Una cosa que me sorprende es que en cualquier foro económico, nos encontramos con comentarios ironizando sobre la capacidad predictiva de niño Becerra, que se hizo famoso por su predicción del crash de 2010. El caso es que seguimos aquí de tal forma que parece más que evidente que tal colapso no se ha producido.
Con las predicciones pasa una cosa curiosa; y no es otra que cuando cambian las circunstancias, las predicciones varían. De hecho es el grave problema de muchas de las predicciones que nos encontramos en todos los medios; ¡que se hacen sin tener en cuenta el entorno y las decisiones que se toman!. Puede parecer una tontería, pero lo que no tiene ningún sentido es hacer unas predicciones cuando los rescates a los países están prohibidos por un tratado comunitario y pretender que se cumplan cuando los países acuerden pasar de esta norma.
Está claro que todos los QE, que los bancos centrales se dediquen abiertamente a intervenir en las condiciones de los distintos mercados, (en lugar de dejar que el mercado ajuste), y que se rescaten a entidades financieras al por mayor, (vendidos como rescates a los países), tiene influencia. En particular, el rescate de mayo de 2010, (o el de finales de 2010), ha tenido un efecto inmediato que ha sido evitar el colapso, ¿no?. Por tanto; ¿podemos defender que ha existido el colapso?. Pues la realidad es que se ha evitado el desplome de los mercados financieros, por lo que podemos defender que no, pero a la vez todas y cada una de las intervenciones son un argumento para defender que sí.
Pongamos un símil e imaginemos que desde tiempo atrás cierta persona muy pesada, nos advierte que como no dejemos el alcohol, el tabaco y el sofá, vamos a acabar con infartos; pues resulta que después de unas cuantas visitas al hospital y unos cuantos chispazos, le decimos al pesado; ¡sigo aquí!; ¿ves como no tenías razón?.
Claro que en mayo de 2010; al igual que en verano de 2007 o la primavera y otoño de 2008 o a finales de 2010, hemos tenido ciertos puntos críticos donde hemos tenido chispazos, que a lo bruto podemos definir como la quiebra de España. Lo realmente triste es que España no es lo que estaba en quiebra, sino que era una parte muy definida de España la que estaba en riesgo inmediato, Lo grave es que como ha pasado en tantos lugares, el salvamento de esta parte, (que para más pistas se debería dedicar a financiarnos), la economía real ha seguido una evolución como consecuencia de los excesos y de las recetas contra los excesos.
Llegados a este punto, quizás deberíamos pararnos y pensar en que es lo que significa el colapso de la economía española; puede parecer una soberana tontería, pero si tenemos que discutir si ha existido el colapso, o simplemente estamos diseñando toda una serie de medidas para evitarlo, debemos tener en cuenta lo que es y lo que significa.
Y esto es importante, porque de alguna forma hemos llegado a una situación en la que existen por encima de 4.000.000 de parados, en la que a su vez tenemos una cantidad ingente de personas que simplemente están subsistiendo, con una clase media que no tiene posibilidad de acceso a la vivienda. Estamos en una situación en la que podemos dividir las empresas entre aquellas que han sido rescatadas, (mediante artificios indirectos o ya directamente directos), y aquellas que están intentando aguantar como buenamente pueden; división que por cierto se hace sobre un número de empresas que aún sobreviven que cada vez es menor.
Estamos en una situación en la que la confianza en una situación mejor es un concepto que para cualquiera que no esté en el sector financiero es un concepto que ya ha sido sustituido. Pensemos en una situación que se da cuando la confianza en el futuro, se convierte en esperanza en el futuro y de ahí se pasa al “virgencita que nos quedemos como estamos”, para acabar en la desesperanza y la resignación más absoluta.
