Corren muy malos tiempos en Villaabajo. Una crisis económica causada por una epidemia que les ha impedido trabajar ha golpeado a sus habitantes, a quienes no les ha quedado otra que endeudarse. Son todos buena gente, gente moral, que mantiene como "artículo de fe" que las deudas siempre hay que pagarlas. Pero, claro, para pagarlas hay antes que tener ese dinero del que carecen y que ha sido lo que les ha llevado a endeudarse, y para conseguirlo no les queda otra que vender algo. Pero como nadie compra para poder ahorrar, guardar dinero y así pagar sus deudas, nadie vende lo suficiente, luego nadie tiene suficiente dinero extra y nadie puede pagar sus deudas Eso es la crisis, la crisis que no les deja vivir en paz, que no les deja vivir.
Una tarde, al hotel del pueblo. llega un extraño individuo que pide una habitación, pero antes quiere comprobar si la habitación y la cama satisfacen sus especiales necesidades pues dice tener el sueño muy muy ligero. Juan, el dueño del hotel, está de acuerdo y le deja subir a la habitación a probar. Pero, como muestra de buena voluntad y de buenas intenciones, el extraño desconocido, le deja en garantía 100€.
Pues bien. Ni un segundo después del que el extraño se haya metido en el ascensor. Juan, con el billete en la mano sale corriendo y se dirige al restaurante de José, que 4stá al lado del hotel. Entra y le pone en la mano de José los 100€ a la vez que le dice: "estamos en paz". Y es que Juan le debía a José 100€ de los desayunos que este había servido por la mañana. Tras eso, Juan, tranquilo y contento, satisfecho consigo mismo, se vuelve a su hotel.
Pero la cosa no acaba aquí, pues tras la salida de Juan del restaurante, José -el dueño- se quita el mandil y también sale corriendo con los 100€ y se dirige al supermercado de Manuel, que está al lado. Entra, ve a Manuel y le da los 100€ a la vez que le dice: "estamos en paz". Y es que José también estaba endeudado con Manuel que le suministraba a crédito lo necesario para hacer los desayunos que José servía a Juan, el del hotel.
La cosa tampoco acaba aquí. Sigue. Pues Manuel, sale con el billete de su supermercado y se dirige a la casa que está justo al lado. LLama por el telefonillo al 3ºA, que es donde vive Vanessa, quien le abre y le deja subir. Al verla, Manuel le dice: "estamos en paz"...y con una sonrisa le da el billete de 100€ y tras un guiño se va. Y es que la situación en Villaabajo es tan "chunga" que hasta Vanessa se ha visto obligada a prestar sus "servicios" a crédito.
Manuel ha cogido a Vanessa ya "arreglada" para irse a su "curro". Así que esta no pierde un instante y sale tras él. Pero antes de dirigirse a su "centro de trabajo": su "esquina", se pasa por el hotel de Juan...que ya está en recepción. Se le acerca sonriente y le da los 100€, pues se los debía por el uso de una habitación para su último servicio. "Estamos en paz", le dice a Juan, a la vez que se da la vuelta y sale del hotel como airosa, como con un peso de menos.
Pero no pasa ni un minuto antes de que la puerta del ascensor se abra y salga de él el extraño viajero del principio. Se acerca al mostrador de recepción y le dice a Juan que no, que la cama no le convence, que lamentándolo mucho no se va a quedar en el hotel pues está seguro de que si lo hiciera no pegaría ojo en toda la noche, que él bien sabe que su sueño es muy especial. Juan, en paz como está, como lo están el resto de habitantes del pueblo, sabe sin embargo que esta noche,él, por fin libre de deudas, dormirá como un bendito, le dice sentir mucho que la habitación no le haya sido de su agrado , y le devuelve la garantía: el billete de 100€. Ambos se quedan en paz.
El extraño viajero, ya en la calle, saca un puro para fumárselo. Pero como sólo le queda una cerilla, y encender un puro es un proceso algo laborioso, decide hacerlo dando lumbre al billete de 100€ que le durará más que la cerilla. A fin de cuentas le da igual, pues el billete es falso.
Cosa esta que bien lo sabe él pues, a la luz del billete, la cara se ilumina y se descubre que el extraño viajero es un viejo profesor de Economía Alternativa que desde que fue expulsado por hereje de la universidad en la que impartía docencia se ha relacionado con "malas gentes", De los peorcito -según se dice. Falsificadores de moneda. Peores, para el Estado, que los violadores y asesinos.