En junio colgué un post sobre el disclaimer que la página del ICO prohíbe a todos los ciudadanos estadounidenses entrar porque la información que se va a mostrar no cumple con los requisitos establecidos por la ley estadounidense sobre activos financieros promulgada en 1933.
La verdad es que ya tiene un poco de guasa que un organismo en 2010, en plena era de las tecnologías de la información, no cumpla los requisitos de 1933, (aunque sospecho que los problemas no son “técnicos). Pero todo es susceptible de ser superado.
Ahora conocemos que Goldman Sachs, (que a falta de otras noticias es una entidad americana, rescatada por el gobierno americano), invierte en Facebook, (otra compañía americana), y ahora está intentando colocar entre los inversores participaciones de esta empresa. En un momento dado, nos encontramos con la decisión de la entidad de no ofrecerlas al mercado norteamericano, lo cual roza el absurdo. La compañía no establece las causas, pero la SEC y las limitaciones legales están en el horizonte.
En este caso analizar si la información cumple unos mínimos requisitos para ser distribuida a los inversores es bastante sencillo, (aún sin conocer en detalle la normativa USA), porque en realidad la información disponible va poco más allá del nombre de la empresa. La compañía deja clara que la decisión de limitar la oferta y no ofrecerla en Estados Unidos, no parte de nadie externo a la empresa, (en particular de la SEC), pero o somos todos muy tontos o realmente tenemos que entender que “Nadie le ha requerido OFICIALMENTE a Goldman que no venda tales títulos a norteamericanos”; porque desde luego que el tema no esté hablado y sobre todo la investigación de la SEC de estas compraventas de acciones, (publicada en diciembre), han existido y son una notificación tan clara y contundente como una investigación oficial.
La excusa de que la excesiva atención de los medios es lo que desaconseja que esa inversión se destine al mercado local es simplemente absurda, debido a que la atención a los medios para una oferta es lo que buscan todas y cada una de las empresas con un producto con valor y por supuesto nadie tiene ningún problema en dar a conocer un buen producto. Otra cosa es que el ánimo esté demasiado caldeado tras la investigación por fraude de la SEC a Goldman, que se ha cerrado con un pago inferior a lo que se supone estafado, como para ahora seguir tensando la cuerda. No cuesta imaginar las reuniones entre los directivos de la banca y los reguladores donde se le comunica a Goldman Sachs que es mejor que ahora se dedique solo a “explotar” el mercado extranjero y que en casa mejor que dejen las cosas como están. ¡y aquí estamos!; la SEC ha cubierto (en parte) a los suyos, y ahora nosotros dependemos de la cnmv.
Lo que está claro es que la actuación del mundo financiero en este asunto ralla el absurdo, ya que esta vez no se está vendiendo u ofreciendo una oportunidad sobrevalorada. Es que ya ni se sabe que es lo que se nos está ofreciendo, (y uso el “nos” con propiedad, como luego explicaré). Por no saber, no se sabe ni cuanto son los beneficios de esta empresa, ya que en algunos sitios aparecen beneficios de 2.000 millones de dólares, en otras páginas son 2.000 millones de euros, en otros sitios nos encontramos con que los 2.000 millones son ingresos, (también bailan los euros y los dólares), de tal forma que los beneficios serían entre 300 millones y 450, (adivine alguien la moneda). De esta forma, parece que alguna cifra hay alrededor de 2.000 de tal forma que los PER estimados varían entre 25 y 75.
Todo el mundo dice que no tiene endeudamiento, (¡vaya usted a saber!), pero nadie sabe nada de política de dividendos, por supuesto, tampoco sabe si los beneficios pasados se han destinado a comprar oro, deuda griega o urbanizaciones en el mar menor, han ido a parar al chaval, o están en preferentes de una caja.
Absolutamente nadie sabe nada de cuál es el plan de negocio, que es lo que va a hacer o tiene previsto para el futuro, no se sabe si va a vivir de la publicidad, o va a vender servicios a empresas o si pretende comprar otras empresas; ¿a ver si va a hacer un sistema operativo que compita con el Windows de Microsoft, o desarrollar un coche eléctrico?.
Lo único que sabemos es que Goldman Sachs compró el 0,9% de la compañía por 450 millones de dólares, lo cual nos dice que esta empresa la valora en 50.000 millones y que ahora busca inversores para completar 1.500 millones más. En teoría, Goldman Sachs ha pedido a todos a los que les ha enviado la oferta, (tanto americanos, lo cual nos indica que en principio también querían explotar ese mercado, como asiáticos, como europeos), que no digan las condiciones. La gran incógnita de esta situación es que a pesar de que (según Goldman) la historia con los medios se le ha ido de la mano, resulta que de la empresa se sabe más bien poco y desde luego con una fiabilidad nula; o los inversores a los que ha llegado la oferta son muy disciplinados o esto rompe todas las teorías que nos dicen que es imposible mantener un secreto así; o es que simplemente los datos aportados por Goldman son pocos o nulos.
