Hace bastante tiempo, trabajando en una consultora, me tocó asistir a promocionar nuestros servicios a una feria. El caso es que la feria, la había organizado una asociación de empresarios y la pagaba una administración pública. La organización fue desastrosa, (quizás por las prisas, porque entre la decisión de la feria y la celebración pasaron dos semanas), y entre otras cosas, se olvidaron de contratar la publicidad de tal forma que dicha feria no se publicó en ningún lado.
El caso es que nos habían avisado con un par de días de antelación y no hubo tiempo de contratar con el servicio de azafatas de siempre y nos tocó a una compañera y a mi, la maravilla de tirarnos un viernes a la tarde, un sábado y un domingo en un palacio de congresos, con el objetivo de atender a todos los que quisiesen información. En total unas 40 empresas que estábamos en la misma, de forma que estábamos representados unos cuantos sectores.
El resultado es que como no se hizo publicidad, la realidad es que no hubo asistentes a la feria, (muy poca gente sale a pasear a un palacio de congresos a ver que hay). El aburrimiento fue salvaje, y lo cierto es que yo tuve suerte porque el stand de al lado era de una empresa informática con unos chavales jóvenes, que tenían los ordenadores hasta arriba de películas, de forma que se improviso algo parecido a una sesión continua en el que las personas del resto de las empresas se acercaban a ratos con su sillita para ver las películas que nos iban poniendo. Había una empresa de chuches y con las pruebas para los clientes, fuimos tirando.
El domingo por la mañana, la dueña de una empresa de jamones, tuvo la brillante idea de anunciar por megafonía: “Se comunica a los Sres. Expositores de la feria y al señor de la chaqueta roja a una degustación de los productos de la empresa”.
Los que allí estábamos, oscilábamos entre el humor y el cabreo de perder un fin de semana con semejante tontería; sobre todo el domingo cuando apareció la reseña en los periódicos al respecto de la evolución de la feria el sábado.
La noticia era la típica reseña en el que daba cuenta de la presencia de tantas empresas, la importancia del acto, que los organizadores llevaban no se cuanto tiempo haciendo un trabajo importante para la creación de empleo y sobre todo se resaltaba la “buena aceptación y asistencia a la feria”. La realidad es que el sábado habían ido 16 personas.
La asociación envió un comunicado de prensa que los periódicos recogieron y publicaron sin preguntarse. Por otra parte, se preparó el documento para la memoria. Yo tuve que hacer un informe para mis jefes, en los que obvié lo de las palomitas, lo de la sesión continua y califiqué la asistencia como mejorable. Con eso, se mandó a los medios y a la memoria de la entidad que hubo un notable interés en los servicios que la empresa ofertaba.
Desde luego no es más que una anécdota y que no tiene, más efectos que cierta cantidad de dinero perdida por unos gastos para cada una de las empresas y la administración que no han servido absolutamente para nada. Sin embargo, lo importante es descubrir que hay dos realidades; lo que realmente ocurrió y lo que consta en todos lados que ha ocurrido. Lo cierto es que no se parecen en nada.
Se puede pensar que realmente ha sido una excepción, algo que normalmente no ocurre, pero lo cierto es que tenemos que ser conscientes de que normalmente el proceso es habitualmente el mismo. Quizás las diferencias estén en las motivaciones; a veces se maquillan los datos para ocultar fracasos, otra para captar inversores, otras veces es para conseguir ofrecer una imagen que contribuya a formar una opinión favorable a nuestros intereses, y otras directamente para tratar de estafar a alguien.
Pero, sea cual sea el motivo por el que se maquilla la realidad, estamos asistiendo ante una manipulación, en ocasiones pequeña y en ocasiones mayor, pero manipulación a fin y a cuentas.
Realmente, lo cierto es que cuando redactamos algo que alguien vaya a leer, somos conscientes de que hay determinadas cosas que nos interesa enfocar de alguna forma, algunas que debemos olvidar y otras que debemos meter (por si cuela). Alguien podría pensar que hay alguien que verifica la realidad de la información, pero lo cierto es que normalmente, lo que tenemos son más intermediarios adornando la realidad de acuerdo a otros intereses.
Si nos damos cuenta el problema es que realmente los comunicados de prensa, finalmente son marketing puro y duro. Y lo peor es que estos comunicados son admitidos sin más por los medios de prensa. Al final el trabajo de redacción se resume a tratar de coger aquellas noticias que pueden salir al papel, y en el caso extremo, se suele llamar a otros expertos, (de mano de los periodistas), para obtener visiones parecidas.
Con muchas pequeñas tonterías, al final hemos construido una realidad que normalmente tiene bastante poco que ver con la realidad que nos encontramos. Esa realidad, construida afecta a todos y a todo, y no exclusivamente en los periódicos. La OCDE, el FMI, la comisión europea, bebe de informes emitidos en todos y cada uno de los lugares, construyendo una realidad virtual.
Manipular se define como la acción de manipular, y a su vez manipular en su tercera acepción de la RAE se define como “Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”.