Cuando emitimos ingentes cantidades de dinero, nos encontramos siempre con una situación en la que existe mayor cantidad de dinero para comprar los mismos bienes. Por tanto, y dado que existe una mayor cantidad de dinero para comprar lo mismo, el dinero valdrá mucho menos o los bienes valdrán mucho más. Esta es la premisa básica de la hiperinflación.
Por lo tanto todos los episodios de hiperinflación necesitan de la creación de ingentes cantidades de dinero. Es un hecho. Pero en esto estamos ante una situación de causa necesaria pero no suficiente. De esta forma, la inyección de enormes cantidades de dinero en la economía es algo que se necesita para que exista hiperinflación, pero no significa necesariamente que la provoque.
De hecho, hay otro requisito necesario para que las inyecciones monetarias espectaculares generen hiperinflación. Y este no es otro que la NO existencia de un sector financiero desarrollado. Todos hemos de entender que no es lo mismo tomar una serie de medidas monetarias en el contexto de Zimbabwe o en contexto de Japón. Una inyección monetaria tiene unos efectos distintos según el contexto en el que se produzca.
La clave está en la eterna confusión entre base monetaria y oferta monetaria y el proceso de creación de dinero que he explicado en su momento. Si bien las inyecciones actúan sobre la base monetaria, es la oferta monetaria la que determina la cantidad de dinero que existe en la economía, que es a la postre lo que determina los precios de los distintos productos de la economía.
Esto lo podemos representar de una forma gráfica de una forma muy sencilla, de la siguiente forma:
En definitiva estamos hablando de que mediante el proceso de creación de dinero, la cantidad de dinero en la economía es igual a la base monetaria por el multiplicador monetario. De forma que cuando hablamos de inyecciones monetarias, (imprimir billetes), nos encontramos con una actuación que afecta a la zona marcada en rojo, que es la que se incrementa.
En las situaciones en las que no existe el proceso de creación de dinero por el sistema financiero, es fácil entender que una inyección monetaria sería gráficamente de la siguiente forma:
Como podemos ver, la cantidad de dinero inyectada, supone automáticamente el incremento de cantidad de dinero disponible en la economía. En este caso, para estar en una situación de hiperinflación, aún necesitaríamos un requisito adicional. Estos dos cuadros, nos facilitan la información de dinero disponible para la compra de todos los bienes en una economía. Por tanto tendríamos que acudir a la contrapartida de la moneda, (en caso de existir) y luego a la evolución de los bienes producidos y demandados en una economía, para analizar el resultado final.
El proceso es simple; si se incrementa la cantidad de dinero disponible para los mismos bienes, lo que se va a producir es un efecto subasta que llevará a que los precios se incrementen hasta compensar la subida de cantidad de dinero. Por tanto, si no existe un crecimiento económico o si existe decrecimiento económico, lo que se provoca es que los bienes suban de precio espectacularmente; o lo que es lo mismo ¡inflación o hiperinflación!.
Este puede ser el caso de lo acaecido en España tras el descubrimiento de América que supuso una entrada de oro, (la moneda de la época, que no el patrón), lo cual significó una entrada de oro importante, acompañada de un proceso de estancamiento que sólo pudo suponer un largo proceso de inflación. Y más claro el caso de Alemania a principios de los años 20, mediante un sistema distinto en medio de un esquema de patrón oro. En este caso, la impresión masiva de moneda, (para pagar los gastos de reconstrucción y de la deuda generada por las indemnizaciones de la primera guerra mundial), generaron la pérdida de valor de la moneda, respecto al patrón, generando por tanto el más famoso proceso de hiperinflación conocido. Los procesos varían en intensidad, en las duraciones y sobre todo en los efectos y procesos en función de las distintas situaciones, pero son relativamente sencillos, y no hay más que recordar todos y cada uno de los procesos de hiperinflación de la historia, en los que siempre coinciden épocas de crisis o decrecimiento, con inyecciones masivas en entornos en los que el sistema financiero no esté desarrollado.
Dado que estamos en una época en la que la capacidad productiva no se está expandiendo, (por qué las inversiones están en niveles muy bajos), y la utilización de la capacidad productiva es menor, (existe un creciente número de recursos ociosos; lo que viene a ser que se reduce la utilización de las plantas de producción, se reducen los turnos, se reduce el empleo…), es sencillo defender que el segundo de los condicionantes, (el no incremento de los bienes intercambiados) para la existencia de la hiperinflación se cumple. O sea que en la situación actual, confluyen las inyecciones masivas de dinero y la situación de estancamiento; lo cual en este esquema de funcionamiento genera hiperinflación.
Pero sin embargo, lo que no parece tan asumido es que actualmente no estamos en este esquema de funcionamiento sino que estamos ante la existencia de un sistema financiero muy desarrollado. Esto significa que realmente nos encontramos ante una situación en la que las inyecciones, no tienen un efecto directo sobre la economía, sino que se articula a través del proceso de creación de dinero en un proceso en el que lo que ocurre cuando un banco central inyecta dinero es que se incrementa en un primer momento la base monetaria.
El primer efecto es muy obvio; y se comprueba que el efecto final sobre la cantidad de dinero es mucho menor en el caso de la existencia de un sistema financiero que cree dinero. Es fácil entender que si duplicamos la base monetaria, cuando no existe un sistema financiero, se dobla la cantidad de dinero y por tanto el efecto sobre los precios. En cambio si duplicamos la base monetaria en un entorno en que la base monetaria representa un porcentaje menor de la cantidad de dinero, el impacto inicial es mucho menor. Por lo tanto cuanto mayor sea el porcentaje de zona azul, menor será el efecto de las inyecciones sobre la cantidad de dinero total de la economía. Es fácil entender que la zona azul se corresponde con el tamaño del sector financiero, por lo que es muy sencillo entender que cuanto mayor sea el tamaño del sector financiero menores serán los efectos iniciales de las inyecciones monetarias.
Es cierto que la segunda parte del proceso es la entrada en juego del multiplicador monetario, que provocará distintos efectos también sobre la situación, que serán distintos según las circunstancias y según la forma y destino de las inyecciones.
Por supuesto esto quedará para otro post, pero lo que está claro es que en un entorno de restricción del crédito, el multiplicador monetario juega en sentido contrario a la base monetaria, de tal forma que en realidad, al final la cantidad de dinero disponible en la economía, no se incrementa. Lo cual al final lo que supone es que el fenómeno de la hiperinflación no es teóricamente posible en la situación actual. Y soy consciente de que las teorías pueden ser muy bonitas, pero totalmente inútiles si no se cumplen en la práctica. Pero la realidad es que inyecciones monetarias salvajes en Japón ¡desde los 90!, y luego en la práctica en todos los países desarrollados ¡no han provocado la temida hiperinflación!.