¿Porque existen tan pocos datos?; pues enlaza con lo que antes mencionaba con la publicidad. Si yo pretendo vender un coche, o una barra de pan o lo que sea, tendré que hacer todo lo posible por informar a los clientes y en todo caso, lo normal es que me pase resaltando los aspectos positivos. Sólo se me ocurre una situación en la que intente vender algo con suma discreción y facilitando la mínima información necesaria; y esto es cuando estoy intentando colocar algo a un precio que no corresponde; ¡y que sea consciente!. Si intento colocar un coche que se cae a pedazos a precio de nuevo, trataré de enfocar la venta hacía mi persona con mensajes del estilo: “confía en mí”, “no me compensa fallarte”, “te lo digo yo…” y similares, en lugar de centrarme en el coche y sus atributos. Pues salvando el nivel en esta historia, la realidad es que el único dato es que Goldman ha pagado un importe, por lo que el resultado es: “si lo ha pagado es que lo vale”; de tal forma que mañana podemos encontrarnos con que la entidad nos ha vendido lo que sea, al doble de lo que pagó, ¡y no entenderemos como perdimos!. Si existiese un gran valor en las previsiones o en los resultados estarían en todos los medios, sin ningún problema. Por supuesto, tengo que suponer que Goldman conoce estos datos al dedillo, (lo contrario significaría que meten 500 millones y recomiendan a ciegas, lo que por supuesto, ya ni es descartable, pero que no parece realista).
Por supuesto, en este caso todo el mundo ha reaccionado con bastante escepticismo, porque la burbuja punto.com aún está muy reciente en la memoria de la sociedad. Y realmente es algo que me gustaría resaltar ahora que se ve claramente. Tradicionalmente nos encontramos con la explicación de las burbujas en el sentido de que nos hemos vuelto locos todos. Al fin es la sociedad la que la genera y resulta que la codicia y la ceguera se nos traspasa a toda la sociedad de tal forma que parece que los 47.000.000 de españoles o los 6.000 millones de habitantes de la tierra nos volvemos locos. (siempre me pareció muy apropiado el título del libro: “el hombre que cambió su casa por un tulipán”, para explicar cómo se explican las burbujas desde un fenómeno social).
Desde luego esto de que todos estemos metidos en las burbujas es algo innegable, pero la realidad es que ese “todos” empieza en el momento en el que estallan, donde nos enteramos que efectivamente estamos todos. Si este pelotazo de Facebook es una burbuja, (y me parece muy difícil defender que sea otra cosa), podemos comprobar que en realidad no se está volviendo loco todo el mundo, sino que el escepticismo es manifiesto. ¿La sociedad se cree a los de Goldman Sachs y Facebook?. Pues me temo que es tan claro que la respuesta es una negativa que incluso los reguladores han decidido actuar, (¡ya es noticia que la SEC intervenga contra la entidad!); y probablemente nadie conozca a ninguna persona que esté dispuesta a invertir su dinero en estas condiciones, máxime cuando lo único claro que ha transcendido de la oferta es que la inversión mínima asciende a 2.000.000 y que no se pueden vender las acciones hasta 2013, (curioso que lo único que haya transcendido de esta oferta son esas condiciones).
Pues teniendo claro estos datos tenemos que entender que la oferta se destina exclusivamente a inversores cualificados y que sean gran fortuna o bien algún tipo de inversores institucionales, (fondos de pensiones o fondos de inversión), es fácil entender que si tiene éxito, la realidad es que al final todos los que tengamos un fondo de este estilo estamos invirtiendo en este negocio con esta información. En todo caso, si a cualquiera de nosotros nos ofrecen esto, lo declinaríamos inmediatamente tildando de autentico demente al que nos lo propone. Lo que a veces no nos damos cuenta es que realmente si estamos invirtiendo en este tipo de negocio y que nos enteraremos cuando resulta que caigan los valores y todo el mundo diga que colectivamente nos hemos vuelto locos.
Y realmente ¿Qué habrá pasado?. Pues que es cierto, nos hemos vuelto locos porque resulta que Goldman Sachs ha recibido peticiones por 7.000 millones de dólares para participar en una oferta de 1.500 millones de dólares, y con el mero argumento de que supongo que no habrá gestor de fondo en el mundo que no se apunte a comprar un activo que ha comprado Goldman Sachs, (aunque no se sepa ni que se está comprando, o como es el caso, aunque se sepa a cienta cierta de que lo que se está comprando tiene muchos puntos oscuros).