Estamos en una situación curiosa en la que jamás tanta gente (¡de los listos!), trabajaron e idearon tantas soluciones para solucionar una crisis financiera, y a su vez, existe la sensación de que nadie tiene la menor idea de lo que hay que hacer para solucionar este problema.
Se han tomado toda una serie de medidas para salvar el sector financiero, que hubiesen sido absolutamente impensables hace sólo pocos años; ¿nos imaginaríamos a los bancos centrales y gobiernos inyectando billones (ponga la moneda que quiera) en los mercados?; ¿imaginaríamos a los bancos centrales interviniendo en todo tipo de mercados para que no se caigan?, ¿eliminando las valoraciones de las entidades financieras?, ¿sacando normas para que empresas con fondos propios negativos no quiebren?, ¿limitando los tipos de los depósitos?, ¿aceptando bonos basura como garantías de préstamo y al final comprándolos?. ¿Imaginábamos que todo se iba a desmantelar para salvar al sector financiero?.
Pues con todas las medidas que se han tomado, (y algunas han sido espectaculares) para recuperar los mercados financieros, lo que se ha conseguido es mejoras puntuales, de tal forma que cada vez medidas más costosas, cada vez duran menos.
Y en estos momentos en que el sector financiero vuelve a estar en problemas, tenemos a todo el mundo buscando soluciones financieras. Que si en Estados Unidos se busca ampliar el límite de endeudamiento, que si en Europa tiene que haber un ministro de finanzas, que si el eurobono, que si subidas de tipos, o si bajadas de tipos, que si las reformas (que siempre han de llevar el apellido de “necesarias para el crecimiento”, que si sacar empresas a bolsa… En fin, el caso es que todo ha fallado y ahora tenemos a todo el mundo otra vez tratando de buscar alguna solución financiera a este embrollo.
Lo que no se acaba de entender es que la búsqueda de una solución financiera a este embrollo, simplemente es inútil porque no existe. Por supuesto, esta obviedad no es posible verla, gracias a la primera serie de medidas que se ha tomado, que no es otra que tapar los ojos, las narices y los oídos. ¡y ojo que no estoy hablando de las medidas tomadas en 2007; ni las tomadas en marzo de 2009!. Estoy hablando de un proceso en el que se ha cambiado la forma de pensar en el ámbito económico y el sector financiero ha pasado a ser un fin en sí mismo, en lugar de ser un medio para financiar la actividad económica.
Al final, aunque sólo sea una perogrullada, deberíamos recordar que la propia definición de sistema económico es un conjunto de personas, instituciones y reglas que tratan de convertir una serie de recursos escasos en bienes para su consumo. Y esto es muy importante, porque todo este tinglado, se trata al final de que consigamos organizarnos para convertir recursos en algo que satisfaga nuestras necesidades, a través de algún sistema productivo. Y el sistema financiero no es más que una parte de este sistema.
Pues de alguna forma, de repente se ha construido un delirante esquema de dogmas, en los que en ocasiones se identifica sistema económico con sistema financiero, en otras ocasiones se nos cuenta que el sistema financiero anticipa lo que va a ocurrir en la economía y otras veces se nos cuenta que el sistema financiero no tiene nada que ver con la economía. En medio de la esquizofrenia reinante, es habitual ver a analistas que incluso nos cuentan todas y cada una de las opciones de forma indistinta según la explicación que quieran dar. ¿Quién no ha hablado de que las inyecciones han sido para salvar la economía, (¡error!), para afirmar luego que el rally de 2009 fue debido a que se anticipaba una fuerte recuperación (¡otro error!); para acabar descubriendo que se puede seguir siendo alcista porque al final los mercados financieros no dependen de la economía, (¡error!), que se está desacelerando, (¡más errores!).
Informes primero, políticas monetarias y luego todas y cada una de las reformas que se han pedido, han sido definidas con el único y claro objetivo de salvar al sector financiero, bajo la premisa de que esto no perjudica a la economía real, que simplemente ha desaparecido del imaginario popular.
Esto de empresas produciendo unos bienes para ir a un mercado libre, donde se venden estos productos a personas que madrugan todos los días para ofrecer su trabajo a cambio del dinero suficiente para adquirir estos bienes, ha sido completamente olvidado. Hace años se nos contaban que las políticas monetarias, la especulación, las desregulaciones, las contenciones salariales, el euro y todo lo que al bueno del sector financiero le interesa ¡traería beneficios a la sociedad (lease economía) en el futuro, pero hace tiempo que el discurso ha cambiado por el “no hay otro remedio”.
Pero lo que debemos entender es que existen dos formas de abordar el problema financiero, (y las hubo en la crisis asiática, las hubo en la punto.com, las hubo en las subprime, las hubo en la crisis de las commodities de 2008 y las hay ahora donde tenemos todo junto). O se devolvía al sistema financiero a la realidad económica o se trataba de hinchar el sistema económico, a costa de la realidad económica.
Sistemáticamente se han montado burbujas, que parece que no afectan en nada, y se ha ido construyendo un esquema en el que simplemente la economía está en una situación hostil. Y era necesario, porque la mejor forma de tratar de recuperar de forma rápida el sistema financiero era sacrificando a la economía real. Lo que nadie ha contado es que cargándose la economía real en todo el mundo, las burbujas son cada vez peores y la situación cada vez más insostenibles.
Por lo tanto y descartando las medidas insostenibles, sólo hay una forma, que es recuperar la economía, recuperar los mercados y buscar la forma de que la economía financiera no lo hunda todo.