En el entorno político, tenemos toda una casta de personas que parece están empeñadas en un absurdo concurso de quien es el peor. De esta forma, tras los nefastos resultados y decisiones tomadas por el PSOE, tenemos a un Partido Popular empeñado en demostrar que son lo mismo, tanto en declaraciones, como en donde gobiernan.
En los fregados del PP, una que no suele fallar es Esperanza Aguirre, a la que está claro que no le gusta que le den lecciones de democracia, y descalifica a todos los que exigen la democracia “con adjetivos”. Dice sin razón, que cuando se le ponen apellidos como orgánica, del pueblo o similares, se acaba en situaciones poco democráticas; pero olvida que cuando el adjetivo es “real”, la cosa varia un poco.
Creo que no es muy difícil entender que la sociedad está un poco cansada de los desmanes y de la situación actual; y por supuesto parece indiscutible que nos queda bastante campo en el que mejorar si pensamos en que el poder radica en el pueblo, y desde luego mal vamos cuando pedir soberanía popular, (y nacional), sea algo casi revolucionario. ¡yo creo que se lo tenían que mirar, y por lo menos callar!.
A medida que la situación se deteriora, la realidad es que comienzan a surgir determinados movimientos, que cada uno es de su padre y de su madre. Pero tal y como está claro que la deriva de bastantes grupos sociales es manifiestamente mejorable, tenemos que tener claro que es lo más positivo de una sociedad que parece que empieza a despertar de tanto golpe y sacrificio.
En todo caso, parece que los políticos han logrado de repente lo imposible, que es enfadar a todo el mundo, lo cual evidentemente nos lleva a una situación en la que cada cual enfoca el problema hacía un sitio distinto y busca soluciones distintas. Entre las muy distintas ideologías, las muy distintas situaciones y cierto caos tras años de mentiras y manipulaciones, el caos es algo completamente lógico.
Pero lo que no tiene sentido, son ciertos mensajes comparando situaciones que no son comparables; por supuesto a menos que se pretenda mentir a sabiendas para quedar bien con unos tertulianos de casa que andan justos de luces. Y esto es lo que ha hecho Esperanza Aguirre cuando compara la situación que vive España con el golpe de estado de los jacobinos en la revolución francesa en 1793.
Evidentemente hay similitudes y hay diferencias. La primera y más obvia diferencia, es que en España, no han rodado cabezas. De hecho es curioso, pero ante la situación económica y social en la que estamos, resulta que ni tan siquiera nos encontramos con la definición coloquial de “rodar cabezas” referida a dimisiones. (¿a que no adivina de donde viene la frase?).
Evidentemente la diferencia de la “no existencia de violencia” es algo que supera en mucho lo que viene a ser un “matiz”. Y por supuesto es clave. Supongo que no habrá que explicar que la ausencia de violencia es algo que marca completamente lo que sea.
Pero ya que estamos con las diferencias respecto a la época, tendremos que hablar de las similitudes; Porque hemos de reconocer a la presidenta que si existen ciertas similitudes. Para esto me he ido a la wikipedia, y la verdad es que me encantaría “copiar y pegar”, algunas cositas de la revolución Francesa y comprobaremos que realmente si quieren buscar similitudes, lo tiene realmente sencillo.
¿Qué nos dice de las causas?.
“En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político; el descontento de las clases populares; la expansión de las nuevas ideas ilustradas; la crisis económica que imperó en Francia tras las malas cosechas agrícolas y los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos…
Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen, ayudando a su desplome.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del Estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la producción agraria de terratenientes y campesinos, lo que produjo una grave escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Las tensiones, tanto sociales como políticas, mucho tiempo contenidas, se desataron en una gran crisis económica a consecuencia de los dos hechos puntuales señalados: la colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y el aumento de los precios agrícolas.”
Y ¿lo que se consiguió en el primer momento?
“La noche del 4 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente, actuando detrás de los nuevos acontecimientos, suprimió el 4 de agosto de 1789 por ley las servidumbres personales (abolición del feudalismo), los diezmos y las justicias señoriales, instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y en el acceso a cargos públicos. En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien la implantación del nuevo modelo no se hizo efectiva hasta 1793. El rey, junto con sus seguidores militares, retrocedió al menos por el momento. Lafayette tomó el mando de la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El rey visitó París el 27 de julio y aceptó la escarapela tricolor.
Sin embargo, después de estos actos de violencia, los nobles, no muy seguros del rumbo que tomaría la reconciliación temporal entre el rey y el pueblo, comenzaron a salir del país, algunos con la intención de fomentar una guerra civil en Francia y de llevar a las naciones europeas a respaldar al rey. Éstos fueron conocidos como los emigrados.”
En definitiva, lo que significa la revolución francesa ha sido:
“La revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.”
Es cierto que la revolución francesa, trajo enormes sufrimientos, barbaridades y derramamientos de sangre, como los que menciona Esperanza Aguirre; pero supongo que también será cierto que lo que debemos todos es buscar alguna forma de lograr los beneficios que ha traído la revolución Francesa, ¡evitando los males!.
Las cosas han cambiado desde el siglo XVIII, sólo creo que además de ver las diferencias, debemos esperar que hayan cambiado las tácticas también.