Imaginemos una persona que embriagada, se pone al volante de un vehículo y pasando completamente de las más elementales normas de seguridad vial se pone a conducir de una forma totalmente temeraria, bajo la supervisión de unas autoridades que lejos de imponerles sanciones, les dan gasolina; y todo ello aderezado con un círculo de amistades y familiares que comparte, e incluso admira y aplaude tales actitudes.
¿Qué ocurriría si en esta fotografía algo sale mal y resulta que el coche se estrella contra otro enfrente y alguien completamente ajeno a esta situación resulta herido o muerto?. ¿Cómo llamamos a esto?.
Está claro que hoy en día esta historia, daría lugar a un linchamiento en todos los medios de comunicación, en todas las opiniones y en conversaciones, y solo las fuerzas de seguridad podrían evitar el linchamiento literal. Por supuesto, los jueces, los medios y absolutamente todo el mundo pediría un castigo ejemplar. A fin y a cuentas existió una muerte.
Tras sesudos análisis, todos comprenderíamos que culpables han sido tanto el conductor, como los agentes que lo vieron y le llenaron el depósito y los amigos que les aplaudieron. Cada uno en su grado, pero todos culpables.
Podemos imaginar también un señor de la guerra de algún país poco conocido en un país del tercer mundo y que entre otras lindezas consiga unos jugosos rendimientos controlando las provisiones humanitarias, y repartiéndolas de acuerdo a sus intereses. Usan la fuerza de las armas para controlar la medicina y la comida, generando una escasez que le suele venir muy bien ya que tienen el control. El número de víctimas puede ser elevadísimo y probablemente el citado personaje no lleve nunca el premio nobel. Y hasta es posible que lo llamemos genocida, (siempre que no tenga el control de un activo estratégico para las corporaciones occidentales, o no se aviene a compartir el negocio está persona será llamada genocida).
Está claro que existen personas que causan un grave daño a la sociedad, daños que van desde incidentes que quedan en sustos, (cuando logramos esquivar al conductor borracho), hasta las muertes y miserias generales para la zona donde actúan, de toda clase de señores de la guerra y genocidas.
Por supuesto, si preguntamos a cualquiera que ha ocasionado un daño tanto a una persona como a un colectivo, difícilmente encontraremos la respuesta de “Soy un cabrón”. La realidad es que todo el mundo nos dirá que es para hacernos más fuertes, porque es lo más justo, o que fue un accidente que se les ha ido de la mano.
A lo largo de la historia se han justificado auténticas barbaridades. Algunas han colado y otras no. La diferencia entre las barbaridades que ha cometido Hitler en la segunda guerra mundial, (todas ellas justificadas con muchas razones, a la cual más demencial), y la decisión de lanzar dos bombas nucleares sobre dos poblaciones japonesas por los Estados Unidos en el entorno de la misma contienda, no es otra que Estados Unidos ha ganado la guerra.
Por supuesto, cualquiera puede dar cuatrocientas mil excusas para tratar de demostrar que millones de muertes del genocida alemán no son igual que las víctimas japonesas.
Hoy la situación me resulta muy similar en bastantes términos. He hablado de los señores de la guerra o de los dictadores de países deprimidos y que probablemente ni conozcamos. Estas personas que a veces generan películas y distintos voleviles en la ONU. En definitiva, mediante el control de las armas o de algún recurso, estas personas controlan los bienes básicos, (alimentos, medicina, energía), en países del tercer mundo lo que les confiere un gran poder.
Por supuesto, la escasez de estos productos les viene muy bien, ya que generan un mayor valor para los bienes que controlan. Las consecuencias son claras y básicamente son muertes, es miseria. El proceso es que iniciar conflictos, asesinatos étnicos y demás lindezas para conseguir el control del recurso local y generar hambre.
Curiosamente, las cosas se ven de otra forma, cuando los analistas calientan el mercado del trigo, o bien cuando los bancos centrales ofrecen toda la liquidez del mundo para recuperar los mercados de commodities, o cuando la especulación genera que los precios se multipliquen por 5 entre 2007 y 2008. O cuando se explica por razones de cosechas, que es normal que los precios vayan a recuperarse siempre. Cuando surgen noticias de que las cosechas son peores de lo estimado, (costumbre), para conseguir elevar los precios, lo que tenemos que tener claro es que aparte de estar jugando en este casino mundial, estamos provocando casos como los problemas de hambruna en haiti en 2008
Lo cierto es que las decisiones que se toman en los mercados financieros, y sobre todo en las commodities, tienen unas repercusiones que en determinados casos pueden a llegar a ser dramáticas.
Entre el cuarto trimestre de 2008 y el primero de 2009, se ha rescatado sin mirar absolutamente nada a la banca de inversión, y eso ha consistido en volver a hinchar las burbujas que se han derrumbado a partir de julio de 2008. Esas burbujas, lo que significa es que muchas personas, a lo largo de este mundo se han visto condenadas a la miseria, al hambre.
¿Cuántas víctimas tenemos derivadas de estas decisiones?. Nadie lo sabe, porque resulta que los “mercados” hasta se ahorran las patéticas explicaciones del conductor borracho o incluso las diatribas que nos sueltan los dictadores de turno. Simplemente, se esconden los efectos secundarios y ya no hace falta ni soltar el latigazo de “Daños colaterales”.
Países arruinados, personas con la vida destrozada, suicidios, hambrunas, y lo más curioso es que lo más ha dolido ha sido que los ahorradores y los participes de los fondos de pensiones han perdido parte de su patrimonio.
Hay personas que están realizando o justificando, o incluso proponiendo medidas, que suponen que otras personas van a morir. Es así de sencillo. Puede que no sea directamente con un Ak-47; puede que no sea directamente pisando el acelerador del coche. En unos casos puede ser que no sean conscientes de los efectos. En otros es posible que incluso sean conscientes.
Por supuesto es posible que alguien diga que esto es demagogia, y puede que sí, pero lo cierto es que es verdad. Es innegable decir que lo que ocurra en el mercado del trigo, puede provocar gravísimos problemas en determinados países. Lo que ocurra en el mercado de petróleo puede provocar problemas en muchas economías familiares, o en muchas empresas, que despedirán a sus empleados, lo cual a su vez provocará quiebras, hambre y miseria. Esto es completamente innegable, por mucho que nos neguemos a verlo.
En muchas ocasiones me avergüenza esto y desde luego uno de los aspectos que hemos de solucionar es el tema de la responsabilidad penal de todos aquellos que buscando un beneficio propio, generan unos efectos tan devastadores. Por una simple lógica, merecen una pena superior al asesinato, por una simple cuestión aritmética.
Lo triste de la situación es que no sólo hay responsabilidad penal, sino que hay premios, rescates y distinciones. Claro que también los genocidas, lo son desde el punto en que no son apoyados por los medios o gobiernos occidentales. A fin y a cuentas, asesinar en este mundo es luchar por los ideales, (si el que aprieta el gatillo, el acelerador o bloquea el trigo, es amigo) y son acaparadores, genocidas o dictadores si son enemigos…