Henry Ford se ha hecho famoso por revolucionar el sistema productivo y empresarial. Lo más complicado que ha hecho este personaje fue cambiar el punto de vista y ampliar las miras. Resumiendo demasiado, la visión consistía en innovar en los procesos para conseguir reducir los costes de los vehículos para que fuesen asequibles a la clase media y de esta forma poder usar las técnicas de producción en cadena. De la misma forma defendía que los sueldos tenían que ser suficientes para que los obreros pudiesen comprar sus vehículos.
Más allá de los conceptos revolucionarios en lo que se refiere a la dinámica empresarial, el punto más relevante de este personaje ha sido su visión de sistema y tratar de compatibilizar los intereses de todo, intentando cambiar dogmas y proponiendo cambios en la situación general de la economía para alterar las condiciones de la demanda y las condiciones de producción. Por supuesto es completamente absurdo ahora tratar de entender la contribución de esta persona a la productividad de las distintas industrias.
Por otra parte en España, tenemos otro caso también muy mencionado en todos los manuales y libros, que ha sido el desarrollo de la cadena de El Corte Inglés, que ha revolucionado también el comercio, introduciendo servicios y sobre todo la financiación de la compra de sus productos.
En este caso, esta empresa detecta que las posibilidades de venta de sus artículos se incrementan si los financian, de forma que han buscado la forma de que los clientes puedan comprar sus productos, aún sin tener el dinero disponible. Consiguiendo beneficios inmediatos (derivados de la venta inmediata), aún a costa del endeudamiento de los clientes.
Es evidente que existen sustanciales diferencias entre ambos esquemas y ambas propuestas. Pero la principal y que agrupa todas las demás es el enfoque o puntos de partida de los que se parte. Si nos damos cuenta, el esquema de Henry Ford partía de intentar transformar el sistema económico, la forma de producir, los ingresos y el funcionamiento de las empresas respecto a la situación que existía en este momento; sin embargo la cadena de centros comerciales, lo que hace es intentar adaptarse lo mejor posible a una situación determinada. Es decir, existen los clientes, con sus ingresos, sus gustos y sus posibilidades y lo que se trata es de buscar la mejor forma de conseguir beneficios en esta situación.
Es posible que a la hora de poner en un post estos dos casos, pueda implicar que tengo la impresión de que El Corte Inglés no esté haciendo lo correcto en este caso. Nada más lejos de la realidad; las empresas tienen que trabajar en un entorno en el que las reglas del juego están definidas por la sociedad y tienen que adaptarse de la mejor forma posible a estas circunstancias. Por lo tanto, la actuación de El Corte Inglés es claramente mejor a la que proponía Henry Ford, que a su vez tampoco se distingue tanto del sistema financiero de hoy. Recordemos que el sistema financiero hoy, no hace otra cosa que intentar cambiar el sistema realizando tareas de lobby para conseguir reformar todo aquello que no sea el sector financiero. Por supuesto, la gran diferencia entre las ideas de Henry Ford y todos los mensajes que nos llegan ahora desde el sistema financiero, (y sus altavoces), estriban en la sostenibilidad, ya que mientras el primero trataba de pensar en todos los puntos de vista y en todas las circunstancias, lo que nos encontramos hoy es con un diseño en el que se trata de cambiar para favorecer lo propio en el corto plazo, (aún a costa de los problemas en el futuro).
Pero lo que con frecuencia olvidamos es que si no es demasiado aconsejable que sean las entidades o personas con intereses particulares los que se ocupen del diseño de las circunstancias en las que se va a mover la economía, es especialmente grave que los estados abdiquen de su papel en el diseño, vigilancia y arbitraje de los mercados para que estos funcionen correctamente.
De esta forma, tenemos a todos los gobiernos y bancos centrales del mundo, unidos al sistema financiero, copiando el sistema que ha desarrollado el corte inglés desde hace unos cuantos años. Primero se ha buscado como sacar beneficios con una serie de burbujas varias, que han permitido además que los ciudadanos cubriesen el déficit de las cuentas con el endeudamiento. Luego fueron las empresas en medio de un frenesí de operaciones corporativas que han dejado por un lado millonarios y por otro unas deudas increíbles. Y ahora nos encontramos con toda una serie de artimañas para que los países puedan seguir endeudándose o pagando cantidades indecentes por endeudarse.
De hecho, una vez el endeudamiento país a país ya comienza a marcar limites en algunos países que han sido rescatados y en otros que están a punto, lo que queda es el eurobono, que no es otra cosa que un sistema para emitir más deuda.
Pero por supuesto, nadie se ha planteado salirse del dogma, pararse, respirar y analizar la posibilidad de que el endeudamiento no sea más que la primera consecuencia de una situación en la que existe un desequilibrio económico en lugar de la causa de esta situación. La diferencia es que si es un desequilibrio anterior, no se va a solucionar nada buscando nuevas formas de endeudarse.