Cuando estudiaba la carrera, (entre el 90 y el 95), le tocaba al profesor de turno, tratar de explicar las características de los ciclos económicos. Más allá de las distintas teorías para explicarlos, existía cierto consenso en que los ciclos no afectaban igual a todos los sectores, de tal forma que había determinados sectores que eran anti cíclicos.
Para tratar de clasificar los distintos sectores económicos en función del ciclo económico, teníamos que tener en cuenta las necesidades que este producto cubra en la sociedad, (las circunstancias de la demanda), y por otro lado las características y los tiempos de producción de tal bien, (las características de la oferta).
Por un resumen, podíamos entender que existían sectores productivos cíclicos, (que eran aquellos que se movían de acuerdo al ciclo económico general); existían sectores productivos anti cíclicos, (aquellos que se desarrollaban cuando la economía caía), y luego teníamos los sectores cíclicos pero que iban descoordinados de la evolución general, hasta el punto de que se podían considerar anti cíclicos.
Por el lado de la demanda, tenemos que tener muy en cuenta el efecto renta en los bienes que inmediatamente o al final del proceso productivo de cada sector económico. Por esta razón, sectores como el turismo o el automóvil, (entendidos como el conjunto de empresas que operan en estos sectores), son claramente cíclicos. Son sectores en los que la demanda depende de la renta y por tanto cuando la renta de los consumidores se incrementa, tendrán mayor volumen y mejores perspectivas, mientras que cuando la renta de los consumidores cae, estos sectores son los principales damnificados de esta situación.
Por supuesto las velocidades y las correlaciones son distintas, porque cuando se genera actividad, esta se traduce a los demandantes y estos normalmente se deciden antes a pequeños gastos que a grandes gastos, (en épocas de recuperación se decide más fácilmente a comprar un televisor que a cambiar de coche).
Si seguimos por el ejemplo de los coches, podemos encontrar el ejemplo perfecto de un sector anti cíclico que es el que engloba toda la actividad relacionada con las reparaciones de vehículos. Cuando cae la renta, las personas retraen la compra de vehículos, de tal forma que la edad del parque automovilístico se incrementa, lo cual lleva a una expansión de todos los negocios de reparación. Lo mismo ocurre con casi todos los negocios de reparación, (desde electrodomésticos hasta incluso de zapatos).
El caso es que en los años 90, el ejemplo típico de sector que iba con tanto retraso respecto al ciclo económico, era uno que hoy nos sonará mucho, y que no es otro que el sector de la construcción.
En este sector confluyen todas las características que nos llevan a pensar que es un sector cíclico; tanto por el lado de la demanda, como por el lado de la oferta. Por el lado de la demanda, estamos ante un sector en el que la situación económica y las perspectivas económicas de cada una de las personas es algo completamente básico para la toma de la decisión de compra.
Por lo tanto, la recuperación de la demanda de viviendas, (para vivir, que no para especular), será una de las decisiones de consumo más tardías, y en consecuencia el efecto renta actúa con retraso frente al resto de los bienes.
Por el lado de la oferta, tenemos que el proceso productivo de la construcción es el típico ejemplo de un proceso de maduración increíblemente lento. Es difícil encontrar un sector en el que transcurra un plazo mayor entre la decisión de una empresa de adentrarse en el sector y tener vendido el producto, (la obra).
Por estas razones, en los años 90 se definía en todos los manuales el sector de la construcción como un sector que tenía cierto componente anti cíclico sin ser anti cíclico, ya que el desfase del sector de la construcción coincidía con las duraciones de los ciclos económicos en esta época.
Sin embargo esta percepción del sector inmobiliario ha cambiado drásticamente, de tal forma que de alguna forma, nos hemos encontrado con una variación que no es menor; en algún momento ha pasado de ser considerado un sector que va con retraso y a rebufo del resto de la economía a ser un sector que se considera locomotora.
Este cambio, ha ocurrido porque simplemente le interesaba a todo el mundo, en un momento determinado, con una problemática específica, que fue la que nos encontramos entre finales de los 90 y principios de 2000.
Tras la crisis asiática, la explosión de la burbuja punto com y la situación generada tras el 11-S; la crisis financiera global estaba garantizada. Por tanto se tiró de manual, de tal forma que el “ladrillo” pasaba por ahí, y contaba con todos y cada uno de los ingredientes para salvar la situación.
El problema es que todas estas crisis eran eminentemente financieras, y en consecuencia, se trataba de resolver una crisis financiera que podía ocasionar, (pero no lo había hecho aún), problemas económicos.
Se necesitaba en este momento una nueva burbuja, y la inmobiliaria tenía todos los papeles para ser la elegida; activos tangibles, (frente a los intangibles de las anteriores), que respondían a una necesidad básica, (frente a las necesidades “futuras” y aún no muy claras en ese momento de las anteriores), en un sector que aún seguía con la inercia del pasado y en el que fuese relativamente sencillo influir, y además un sector intensivo en mano de obra no cualificada y por lo tanto coherente con la necesidad de mantener sueldos bajos o contenidos, para no empeorar la situación de los mercados bursátiles.
Y vistos los resultados, tenemos que entender que ahora mismo sobre el papel hay dos opciones para recuperar el sector inmobiliario. O se va a recuperar de forma natural; y en consecuencia, se recuperará un tiempo después que el resto de la economía, o bien se va a intentar (que no conseguir), hinchar otra vez la burbuja de alguna forma.
Lo curioso es que si intentamos lo segundo, (y se consigue, que ya sería milagro), lo que no se entendería es la sorpresa futura de que estaríamos hablando ante un modelo productivo basado en la construcción; ¡porque esto es lo que se buscaba!.