Uno de los rituales de este sistema parecido a la democracia, es el de los procesos electorales. Es ya algo típico el hecho de que en estas campañas, nos cuenten una historia, nos hagan unas promesas y después de ganar las elecciones, ir colando poco a poco el “donde dije digo, digo Diego”.
En el fondo los ciudadanos, ya nos tomamos un poco a cachondeo esto de lo que nos cuentan y ya desde hace mucho tiempo pues simplemente no nos creemos absolutamente nada. El caso es que de un tiempo a esta parte, resulta que los políticos se han enterado de la crisis, y el esquema ha cambiado ligeramente.
En 2004, cuando el PSOE ascendió al poder, una de las consignas claras era la de luchar contra una burbuja inmobiliaria y el deterioro del poder adquisitivo, recuperar los derechos de los trabajadores y demás cosas. Muy bien, nos dijeron, votamos, y luego poco a poco fueron pasando de la historia, aunque se han encargado bastante de engañarnos y colarnos lo del social, lo del talante y no sé cuantas cosas más para intentar convencernos de que íbamos a mejorar, (los de la calle), aunque ya se hablaba de la champions por las cotizadas y las entidades financieras.
Hoy esta situación es ya impensable en el mundo, a la luz de los acontecimientos. En 2008, nos encontramos con un nuevo proceso electoral, en el que el tema estrella es la de los 400 euros. Se ha catalogado de populista, y por supuesto, tenía grandes fallos, (como el hecho de que no llegase a los sueldos más bajos), pero realmente fue la única idea que tenía algo sentido. Esta idea fue lo primero que se fue a hacer gárgaras cuando se ganaron las elecciones. Curiosamente en Estados Unidos donde había surgido la idea con un cheque a los contribuyentes de 600 dólares, (firmado por los republicanos), fue lo primero que jamás se planteó con los demócratas.
Lo curioso es que en Estados Unidos y en España, se aprobaron estas medidas, porque la situación era muy mala, y se derogaron porque la situación era muy mala. El caso es que tanto en España como en USA, se lanzaron a salvar a la banca, a las cotizadas, a fomentar las operaciones corporativas y a dejar a la clase media para los discursos.
No deja de tener su coña que la gente apoyase unas opciones, los elegidos hiciesen todo lo contrarias, apoyándose en la supuesta bondad de tomar decisiones difíciles, cuando resulta que lo que han hecho es engañar, y finalmente lo que han conseguido es un desastre mayúsculo.
Si salimos de ahí nos encontramos a otros líderes que han hecho exactamente lo mismo, de tal forma que tenemos el nuevo ritual, que consiste en presentarse a unas elecciones, decir lo que la gente quiere oir, proponer unas medidas porque las cosas están muy mal, para a continuación llegar o continuar en el poder y pedir perdón inmediatamente porque se toman las decisiones contrarias, bajo la coartada de que ¡las cosas están mal!.
Angela Merkel prometió bajar los impuestos, pero cuando llegó al gobierno, nos contó que las cuentas y la situación estaba tan mal que primero retrasó la bajada y luego los subió. Por supuesto, el caso de la Merkel era curioso, porque ella ya gobernaba y no sirve la excusa de que no tenía conocimientos de nada.
El caso de Sarkozy y su discursito ya lo expuse el otro día en el post, e ilustra perfectamente el cambio entre un presidente que llevaba menos de un año en el poder y el cambio que ha ilustrado. Por supuesto, las razones para proponer la refundación del capitalismo, y para proponer la profundización en lo contrario son las mismas; ¡la delicada situación de las cuentas!.
En Grecia, nos encontramos con que el partido socialista gana las elecciones prometiendo una mejoría para la maltrecha economía de los griegos, y lo primero que se comen es un ajuste que iba en contra de lo prometido. Por supuesto, para las clases medias y bajas, les toca el papel de rescatadores y las entidades financieras son las rescatadas.
Por supuesto Obama hizo famoso el “yes, we can”, y creo que el votante estadounidense no tenía en mente la cantidad de billones que se iban a meter al sector financiero, como medida estrella.Si nos vamos a Inglaterra, nos encontramos con que han ganado las elecciones los conservadores, apoyados por los liberales. El caso es que la semana pasada, ya han comparecido Cameron y Clegg a pedir perdón por incumplir las promesas electorales. En fin, todo un tópico. El caso es que faltan a la palabra a sus votantes, (adivinemos), porque la situación es grave, olvidando que es la misma coartada que usaron en sus días para prometerlas.
