Hay un chiste que me hace especialmente gracia referida a nuestro maravilloso gobierno:
“Están Obama, Putin y Zapatero reunidos hablando de los problemas del mundo cuando se les presenta Dios y les comunica que el mundo se va a acabar en tres meses y les pide que lo comuniquen al mundo entero.
Putin se va a su país y convoca al Parlamento para difundir la noticia. Les dice: "Tengo que daros dos noticias malas. Una, que, al contrario de lo que defendimos durante tantos años, Dios existe. Y dos, que el mundo se acabara dentro de tres meses".
Obama hace lo mismo y les dice al Parlamento: "Tengo que daros dos noticias, una buena y otra mala. La buena es que Dios existe realmente, y la mala es que el mundo se va a acabar dentro de tres meses".
Por su parte, Zapatero convoca al Parlamento y les dice: "Tengo que daros dos buenas noticias. La primera que Dios me ha nombrado su portavoz, y la segunda que dentro de tres meses se acabará la crisis"
El chiste es muy apropiado porque nuestro presidente ha sido enarbolado en las primeras fases de la crisis el optimismo antropológico; en todo caso debemos destacar que hace tiempo que no habla demasiado con los ciudadanos, y resulta que parece que los inversores que tanto criticaban tal política hace tiempo han seguido esta teoría.
Sin embargo este post no va para Zapatero, sino que va para despedir a otro personaje que se llama Trichet. Oficialmente, todos sabemos que el BCE tiene un único mandato que es el acabar con la inflación, y de hecho Trichet en todos los momentos en que puede no deja de repetir que ha hecho todo lo necesario para acabar con la inflación.
Siguiendo con la corriente oficialista, tendría que decir que realmente es posible que haya mantenido más o menos el índice de precios al consumo, (que normalmente se confunde con la inflación pero que no lo es); pero al igual que el chiste, el demonio estaría en lo que significa el cumplir el objetivo. De la misma forma que cuando de Zapatero esperamos que acabe con la crisis sin que esto suponga el fin del mundo, lo normal es pedirle a los bancos centrales que luchen contra la inflación, (no contra la subida del IPC), pero a ser posible sin que de ello signifique la ruina de los países, destrozar el sistema financiero, arruinar a los ciudadanos, (bien mediante subidas de los costes de las hipotecas, o mediante la subida de los commodities, de la bajada de los ingresos, del desempleo o de todo a la vez) y dejar los bancos completamente destrozados.
La primera fase para entender el papel de los bancos centrales es precisamente este. Se trata de que tengamos poca inflación, pero por supuesto bajo unas premisas que son las de no cargarse todo lo demás.
Es que es un poco evidente, pero si analizamos el resultado de sus decisiones, difícilmente podremos defender que sus decisiones hayan sido otra cosa que un autentico desastre sin paliativos. En este entorno, suena incluso patético el hecho de que le encante echar la culpa a los gobiernos con su sempiterno discurso de “otros lo han hecho mal”. Con esto no quiero decir ni mucho menos que los gobiernos lo hayan hecho bien, pero el que los gobiernos lo hayan hecho tan mal como el BCE no es ningún consuelo, sino que más bien es un problema a mayores.
En todo caso, si resulta que el sistema financiero está completamente destrozado, (y lleva unos cuantos años así), algo tendrá que ver el encargado de la política monetaria. Pero siguiendo con la tesis “oficial”, (el BCE tiene un único mandato que es luchar contra la inflación), nos tenemos que encontrar con que esta entidad no ha acertado con los pronósticos de forma generalizada. El ejercicio que hice en su día era muy sencillo; tiraba de hemeroteca y reproducía lo que el Banco Central Europeo afirmaba que iba a ocurrir y lo comparaba con lo que finalmente ocurrió. Dicho de otra forma, como en las épocas de exámenes, a veces los profesores eran un poco comprensivos si fallábamos en el resultado pero el desarrollo del problema era correcto; pero este no parece el caso, porque desde luego las predicciones y explicaciones del Banco Central Europeo han sido un auténtico desastre sin paliativos. Cada vez que trataban de estimar el comportamiento de algo clave como las materias primas, “el error” ha sido más que evidente.
