Una de las frases que se ha machacado por todos lados es que el estado público, (o los estados públicos), no han perdido dinero en los apoyos a los bancos. La hemos oído por todos lados, como justificante para las ayudas de la banca. Tanto que incluso ha servido para defender que las entidades financieras no han tenido ayudas públicas. ZP ha ido un paso adelante en el razonamiento y el 31 de enero de 2011 declara en la televisión pública que “nos estamos aprovechando de los bancos”.
Esta afirmación que nos han dicho y repetido como un slogan, sin parar en ningún momento y desde luego sin tener en cuenta la totalidad de la realidad; y por supuesto cerrando siempre el enfoque para que la vista no se traslade hacia donde debamos mirar.
En realidad es cierto que el dinero prestado a las entidades financieras está generando un tipo de interés, de forma que es fácil defender que el tesoro público está obteniendo beneficios de los rescates a la banca. Lo malo es que no siempre es cierto, porque en las distintas intervenciones, se han separado los activos sanos y por otro lado los activos dañados, que han sido asumidos por el reino de España, por lo tanto, no es cierto que siempre estén generando beneficios. Por supuesto, cuando se han traspasado los activos de las cajas intervenidas, hemos ofrecido garantías contra las perdidas a las entidades adjudicatarias de estos activos. Dicho de otra forma, no solo nos hemos quedado los activos que tenían perdidas, sino que el estado se ha comprometido a asumir posibles pérdidas de los deterioros de los que se han adjudicado a otras entidades.
Por tanto, en principio ya estamos olvidando un pequeño detalle a la hora de decir esto de “el tesoro público no pierde dinero con los rescates a la banca”. Porque desde el punto y hora que es el estado el que asume activos deteriorados y garantiza pérdidas, el resultado varía.
Pero aún pasando por alto este matiz, (del que normalmente no se habla), nos queda un pequeño matiz, que podemos entender en un ejemplo cotidiano; imaginemos que una persona invierte en una imposición a plazo fijo. En principio, está claro que obtiene del banco una rentabilidad; pero quizás no sea tan buen negocio si esa misma persona necesita financiación, y por tanto pide dinero prestado a la entidad. De hecho lo que está haciendo el tesoro, es pedir prestado a las entidades financieras, y usar ese dinero para dejárselo a las entidades financieras. Por tanto, lo que está claro es que esto es un juego suma cero, (o un peloteo de deudas), y que las entidades financieras obtienen beneficios, por lo que no hay que darle demasiadas vueltas.
Si nos acordamos del Fondo de Adquisición de Activos Financieros, nos encontramos con que el estado dejó dinero a las entidades financieras a un coste que fue desde el 2,7% de la tercera subasta, hasta el 3, 9% de la segunda, pasando por el 3,3% de la primera y el 3,5% de la cuarta.
O sea que en definitiva, lo que nos encontramos es que las entidades financieras obtienen financiación a un 1% del banco central europeo, con la que invierten en deuda pública, (porque el estado necesita financiación), obteniendo unas rentabilidades que debido a la crisis de deuda se han disparado, (a la vez que se usan estos títulos para descontar en el bce) y de alguna forma volviendo a obtener los fondos a cuenta del FAAF.
También es cierto que el estado obtiene unos fondos derivados de prestar los avales a las entidades financieras, avales, que en principio no generan necesidades de fondos para el estado; es decir, a diferencia de los fondos obtenidos para prestar a las entidades, no se necesita obtener financiación y por lo tanto incrementar la deuda pública. ¿Esto quiere decir que no tiene coste para el estado español?. Pues tendríamos que olvidar que tanto los fondos del FAAF como el importe en el aval, suponen deuda y compromisos de aval a las entidades, lo cual implica que la situación de las cuentas públicas del estado empeora. O sea, que nuestro riesgo empeora, de forma que el coste de financiar la totalidad de la deuda pública se incrementa. Por tanto, el beneficio para el tesoro público parece que no es demasiado evidente.
En este repaso llegamos al FROB que genera unos ingresos mayores, ya que los tipos de interés que se cobran son bastante superiores, pero bajo la forma de participaciones preferentes de forma que por un lado el riesgo para el estado se incrementa, (ya que sólo se pagarán beneficios en caso de que existan beneficios distribuibles). Sin embargo en esta partida es previsible que sí podamos decir esto de que el tesoro público obtiene beneficios, siempre y cuando este dinero sea al final efectivamente percibido. Lo cual con los nuevos planes, por mucho que nos intenten decir lo contrario, nos encontramos con que se van a entrar en las entidades y posteriormente se colocarán a precio de mercado. Esto significa que no existirá rentabilidad y que existirán plusvalías o minusvalías.
Hasta aquí, yo creo que el resumen es que el estado se ha convertido en relación a los bancos en algo parecido a lo que nosotros entendemos como un banco. O sea, que nosotros le pedimos dinero al banco, (como los bancos al estado), les pedimos que nos avale, (como nosotros a los bancos), y les dejamos dinero (como el estado a los bancos). Pero lo curioso del caso es que yo no he tenido la sensación de que “nos aprovechamos del banco”, (aunque le cobremos por la ipf), y por supuesto, tampoco acabo de entender esto de que sea el estado el que avale a los bancos y sean estos los que pongan las normas. Y por supuesto, en mi caso, si los bancos ganan dinero, yo asumiré que están ganando por que es su negocio, ¡pero tengo muy claro que lo de “aprovechate de tu banco”, no es más que un slogan de BBVA!.
Pero por si no saliesen las cuentas, lo que tiene que entender ZP (aunque estoy seguro que en estas dos tardes sí que le ha dado para entender esto) es que puede ser que el tesoro público no pierda dinero, (o lo gane), con el apoyo a los bancos. Pero en este caso, ZP olvida también que los beneficios de la banca sale de algún lado. Dicho de otra forma, lo que está consiguiendo el gobierno es darle la financiación necesaria a las entidades, y todo el apoyo público necesario, (incluido el control total y absoluto del BOE), para que las entidades financieras obtengan los beneficios necesarios para cubrir sus decisiones. Y esto en Román Paladino significa que los españoles hemos de pagar esto. Y es así de simple, lo que no salga del tesoro público, (o incluso sus beneficios en caso de que los tengan), saldrá de los bolsillos del público a través de muchas y muy variadas formas.
Porque lo que está claro es que el sector financiero no crea absolutamente nada, y en consecuencia si tiene que sanear las pérdidas, o incrementar sus beneficios, esto significa que “alguien” va a recibirlas y va a tener que asumir un coste para este motivo. O lo que es lo mismo, sin crear, las pérdidas no se reducen, sino que se traspasan; y en este caso el que se lo va a quedar es fácil saber quién es.