El caso es que aquí siempre tenemos un argumento que suena incluso aburrido. Los partidos nos cuentan una cosa, conectan con los votantes, tratan de proponer lo que necesitamos, luego llegan al poder, y ya se olvidan las encuestas y se saluda a los de “los mercados”, por lo tanto todas las medidas propuestas se califican como populistas, se dice que hay que tomar medidas impopulares, lo cual gusta mucho a los mercados, se hace lo contrario y curiosamente nunca se cae en la cuenta que los ciudadanos habíamos acertado pero nos han engañado.
En todo caso a veces esta pose llega a niveles ridículos, cuando de repente pasa algo extraño. Esta semana tenemos cierta polémica por unos documentos que ha conseguido wikileaks. Resulta que han conseguido 400.000 documentos acerca de las barbaridades en la guerra de Irak. Asesinatos de civiles, torturas y en general toda una sarta de auténticas salvajadas que se han cometido en esta guerra.
Cuando surgen unas cosas como estas, las cosas se descontrolan hasta niveles absurdas y nos encontramos con los norteamericanos criticando la filtración de los datos, (y echando un manto de silencio). Pero lo más curioso es la reacción de Nick Clegg que no ha dudado en salir a pedir responsabilidades e investigaciones.
Estamos tan acostumbrados a las mentiras, a que los políticos nos cuenten historias, y a las historias sobre el populismo que creo que hasta nos cuesta ver el surrealismo de la situación. ¿De verdad se está sorprendiendo Nick Clegg?. Supongo que a todos nosotros cuando hemos visto lo que va saliendo, nos están repugnando ciertas actuaciones. Pero entre todas las exclamaciones que podemos proferir, la que no he oído a nadie es ¡no puede ser!, ¡no me lo creo!.
Es decir, el tal Nick Clegg, a la sazón segundo del gobierno británico, parece que es el único sorprendido ante estos datos en todo el mundo. De hecho, la sociedad en 2003, salió a la calle a protestar contra una guerra, y creo que no soy el único que salió porque lo que esperábamos era una escabechina futura entre los Iraquíes, (no creo que Sadam motivase a demasiados manifestantes), con el fin de conseguir petróleo barato.
Hoy tenemos a las compañías occidentales, haciendo suculentos negocios, a cuenta del petróleo mediante contratos que han conseguido del “gobierno democrático” de Irak, a cuenta de la reconstrucción y demás, y para más inri, resulta que nos encontramos con una mayor concentración del petróleo, de forma que si bien las compañías americanas lo consiguen más barato y pueden colocárnoslo más caro.
Pues creo que la inmensa mayoría de la sociedad tenía claras las intenciones cuando salió mayoritariamente a la calle, y por supuesto también los efectos. Un despilfarro de dinero y una sangría de victimas entre las clases más indefensas de los dos lados, que ahora están, (estamos), enfangados en una espiral de la que nos va a costar tanta sangre salir.
Pues esto que intuía la gente cuando salió a la calle mayoritariamente, es lo que ahora sorprende al segundo de Inglaterra; persona que por cierto, se supone que está enterado de lo que ha pasado ahí. ¿no?. No deja de ser paradójico que resulta que nosotros no nos sorprendemos de las filtraciones de unos informes de Wikileaks, sobre unos hechos gravísimos, pero parecemos olvidar que el gobierno británico tiene estos informes u otros similares, porque a fin y a cuentas, tenían allí a su ejército.
Por no hablar de que se supone que tienen servicios de inteligencia, (los famosos MI), que supongo yo que sirven para algo más que para inspirar la serie de James Bond, (aunque quizás el único parecido entre la película y la realidad sean los martinis agitados pero no revueltos).
El caso es que una y otra vez, la sociedad parece acertar, los políticos parecen engañar y los resultados tienden a confirmar los hechos a posteriori, aunque en ningún caso se reconozca. Por tanto, conviene poner en valor a la sociedad, sobre todo cuando tengamos la tentación de desechar cualquier idea porque va a gustar a los votantes, (lo cual por cierto es lo que corresponde en una democracia, ¿no?).
En fin, otra cosa que queda en esta historia es el papel de wikileaks, ¿Es bueno luchar por ciertas cosas saltándose las normas y las reglas?. Lo pregunto porque es posible que circulen informes económicos que vayan en contra de las ideas que nos venden. ¿Qué debe hacer cualquier persona que tiene información confidencial sobre algo menos grave que muertes, sobre algo que posiblemente no sea tipificado como delito, pero que vayan en contra de lo que se transmite?. ¿Qué ocurre si una persona tiene información confidencial sobre gobiernos o empresas que contradice lo que se transmite?.
Esta pregunta no es baladí y quizás de para un post, en el que se podría meter el papel de wikileaks, pero quizás la mejor forma de conseguir cumplir las normas, no sea empezar saltándoselas. ¡Aunque 100.000 muertos pesan mucho!.