Hace unos meses explicaba que en todos lados se identifica el proceso liberalizar con privatizar, cuando no son procesos equivalentes ni mucho menos. Hasta estos momentos, las privatizaciones, solían ser transmitir a la propiedad privada, empresas con un marcado poder de mercado, dentro de monopolios u oligopolios. Y el mero hecho de transmitir la propiedad del sector público al sector privado no constituye en este caso ningún movimiento liberalizador.
Sin embargo, ahora el proceso adquiere un signo completamente distinto, ya que lo que se plantea ahora mismo es el proceso alrededor de las cajas; y en espera tenemos a la sanidad y a la educación.
Si vamos al inmediato que es el movimiento de las cajas, la realidad es que curiosamente por ahora nos encontramos en una paradoja curiosa; que es un proceso de nacionalización. Y es un proceso de nacionalización un poco curioso, porque estos procesos suelen ser con el fin de que una determinada empresa pase al sector público, y las cajas no son sector privado. En este proceso de nacionalización, lo que se busca es primero pasar las cajas bajo el poder del estado, para luego proceder a su privatización. Este es el plan, y supongo que a nadie sorprenderá, ni podrá generar polémica, porque es lo que se ha declarado por todas las partes.
Salvo las excepciones que salgan a bolsa directamente, la realidad es que nos encontraremos con una primera fase en la que pasan a manos del gobierno central, que las saneará y luego las venderá en el mercado privado. Por tanto, lo primero que es pasar a poder del estado es completamente neutra.
En la segunda fase, la situación es distinta, porque el saneamiento consiste en eliminar todos aquellos activos problemáticos que quedarán en manos del sector público; bien sea con seguros de pérdidas, bien sea segregando activos y dejando en manos públicas aquellos dañados o con cualquier método, la realidad es que todo aquello que de perdidas quedará en el presupuesto público, en lo que es una socialización de las pérdidas de libro. A día de hoy, sólo La Caixa ha realizado este proceso, (aunque sin la intervención del gobierno central), aunque los activos de CCM, ya se los ha quedado un banco, (salvo los quebrantos que se los ha quedado el Banco de España).
Pero una vez nos encontramos con los “balances saneados”, que no es más que un eufemismo de quitar aquellos elementos que no son interesantes y rentables, se colocarán al mercado las cajas; ¡con un fuerte descuento!. (tal y como reflejaba en el post sobre Zoido y los pelotazos en las cajas!). Zoido, hablaba de un descuento del 80% para colocar las cajas.
Si vamos acumulando efectos, lo que nos encontramos es que por un lado asumimos las pérdidas, y luego hacemos fuertes descuentos sobre los activos que tienen valor, lo cual implica que el presupuesto público, (que viene a ser VD, yo, y unos cuantos millones más de contribuyentes), llevemos ya dos pérdidas.
Supongo que hasta aquí de liberalizar el mercado financiero, no vemos demasiado, y lo único que se comprueba es la existencia de pelotazos y mucha caradura. Pero en todo caso, el esquema no acaba aquí, ya que si nos damos cuenta, ahora tenemos un mercado financiero en el que los bancos compiten con las cajas, (tanto por ahorro, como por financiación); aunque esté claro que desde hace tiempo se ha limitado a las cajas las posibilidades de competir. El hecho de que las cajas no puedan competir, (ya expuesto en un post); hasta el punto de que se le prohíba la competencia. Esto permite que ahora el Santander anuncie que va a dar un respiro en las condiciones de los depósitos, (¿Para qué va a entrar en una guerra de pasivo si sale más a cuenta conseguir que sus competidores no compitan?), en una noticia que aparece en todos los medios como un favor de Santander, (¡deja de pagar intereses al ahorro, y eso parece que lo hace por las cajas que sabe que están entregadas!).
Pues si ahora tenemos a bancos y cajas compitiendo, aunque con evidentes limitaciones y más que evidentes acuerdos en una estructura de mercado que favorece y mucho a las entidades financieras en lugar de a la demanda, en el futuro, la realidad es que los bancos en todo este proceso reciben una ayuda increíble. Hasta el punto de que en la práctica, el proceso que se está desarrollando es convertir la competencia de los bancos ¡en un pelotazo para los bancos!.
Banco Sabadell, nos anuncia que tras el proceso de la reforma financiera, quedarán en pie 6 o 7 bancos y ninguna caja; lo cual significará que la estructura del mercado será bastante más oligopolistica de lo que ya es hoy. Y por cierto, el mercado financiero no es que este demasiado caracterizado por el poder de la demanda, por ningún lado de los dos aspectos del negocio. Es decir, en el mercado de la remuneración del ahorro, son las entidades las que marcan las condiciones, al igual que en el mercado de la financiación. Este proceso evidentemente se va a exagerar de una forma increíble.
Por supuesto, los bancos están enormemente satisfechos con tales medidas, porque es la mejor ayuda que les pueden proporcionar; bajo la coartada de una supuesta liberalización del mercado financiero, nos encontraremos con un oligopolio de entidades enormes, que no podemos dejar caer, que tienen tanto poder que imponen su criterio a países enteros y que ahora no se verán obligadas a competir entre ellas.
Es decir, los premiados se encontrarán con un pelotazo, con unos riesgos que traspasarán a todo el mundo y con un monopolio en mercados básicos y necesarios. Hasta ahora, yo estaba hablando de que privatizar no era liberalizar automáticamente, pero ahora mismo, lo que estamos viendo es como se privatiza para eliminar competencia, crear entidades más grandes y poderosas y por tanto hacer exactamente lo contrario a todo lo que suene liberalizar.
Lo que suena esto a salvar a alguien, y por supuesto, los únicos beneficiados de subvencionar un pelotazo a cuenta de la competencia, son los que queden con el monopolio, que podrán hacer lo que les dé la real gana.
Y en todo caso, parece que tampoco es que case muy bien con aquello de evitar el “entidades demasiado grandes para caer” y mucho menos lo otro de evitar la capacidad de coacción de las entidades financieras, que se oía en una crisis que debemos recordar, se ha originado por estos mismos motivos.