Por descontado, las explicaciones de ciertos sucesos (como la explicación de unas necesidades de financiación excepcionales a principios de 2011, en base a errores informáticos) han sido realmente espeluznantes y las políticas de tipos han sido tomadas en base a un criterio que podemos definir como absolutamente demencial; Fue un error mantener los tipos al 2%, para tratar de solucionar la situación generada por las punto.com, el 11.S y la situación de Alemania tras la recesión. Esto generó burbujas por doquier en los países periféricos que si bien generaron beneficios para las entidades que estaban en este momento tocadas, han generado la situación actual. Por supuesto, parece un poco increíble que en este momento no le preocupase la inflación, cuando en realidad no se molestó en entender que la inflación existía pero que se traducía principalmente en un bien que no entra en el IPC, (las viviendas). Después de mantener los tipos bajos tanto tiempo, y una vez montada la situación, los triplicó cuando no podía, (con especial hincapié en la burrada de junio de 2008). Pero no contento con hacerlo una vez, resulta que lo ha hecho dos veces, empeñándose en 2011 en repetir los mismos errores que en 2009. Por supuesto, todo lo relativo a los test de estrés ha sido un cachondeo épico también duplicado.
Pues independientemente de para donde miremos, la realidad es que la actuación del banco central europeo, (y de otros bancos centrales) ha sido completamente nefasta, (y vuelvo a repetir, independientemente de que no hayan sido los únicos inútiles de esta fiesta que estamos pagando todos).
Pero sin embargo, lo que es peor es que a lo largo de este post (y del blog), he estado hablando de la “tesis oficial” que es la de que el BCE está luchando contra la inflación, (incluso a costa de todo). Esto supondría que Trichet tendría el “pase” de que es una especie de robot que actúa sin mirar nada más para acabar con la inflación, y que esto no sería culpa suya. Sin embargo antes de que nos pongamos todos a dar las gracias porque no se le ha dado el botón de las armas nucleares, (se me ocurre otra forma de acabar con la inflación), lo que tenemos que tener claro es que esto no es otra cosa más que un cuento.
Está claro que el Banco Central Europeo no ha intentado en ningún momento luchar contra la inflación, sino que ha hecho en cada momento lo que había que hacer para lograr que el sistema financiero ganase. Dado que es materialmente imposible hacerlo todo tan mal y errar tanto en las explicaciones y predicciones, tan sólo nos queda el engaño masivo para tomar unas medidas que siempre han tenido dos puntos en común; ni se han cumplido y siempre han tenido un beneficiario (el sector financiero), mientras deja en una situación insostenible a todo lo demás.
Esto es lo que he tratado de defender a lo largo de varios post en los que regularmente trataba de explicar las inexplicables decisiones que tomaba Trichet. En este sentido, lo que ha tratado de explicar es que en realidad lo que está haciendo el Banco Central es tratar de que no se pare el proceso del Carry Trade, y por supuesto crear burbujas que permiten unos beneficios rápidos necesarios para compensar las pérdidas de las entidades financieras.
Por esto me gustaría dejar tres post de este año para tratar de explicar lo que creo de este siniestro personaje; en primer lugar en el que manifestaba claramente que el Banco Central Europeo nos está engañando y busca la subida de las materias primas; Y luego los otros dos en los que se ve clara la situación en un momento como el de la reunión de mayo. Cuando dejó de luchar contra la inflación, (al igual que en 2008), los precios de los activos que están provocando la subida del IPC se desmoronan, pero resulta que cuando ocurre esto, ¡el BCE rectifica!.
Lo bueno es que se acaban los post a cuenta de Trichet, (e increíblemente coinciden en breve espacio de tiempo con el fin de los post a cuenta de Zapatero); y desde luego en ambos casos será una buena noticia. Lástima que aún quedan unos cuantos protagonistas de esta opereta para el futuro, y por supuesto que temo que los nuevos artistas invitados en este drama, estoy seguro que están a la altura de estas dos piezas.