Tenemos un paro juvenil que supera el 40%, las oportunidades para los jóvenes formados son absurdas y en la mayoría de los casos rayan el subempleo; y no debemos olvidar que estos han sido los primeros afectados, porque ahora el paro se incrementa por el lado de las personas que están al otro lado de la pirámide que abandonan relativamente jóvenes el mercado laboral y que difícilmente tendrán una oportunidad en su vida, a la vez que las indemnizaciones por despido se reducen, (cuando directamente tienen que cobrar parte de las últimas nóminas de fogasa). Tenemos sectores enteros en caídas de la actividad de dos dígitos; y caídas de dos dígitos en productos tan sensibles como el tabaco o incluso el gasoil, (me refiero en el consumo). Tenemos caídas en el sector de la alimentación. ¿Cómo será una situación en la que se recorta en la comida?.
Nos encontramos con que las administraciones públicas no pueden atender servicios, que los fiscales ya han tenido que desistir de iniciar procedimientos penales en los casos de padres que no sostienen a los hijos por no tener empleo. Tenemos una cantidad record de personas desalojadas, mientras que ya no se sabe que inventar para colocar, (a no se sabe quien los pisos). Y tenemos a todas las administraciones repitiendo de forma machacante el “reformas para el crecimiento”, “apuntalar recuperaciones” y cosas por el estilo, sin que nadie diga cómo, ni porque, más allá de meter la palabra “confianza” por todos lados, (cualquier día en las iglesias, el párroco nos soltará “confiemos” en lugar de “oremos”, porque ya son sinónimos).
Y podemos seguir y seguir; pero desde luego tendríamos que pararnos a pensar si esto es o no es un colapso económico. Estamos en una suerte de economía de guerra, o economía de subsistencia, en la que estamos todos, desde particulares, hasta empresas y por supuesto hasta las entidades financieras. Esta es la realidad.
Desde luego cuando alguien dice que las previsiones pesimistas no se han cumplido, simplemente me entra un escalofrío; Es para echarse a temblar; yo no creo que haya sido de los catalogados como optimistas; pero juro que en el 2007, jamás pensé que las cosas llegarían a este punto. Esto es un desastre y un drama para millones de personas; un drama de unas proporciones tales que hay que armarse de valor para asomar la vista y mirar hacía ellas.
¿Qué alguien tenía unas previsiones de lo que iba a pasar peores que la situación actual?. Pues me parece increíble; simplemente increíble. ¿Qué es lo que esperaban estos que dicen que las previsiones pesimistas no se han cumplido?; ¡que me lo expliquen!, y de paso que me digan exactamente en qué punto podemos decir que la economía real se ha derrumbado. (¿7.000.000 de parados?.).
En mi opinión, creo que la gente esperaba un colapso mucho más teatral, con sus aviones cayendo del cielo, la selva en medio de las ciudades, los ciudadanos atacándose entre sí y caminando como zombis por las ciudades. Hace tiempo que expuse que creo que desde el sector financiero se ha transmitido una idea del apocalipsis para lograr que todo el mundo apoyase su salvamento. Pues creo que esta idea ha calado y ahora todo el mundo esperaba algo más espectacular, más cinematográfico, más efectos especiales en definitiva. Yo lamento mucho que este colapso no sea espectacular, que sea lento, que a su vez sea silencioso y que sea gradual, pero es como ocurren las cosas. No estamos ante un colapso en el sistema financiero en el que podemos determinar la fecha exacta donde todo se derrumba; no estamos ante un escenario de catástrofe nuclear donde todo queda devastado. Estamos ante un proceso como tantos hay en la vida que es invisible, lento pero implacable. Si intentamos pensar en una imagen del colapso de un país probablemente nos vendrá a la mente cualquier película de catástrofes, cuando en realidad es como se reflejaba en “los lunes al sol”. Un día tenemos a unas personas con sus esperanzas, con su vida cotidiana, con sus miedos; Cuando comienzan las dificultades se va pasando por distintas fases, hasta llegar a la situación de los personajes de esta película, que no tienen futuro, no tienen esperanzas y que se aferran al orgullo. Pero observando la vida de estos personajes no podemos ver un cambio imperceptible; sólo podemos de vez en cuando tomar distancia y observar la situación.
