay que tomar una decisión, los honrados pensasen que la “tontería” de aceptar un café o dar una confianza, o una pequeña información que no perjudica a nadie, no es otra cosa que el primer paso a una gran trama. No pensemos en los chorizos como personas que han nacido como chorizos. Pensemos en un proceso en el que la honradez, la seriedad y ciertos valores no desaparecen de pronto, sino que se van perdiendo poco a poco. Y pensemos que una persona honrada no es la que se define como tal, sino que es la que en las pequeñas decisiones que toma día a día, (esas aburridas que no caben en ningún análisis), son las que marcan la diferencia.
Y creanme, decir que no, es algo duro, sobre todo ante pequeñas tonterías. Todo el mundo te tachará de exagerado, "más papista que el papa", y calificativos similares. Pero ¿saben que?. Al cabo de un tiempo en el que tengas que discutir pequeñas tonterías un día te das cuenta que se acaban las pequeñas discusiones. Al final en estos procesos, creemos que nadie nos conoce pero al final todo el mundo sabe absolutamente todo. Al final compensa poner reglas claras, inflexibles y que quizás sean vistas como extremas. ¿El premio?. Pues a medida que todo se desmorona, la sensación de confianza, de honestidad y el orgullo; ese orgullo del que dice "Soy pobre pero honrado", o mejor incluso; el orgullo de aquel que dicen: "es pobre pero honrado".
Cada persona tiene que decidir y cada persona tendrá que asumir el coste de la decisión y tendrá los resultados. ¿Rentabilidad?. Pues hasta hace un par de años, estaba claro... ¡Ser chorizo!. Pero el caso es que alguna gente prefiere tomar la decisión pensando en que la vida es algo a largo plazo. ¡Quizás sea un poco revolucionario pensar que es mejor pasarlo mal al principio y luego fijar unas reglas que te hagan sentirte bien!.
Por cierto, ¿El sistema?. El sistema es una muy mala excusa porque el sistema somos nosotros y es lo que hacemos...Así de simple.