A lo largo de esta crisis, (y antes de ella), resulta que la brecha entre las personas más ricas y las más pobres se ha ensanchado. Y lo malo de esta frase es que hoy en día es universal, ya que se puede aplicar a todos y cada uno de los países, dejando para la discusión tan sólo el grado en que ha sucedido esto.
Por supuesto, tal medida es difícil que sorprenda absolutamente a nadie porque todas las medidas tomadas han ido a provocar dicho efecto. Es decir, tanto las decisiones de intervención, como las de no intervención, tanto las medidas sobre los gastos como las medidas de los ingresos, nos ha llevado a una situación en la que se ha producido un fuerte efecto redistributivo, desde las clases medias y bajas hacía las altas.
Por el lado de los impuestos, tenemos que entender que por lo de pronto se había eliminado el pago por el impuesto de patrimonio, (no el impuesto), se ha reducido fuertemente el impuesto sobre sucesiones, mientras que los ajustes sobre I.R.P.F se han realizado sobre aspectos técnicos y las no deflactaciones, (lo cual lleva a incrementar el coste para las rentas bajas, y apenas tocar las rentas altas). De la misma forma se han incrementado los impuestos indirectos, (IVA, Tabaco, hidrocarburos), que son impuestos regresivos y se han disparado las distintas tasas e impuestos locales. Otro impuesto reducido es el impuesto de sociedades.
En definitiva, está claro que por el lado de los impuestos, la contribución de las clases medias y bajas se ha incrementado mientras que la contribución de las clases altas se ha reducido.
Por otra parte, resulta que todas las políticas han ido a recuperar los mercados financieros en su conjunto, de tal forma se han apoyado todas y cada una de las políticas de oferta que hemos tenido. Desde el punto de vista estrictamente presupuestario, se han dotado los fondos necesarios para sostener el sistema bancario, los mercados de commodities, y por supuesto se ha tratado de mantener toda aquella partida de gasto público que recaiga en cotizadas. Por descontado, cuando ha tocado recortar gastos, todos y cada uno de los recortes ha recaído sobre aquellos puntos que reciben las personas de rentas bajas. Con la excepción del recorte de la obra pública de Fomento de mayo de 2010, (que fue sobradamente compensado con el incremento de gasto derivado de la colaboración público-privada (o gran robo) de la época y medidas más puntuales como los rescates a las concesionarias de autopistas).
Por tanto, el estado ha metido mano en unos bolsillos determinados y ha sacado para meterlo en otros bolsillos. Pero es que además resulta que se han puesto las condiciones para que exista otro traspaso, ya que gracias a las modificaciones legales aprobadas, los trabajadores han perdido capacidad más capacidad negociadora, los consumidores apenas tenemos formas de reclamar, las normas de la competencia han saltado por los aires, y se ha financiado y fomentado todo tipo de especulación,salvo aquella que afecta a las entidades financieras que fue prohibida inmediatamente. Por supuesto,los únicos tipos de interés elevados contra los que se ha luchado son ¡los de los depósitos!.
Este es el esquema de nuestro país, que exagera lo acaecido en el mundo, y en este panorama, a nadie puede extrañar el resultado final de que “los ricos más ricos y los pobres más pobres”. En cambio lo que si puede sorprender es la campaña que se ha iniciado en Agosto. Pensemos que hemos despedido Julio y comenzado Agosto con una negociación sobre el techo de deuda en USA, en la que eran claves las rebajas fiscales a las grandes fortunas en USA.
Pues tras este tira y afloja y una vez conseguido que dicha rebaja no fuese llevada a cabo, nos encontramos con unas declaraciones de Warren Buffet, en la que insta al congreso a que deje de mimar a los ricos. (Curioso que no lo haya hecho unos días antes cuando se hablaba de esto y sí cuando después de acordado comienzan a desmoronarse los mercados).
Inmediatamente las grandes fortunas francesas, se apuntan al carro y Francia planea una tasa del 3% con carácter temporal sobre las rentas más altas, (lo cual es un esfuerzo, pero que no se puede comparar a lo que han dejado de percibir los pensionistas, (actuales vía congelación y futuros via reforma de la seguridad social, los trabajadores de las empresas y los funcionarios en España, o en general los consumidores a través de los impuestos indirectos), ya sin mirar ninguno de los otros efectos.
En Italia, nos encontramos con la intención o anuncio, (que no entiendo porque no se hace), de comprar deuda pública; y en España nos encontramos con los insistentes rumores de que se va a reactivar el impuesto de Patrimonio, (sin que de los ricos se sepa nada en absoluto, salvo alguno que anda por ahí acusado de delito fiscal).
En principio, como todo lo que está ocurriendo en Agosto, parece un cambio radical de planteamientos, que sorprende. Lo comercial de las iniciativas, no debe hacernos olvidar que en realidad tan sólo se está corrigiendo ligeramente un desequilibrio que es demasiado evidente, enviando un mensaje similar al que se envía con la tasa tobin. De hecho, tal y como en Estados Unidos se discutía revocar las deducciones fiscales a las rentas altas, (o sea, volver a la situación inicial), en España estamos anunciando una reactivación parcial de Patrimonio. Tras el marketing, no debemos olvidar que en general las modificaciones generan una pérdida de parte de lo que han ganado.
Pero por supuesto también tendremos que entender porque está marcha atrás, (aunque limitada), que es realmente sorprendente. Y la realidad es que tan sólo puede existir una explicación, que es muy parecida a aquella en la que Diaz Ferrán, en los principios de la crisis pedía una “interrupción del libre mercado”, dando lugar a una situación en la que parece que estamos en un intermitente: ¡Cuando nos va bien una cosa, esto; cuando va bien la otra, la otra!.
Pues ahora mismo, tras todos los recortes, todas las privatizaciones para generar negocio, todos los cambios normativos, las reformas laborales, las reformas de la justicia, las reformas de la seguridad social, de sanidad y en general de todo un amplio abanico de casos en los que sistemáticamente la sociedad ha perdido y el papel del estado se ha reducido a la mínima expresión; resulta que nos encontramos con una situación muy complicada, en la que todo el mundo es capaz de intuir rescates multimillonarios en todo el mundo en el contexto de una situación social que es altamente inflamable a lo largo de la mayoría de los países.
O dicho en Román Paladino, se acerca el momento en que los países tendrán que volver a salir a rescatar a bancos y mercados financieros, (y por consiguiente a las personas que tienen su riqueza en estos mercados), en medio de un hartazgo y una miseria de la población que alcanzan niveles muy peligrosos. Y ahora ya no vale aquello de “rebajar la imposición a los ricos para incrementar consumo e inversión”, sino que se necesita un mensaje de “nosotros también nos esforzamos”.
Claro que espero que todos recordemos que “el nosotros también nos sacrificamos”, se entienda como un mensaje comercial, que únicamente tiene algún viso de calar por ser el más reciente; y que por supuesto no da carta blanca para tomar unas medidas que son las que nos han destrozado a todos y en definitiva la economía.
Porque al final es esto, sin clase media, no hay economía, (por mucho marketing que le echen). Y la clase media no mejora con una medida de marketing para los ricos, que sirva como coartada para otra ronda de salvajadas. De hecho empeora.