Si hoy abandonamos una casa, esta se empezará a deteriorar; volvemos al cabo de unos años y comprobaremos suciedad, falta de mantenimiento y nos podrá parecer que no está tan mal, pero si damos el tiempo suficiente, comprobaremos que un buen día, sin que nadie se haya dado cuenta es inhabitable.
¿Hemos evitado el derrumbe de España?. El caso es que no hemos visto como se derrumbaba, pero, repito, soy incapaz de entender que alguien hace tres años esperase que estuviésemos hoy en una situación peor de la que estamos. De ser cierto, implicaría que yo no soy pesimista; ni tan siquiera optimista; sino que estaría entre ingenuo y completamente negligente.
Claro que entonces tendré que explicar porque he fallado, o lo que es lo mismo, porque me he pasado de optimista; pues en el fondo es muy sencillo y ya lo he explicado al principio. No tuve en cuenta las decisiones tomadas, y no las tuve en cuenta porque no podía entrarme en la cabeza la insensated, la incultura, la negligencia y la temeridad de todos los organismos que no han hecho otra cosa que empeorar los problemas. En el post donde expongo como veo la profesión de economista, lo expuse claramente; me alegre cuando en 2007 cuando se desplomaron los fondos subprime, porque sería de locos seguir por el mismo camino, que conducía a un desastre, (incluidos los que se beneficiaban a corto plazo), me equivoque en 2008 cuando no me creí que Trichet iba a subir los tipos para beneficiar a la especulación ¡porque estaba clarísimo que se llevaba por delante a la banca de inversión!; me cuesta creer que este señor vuelva a hacerlo, (como he puesto hace pocos días), No soy capaz de creer que Irlanda haya tomado en 2008 las mismas medidas que se tomaron en otras épocas del tiempo y que siempre han llevado al desastre, (y nunca funcionaron); y no fui capaz de llegar a entender como consumado el desastre de Irlanda, se toman las mismas medidas en todo el mundo; ¡incluido Irlanda!.
En resumen, no soy capaz de entender que estas mentes maravillosas intenten resolver una crisis que ellos explican por un comportamiento irracional de los mercados y que los gobiernos no han actuado, entregándose directamente a los mercados y liquidando las administraciones públicas. Pero más allá de su explicación, no soy capaz de entender como son capaces de pensar que las medidas para salir de una crisis derivada de una especulación salvaje, más sueldos contenidos, más unos reguladores que se han apuntado a todas las burbujas que se les ha ocurrido, consisten en básicamente, financiar y fomentar la especulación y los pelotazos, bajar los sueldos y deteriorar hasta el infinito las rentas disponibles.
Y como no soy capaz de entender esto, pues estaré condenado a ser optimista; y por tanto desde aquí niego que sea pesimista, de tal forma que afirmo que jamás hemos tenido a tantos anti-sistemas en puestos de responsabilidad.
Entiendo por otra parte, que se tenga que generar confianza y todo esto; por supuesto, que lo entiendo. Pero lo que no acabo de entender es que esta confianza se genere diciendo que no estamos tan mal. Lo que corresponde es entender que estamos en una situación límite, y que de esta situación saldremos; ¡vaya que saldremos!; pero saldremos cuando cambiemos cosas, cuando pensemos en la economía, cuando reconozcamos la realidad, cuando el PIB sea un indicativo del crecimiento y no el número que tengamos que conseguir subir para demostrar que estamos bien y cuando entendamos que el sistema financiero es una parte del sistema que ha de servir a la sociedad, y no al revés. Debemos entender que gobiernos, empresas y entidades financieras son instrumentos para que los ciudadanos nos organicemos y mejoremos; y no exactamente al revés. Cuando empecemos a entender esto, comenzaremos a salir de la situación en la que estamos, nunca antes.